Sueño pliocénico (2)

La constatación de que muchas especies o géneros que estuvieron presentes a finales del Terciario en Europa sobreviven hoy en otros continentes no es nueva. El descubrimiento de varios yacimientos con restos de plantas muy bien preservados llevaron ya los biólogos del siglo XIX a establecer una relación entre esas floras fósiles y las actuales floras de Norteamérica y del E de Asia. Al tratarse, además, para muchos, de especies y de géneros que ya se venían cultivando en distintos parques y jardines europeas, quedaron ya bien establecidas las identidades de muchas de esas plantas.



Zelkova ungeri Kovats, Upper Pliocene, Willershausen am Harz, Germany / The Fossil Forum



Los estudios y descubrimientos posteriores y la considerable aportación de la palinología nos dibujan la imagen de un continente europeo cuya vegetación aún no había sufrido en el Plioceno los peores efectos de las glaciaciones cuaternarias. La flora de nuestro continente era entonces infinitamente más rica e incluía buena parte de las familias y géneros hoy presentes en otras zonas templadas y cálidas del Hemisferio Norte. Ante la constatación de que nuestro clima está cambiando y nos está acercando cada día más a las condiciones de aquella época y ante el temor de que la escasa biodiversidad de nuestros bosques en algún momento se nos pueda volver en contra, surge naturalmente la tentación de traer de vuelta parte de esa flora para ir enriqueciendo nuestros bosques y de esa manera aumentar su resiliencia ante el cambio climático.



El género Liquidambar tuvo en el Terciario un área de repartición muy extensa. Hoy tan solo sobrevive, en Europa, en algunos puntos del S de Turquía y en la isla de Rodas.



Los que siguen regularmente este blog ya sabrán que la creación de uno o de varios bosques pliocénicos en la Península es un sueño que persigo desde hace bastante tiempo (Sueño pliocénico). Un sueño difícil de realizar, sin embargo, a tenor de las fuertes reticencias que despierta la idea de introducir especies exóticas en nuestro páis y el hecho de no haber nacido en el seno de alguna familia que poseyera algún terreno que se pudiese dedicar a estos menesteres. Pero un sueño que alimento presentando en este blog las distintas especies que convivían en nuestros bosques a finales del terciario. Quien sabe, igual a alguien le seduzca la idea y si mi blog puede servir, muy humildemente, para guiar los esfuerzos de alguna persona interesada en realizar un proyecto similar, ya habrá valido la pena perder el tiempo en escribirlo. Lo más parecido a lo que planteo, por ahora es el jardín del Príncipe de Aranjuez, que es ya una buena muestra de la diversidad de los bosques aluviales y de ribera del Plioceno (Taxodium, Platanus, Liquidambar, Carya).



Vista del Estanque de los Chinescos, en eñ Jardín del Príncipe de Aranjuez, con uno de los dos ahuehuetes gigantes que crecen en su orilla.



En otros países europeos la idea ya se está llevando a cabo en al menos dos localidades. La primera de ellas corresponde a un proyecto llevado a cabo por un grupo del Museo de Ipswich llamado "GeoSuffolk", que se dedica a "promover la comprensión y la apreciación del paisaje y la geología de Suffolk". A proximidad de uno de los mejores afloramientos del "Coralline Crag", un depósito de edad pliocénica, ese grupo está plantando en un terreno privado buena parte de las especies identificadas en el análisis palinológico de ese depósito sedimentario. Una descripción de ese bosque se puede leer en la página web del grupo dedicada a este proyecto (Pliocene Forest). De esa página tomo prestada la fotografía que muestro a continuación, en la que se puede ver el aspecto actual de ese pequeño bosque incipiente.



Otro proyecto similar surgió en circunstancias parecidas en la antigua RDA. En las minas de lignito a cielo abierto de la Baja Lusacia, en efecto, se encontraron numerosos fósiles de plantas del Mioceno que se conservaron en el antiguo Museo de la Naturaleza y el Medio Ambiente de Cottbus. La Asociación de Ciencias Naturales de la Baja Lusacia, en cooperación con Gartenschau GmbH Cottbus se ha propuesto reconstituir un bosque de aquella época en uno de los parques de la ciudad (Spreeauenpark), basándose en los fósiles encontrados en esos depósitos. Una breve descripción se puede leer en esta página de la propia asociación.



