Paleoautóctonas (26): Robinia

En este ya bastante extenso repaso de las especies paleoautóctonas de nuestro continente, nos hemos encontrado con muchas especies con un área de distribución actual muy reducida, como el ginkgo o la eucommia por ejemplo. Algunas de ellas muy raramente cultivadas en nuestro país, como el ahuehuete o incluso totalmente desconocidas, como Glyptostrobus. Hoy hablaremos de una especie que es, en cambio, muy frecuente. Tan frecuente que es incluso, en algunos países de Europa central, una de las especies más abundante en sus bosques. Como tal, a nadie le extrañará que haya sido considerada por los conservacionistas como una de la principales especies exóticas invasoras del continente. Aunque, como veremos, cabe matizar bastante esa afirmación. Estamos hablando aquí de la falsa acacia o robinia (Robinia pseudoaucacia), un árbol originario de Norteamérica que se introdujo en Europa ya en el siglo XVII y que se plantó extensamente y masivamente casi desde su introducción. El nombre "robinia" que lleva este árbol es un homenaje a Jean Robin, botánico del rey Henry IV que lo introdujo en Paris ya en 1600. Algunos de los ejemplares plantados en aquella época aún sobreviven pero no gozan ya de muy buena salud, habiendo alcanzado ya el límite de su esperanza de vida. El supuesto carácter invasor de esta especie hay que ponerlo en perspectiva teniendo en cuenta tanto los esfuerzos del hombre por expandir su rango como al largo tiempo que lleva ya establecida en nuestro continente (4 siglos ni más ni menos).





Hoy en día la robinia tiene un área de distribución muy amplia en Europa, tal como demuestra el mapa que aquí reproducimos, en el que se muestran tan solo los puntos en los que supera el 25% del arbolado. De forma dispersa está presente absolutamente por doquier, incluso en los países escandinavos así como en toda la zona mediterránea. Las regiones de transición entre el clima mediterráneo y el clima oceánico parecen, sin embargo ser aquellas en las que esta especie tiene el mayor éxito. Tal como hemos comentado antes, la robinia ha sido catalogada como invasora pero el grado de aceptación de este árbol es tal en muchos países que la erradicación de una especie tan deseada es, ya tan solo por consideraciones estrictamente "utilitarias" un sinsentido. Y es que esta especie proporciona una larga lista de servicios que ninguna otra especie es capaz de igualar: se trata de una especie maderable que produce una madera de muy buena calidad, es una planta forrajera muy importante, su néctar sostiene una importante industria melífera y, por su capacidad de fijar nitrógeno, es una importantísima recuperadora de suelos alterados. A ver quien da más en zonas deforestadas con suelos empobrecidos. Su eliminación es, a todas luces, imposible.






La robinia tiene en común con otras muchas especies consideradas invasoras el ser una especie colonizadora propia de los primeros estadios de desarrollo del bosque. Su proliferación, en muchísimos casos, tan solo marca una etapa en el desarrollo del bosque y son ya muchos los ejemplos en Europa de "bosques" de robinia en los que esta especie está mostrando ahora claros signos de retroceso, cediendo ante la presión de las especies ombrófilas del bosque, más exigentes. Tal como apunta un estudio llevado a cabo en el norte de Italia (2), la mejor manera de "luchar" contra la robinia es no hacer nada y dejar que las demás especies poco a poco se vayan imponiendo. Realmente no hacía falta ningún doctorado para llegar a esa conclusión. Tras tantos años cediendo ante la presión de los conservacionistas y de los adalides de la biología de las invasiones, los biólogos más pragmático ahora se ven obligados a reafirmar cosas que sabemos desde siempre acerca de las sucesiones biológicas. Que una especie colonizadora como la robinia "prolifere" en terrenos yermos no es una invasión. Es lo esperable en la sucesión biológica que conduce hacia la formación de un auténtico bosque. Que se mantenga durante un tiempo tampoco es nada anormal. Es simplemente el reflejo de que esas sucesiones se desarrollan a una escala de tiempo que no es la de una vida humana. Afortunadamente, la robinia lleva ya siglos establecida en nuestro continente y son ya muy claras las evidencias de que lo que los biólogos cuentan desde siempre acerca de las sucesiones biológicas se está cumpliendo a rajatabla con la robinia y con toda seguridad lo hará con otras especies similares como al ailanto o el olmo de Siberia. Es tan solo una cuestión de tiempo. Coger atajos no necesariamente conduce a donde uno piensa...