Los bosques pliocénicos que planteo crear aquí en España tendrían en realidad una doble finalidad. La primera es similar a la de los dos proyectos que hemos descrito y sería la de hacer descubrir al público interesado las especies vegetales que poblaban nuestra geografía a finales del Terciario (Plioceno). La segunda es la de establecer pequeños arboretos en los que se pueda estudiar el crecimiento de esas especies "paleoautóctonas" en condiciones climáticas cambiantes y que esos arboretos puedan servir, llegado el caso, de bancos de semillas si se demostrase que alguna de estas especies se pudiese utilizar a otra escala y con otros fines (como especie forestal). La diversidad de las condiciones climáticas de la Península invita, de todos modos, más bien a pensar en un proyecto llevado a cabo en distintas localidades y en distintos tipos de ecosistemas. O sea, establecer una pequeña red de arboretos que refleje de alguna manera la diversidad de medios que ya existía en aquella época en nuestro país. Aunque esta idea de crear pequeños bosques pliocénicos va un paso más allá al "rescatar" especies y géneros hoy en día desaparecidos de nuestra geografía, en realidad se inscribe en la necesidad de tomar en cuenta el cambio climático en nuestra política forestal y la urgente necesidad de estudiar y testear cuales serán las especies y/o variedades mejor adapatadas a cada territoriio en un futuro no muy lejano.



El arboreto de Lourizán, además de su famoso parque, posee también terrenos en los que un proyecto conjunto de 4 países de la fachada atlántica se está llevando a cabo para conocer la respuesta y determinar las posibles especies a emplear en el futuro. / ARBORETO REINFFORCE



Aunque nunca han dejado de existir (ver ejemplo de Lourizán), creo que sería una sana idea la de rescatar esas plantaciones experimentales que hicieron los ingenieros forestales a partir del siglo XIX para testear las posibilidades de las distintas especies y variedades tanto indígenas como exóticas. Algunas de esas plantaciones se han convertido, con el tiempo, en arboretos. Otras quedaron más o menos abandonadas. Pero todas, creo yo, nos enseñaron algo acerca de esas especies. De no haber sido por la iniciativa de algún ingeniero forestal algo curioso (algunos dirían que loco), ¿ quién se atrevería a decir hoy que el Sistema Central tiene un clima ideal para acoger la secuoya gigante (Secuoyas en la Sierra de Guadarrama)? Cualquier iniciativa orientada a la preservación de nuestra riqueza biológica y a mitigar los efectos del cambio climático debería, creo yo, ser apoyada con valentía y con decisión. Este país y este continente necesitan del establecimiento de una tupida red de arboretos en los que las distintas especies (no solamente arbóreas, sea dicho de paso) puedan ir "moviéndose" hasta encontrar los lugares más favorables para cada una de ellas. Aunque la ciencia pura y dura tenga mucho que decir para orientar este tipo de proyectos, creo importante también que estos proyectos dejen la puerta abierta a la experimentación, con su parte de éxito y de fracaso. De esas experiencias se nutre la ciencia "empírica" y también el entusiasmo de quienes llevan a cabo este tipo de proyectos sin escatimar medios y tiempo.

Grosso modo, estas son las especies "paleoautóctonas" que se podrían considerar en un tal proyecto (además de las nativas, por supuesto, que se pretende proteger aumentando la resiliencia de los actuales bosques gracias a la introducción de especies más termófilas):



Zonas pantanosas

Taxodium distichum, Glyptostrobus pensislis, Nyssa aquatica, Quercus palustris, Myrica, Sapotaceae

Se trata de un tipo de ecosistema que desapareció por completo del continente europeo durante las glaciaciones. Su ausencia actualmente se debe más a la imposibilidad que tenían esas especie para efectuar un regreso que a razones estríctamente climáticas, ya que una especie como el ciprés de los pantanos es perfectamente capaz de soportar temperaturas muy bajas en invierno.



Manglares

Avicennia

Las heladas ocasionales por debajo de -4 grados son aparentemente el factor limitante en la repartici´ón del mangle negro, que en Estados Unidos alcanza el norte de Florida. Es muy probable que las condiciones climáticas ya estén reunidas en muchos puntos del S de Europa para que regrese esa especie y este tipo de vegtación ().



Bosques de ribera y aluviales

Taxodium mucronatum, Carya illinoinensis, Nyssa chinensis, Pterocarya fraxinifolia, Platanus orientalis, Liquidambar orientalis, Symplocos sp.