RobiniaFamilia: FabaceaeOrden: Fabales

Árboles caducifolios, espinosos, con indumento seríceo-piloso laxo en los órganos jóvenes. Tallos alternos, los jóvenes con costillas longitudinales agudas. Hojas alternas, pulvinuladas, estipuladas, pecioladas, imparipinnadas; estípulas libres entre sí, no soldadas al pecíolo, herbáceas y caducas o espinosas y persistentes; folíolos estipelados, sin pulvínulos, peciolulados, enteros. Inflorescencias axilares, en racimos péndulos, con numerosas flores. Flores olorosas, con néctar, pediceladas, con una bráctea caduca. Cáliz campanulado, con dos dientes superiores que forman un labio bidentado, 2 laterales y 1 inferior, con el tubo mucho más largo que los dientes. Corola con todos los pétalos diferenciados en limbo y uña, soldados al tálamo floral, decidua; estandarte ovado, casi del tamaño de las alas y quilla; alas obtusas, auriculadas en la base, sin rugosidades o invaginaciones; quilla falcada, aguda en el ápice, auriculada en la base del limbo, sin invaginaciones. Androceo diadelfo, con el estambre vexilar libre en la base, con frecuencia soldado al resto de los estambres en casi toda la mitad inferior, en forma de tubo cerrado y oblicuo, bifenestrado en la base a ambos lados del estambre vexilar, que alterna estambres con anteras basifijas con otros de anteras subdorsifijas; filamentos estaminales cilíndricos, glabros; anteras de subcilíndricas a ovoideas, amarillas, glabras. Ovario estipitado, con numerosos rudimentos seminales biseriados; estilo cilíndrico, claramente diferenciado del ovario en su base, fuertemente curvado cerca de la base; estigma húmedo, terminal, hemisférico. Fruto cortamente estipitado, comprimido, dehiscente, con 1-18 semillas. Semillas reniformes, lisas, sin estrofíolo. x = 10, 11.

Descripción:  Flora Iberica




Dudé bastante tiempo, antes de escribir este artículo, en qué serie iba a publicar este artículo. Muchos artículos, en efecto, insisten en la gran dificultad que presenta un grupo como las leguminosas a la hora de identificar sus restos fósiles pero sí que parece, en cambio, que su madera es bastante característica y parece que ha sido identificada con cierto grado de certeza en varios depósitos europeos, fundamentalmente miocenos (1). Otra paleoautóctona más pues...




Aunque la robinia es un árbol poco longevo, algunos individuos excepcionales aún testimonian de la época de su introducción, como éste de los jardines de Kew (Inglatera).



Tal como decíamos anteriormente, la robinia se considera una especie exótica invasora en algunos países europeos. En España, por ahora aún queda relegada al anexo II de la lista de especies exóticas invasoras. Es decir, el listado de especies exóticas con potencial invasor. Parece difícil de creer, sin embargo, que los europeos vayan a renunciar a poder hacer uso de una especie tan valiosa y tan versátil. Renunciar a los valiosísimos servicios que presta esta especie equivaldría un poco a tirarse una bala en el pie. Más aún en una época de grandes cambios en la que las especies colonizadoras probablemente vayan a desempeñar un papel muy importante en el futuro. Estas especies, en efecto, deberían verse favorecidas por la masiva mortandad de las especies que aún hoy prevalecen en nuestros bosques pero que tienen que lidiar con condiciones cada vez más desfavorables en su actual área de distribiución...



(1) Selmeier A. (2001) / Silicified Miocene woods from the North Bohemian Basin (Czech Republic) and from Kuzuluk, district Adapazari (Turkey) / Mitt. Bayer. Staatsslg. Paläont. hist. Geol., Vol.41, pp. 111-144
(2) Renzo Motta1, Paola Nola, Roberta Berretti (2009) / The rise and fall of the black locust (Robinia pseudoacacia L.) in the “Siro Negri” Forest Reserve (Lombardy, Italy): lessons learned and future uncertainties / Ann. For. Sci., Vol. 66, 41



3 comentarios

  1. Robinia is now a North American genus, but traces of it are found in the Eocene and Miocene rocks of Europe.[7] "Robinia psudeoacacia factsheet" (PDF). USDA. Retrieved 14 July 2016.
    Black locust is a typical early successional plant, a pioneer species, it grows best in bright sunlight and does not handle shade well.[8] It specializes in colonizing disturbed and edges of woodlots before it is eventually replaced with more shade-tolerant species. It prefers dry to moist limestone soils but will grow on most soils as long as they are not wet or poorly drained.[8] This tree tolerates a soil pH range of 4.6 to 8.2.[16] Within its native range it will often grow on soils of Inceptisols, Ultisols, and Alfisols groups. Black locust does not do well on compacted, clayey or eroded soils. Black locust is a part of the Appalachian mixed mesophytic forests.

    Black locust is not a particularly valuable plant for wildlife[citation needed], but does provide valuable cover when planted on previously open areas. Its seeds are also eaten by bobwhite quail and other game birds and squirrels. Woodpeckers may also nest in the trunk since older trees are often infected by heart rot.

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  2. Apesar desta espécie ser considerada uma colonizadora em boa verdade é apenas uma colonizadora local no sentido que as sementes não se dispersam pelo ar e por isso não consegue colonizar a grande distância necessitando de ajuda de água, aves, animais ou pessoas para se dispersar ao contrário de salgueiros, choupos e bétulas que se dispersam por via aérea e que por isso são muito mais eficientes na sua dispersão.

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