Los bosques de ribera y aluviales eran infinitamente más ricos antes de las glaciaciones y muchas de esas especies lograron sobrevivir bastante tiempo antes de desaparecer total o parcialmente del continente europeo. En el delta del Emba (Mar Caspio, Kazajistán), muchos de esos géneros (Nyssa, Carya) alcanzaron el Holoceno. Platanus y Liquidambar lograron sobrevivir hasta nuestros día en el E de la Cuenca Mediterránea. A estas especies hay que añadir el hecho de que muchas especies de los bosques caducifolios de hoja ancha y mixtos a menudo encentran en estos bosques aluviales un refugio durante los periodos menos favorables.



Vegetación esclerófila o xerófila de zonas muy secas

Argania spinosa, Acacia sp., Prospis sp., Tetraclinis articulata, Cupressus atlantica

Durante buena parte del Mioceno y del Plioceno, el clima en muchas regiones de la Península fue mucho más seco que el actual. Se desarrolló en amplias zonas una vegetación tipo sabana e incluso subdesértica en las que muchas especies adaptadas al calor y a la sequía estuvieron presentes. Muy pocas lograron sobrevivir en el continente europeo pero tienen, claramente, un gran porvenir en él visto lo visto...



Bosques submediterráneos

Ostrya carpinifolia, Carpinus orientalis, Quercus cerris, Cupressus sempervirens, Ginkgo biloba, Platycladus orientalis

Comparados con sus equivalentes orientales, nuestros bosques submediterráneos han sufrido un claro empobrecimiento, dominando en ellos por lo general una única especie. La mayoría de esas especies tuvieron antes de las glaciaciones un área de distribución circunmediterránea. Se incluye en este grupo, tentativamente, dos especies como Ginkgo biloba y Platycladus orientalis, que tienen una relativa buena resistencia a la sequía.



Bosques caducifolios de hoja ancha y mixtos

Liriodendron tulipifera, Aesculus hippocastanum, Carya sp., Zelkova carpinifolia, Parrotia persica, Quercus castaneifolia, Cephalotaxus sp. Cyclocarya paliurus, Eucommia ulmoides, Ginkgo biloba, Torreya sp., Phellodendron sp., Alangium sp., Catalpa

El número de taxones en este tipo de bosques era elevadísmo a finales del Terciario.



Bosques perennifolios de hojas anchas y mixtos

Ocotea foetens, Persea indica, Sassafras sp., Quercus canariensis, Cinnamomum glanduloides, Trachycarpus fortunei, Keteleeria sp., Cephalotaxus fortunei, Cryptomeria japonica, Pseudotsuga sinensis, Cunninghamia sp., Calocedrus sp., Engelhardtis spicata, Altingia, Podocarpus

Este tipo de ecossitema está restringido actualmente a escasas localidades y, claro está, a las islas macaronésicas. Este tipo de bosque podría hacer su aparición en cuotas bajas en buena parte de la fachada atlántica y a lo largo de los Pirineos. El primer síntoma de su aparición es la naturalización en algunas regiones (N de Italia y S de SUiza) de especies de hojas lauroides.



Bosques mixtos de coníferas (zonas montañosas)

Cedrus atlantica, Abies pinsapo, Tsuga sp., Cathaya argyrophylla, Sciadopitys verticillata, Picea sp., Larix decidua, Sequoiadendron giganteum, Sequoia sempervirens, Pseudotsuga menziesii



3 comentarios

  1. Hola. Muy interesante tu blog. Por qué interesa reintroducir especialmente las especies del período terciario? No entiendo mucho del tema. Recién descubro tu blog y leí algunos artículos, estaba averiguando sobre la araucaria

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    1. Gracias por el interés. Personalmente apostaría por esas especies por una razón climática y biogeográfica: esas especies estuvieron presentes en tiempos en los que el clima fue muy similar al actual o futuro y convivieron y siguen conviviendo con especies hoy presentes en nuestros bosques. Eso creo que nos da una cierta garantía de que no va a ocurrir nada raro en caso de que esas especies regresen. Por ponerte un ejemplo, el plátano y el liquidambar conviven en el E de la cuenca mediterránea con sauces, álamos y alisos y no parece que tendrían mucho problema en hacer lo mismo aquí. Son, además, muchas veces especies amenazadas, que sobrevivieron en áreas muy restringidas. Permitiéndoles expandirse, aseguraríamos su futuro además de incrementar la biodiversidad de nuestros bosques, que es bastante pobre. Si lo piensas bien, la mayoría de ellos están dominados por una única epecie. Si esa especie vuiene a morirse...

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  2. Hola, hablando de bosques perennifolios y latifolios, encontré en bosques de este tipo en los Himalayas la especie Quercus lamellosa creo que sería potencialmente interesante.

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