En este artículo volvemos a la España "verde", que ya descubrimos en parte al examinar el caso de Galicia en un artículo anterior. A diferencia de gran parte de Galicia, la franja cantábrica de la Península tiene un clima más marcadamente oceánico, con precipitaciones mejor repartidas a lo largo de todo el año. Si bien las precipitaciones disminuyen en los meses de verano, se mantienen por lo general a un nivel por encima de los 30 mm que marcan la diferencia entre el clima Cfb, templado sin estación seca con veranos suaves y el clima Csb, templado con veranos secos y suaves, que vimos que ocupaba gran parte de las zonas interiores y del S del litoral atlántico de Galicia..
Vista Parque Natural de Redes, Principado de Asturias / Fotografía: SusoRedondo / Licencia: CC BY-SA
En ese contexto climático, los bosques de frondosas (robles y hayas) son el tipo de vegetación predominante en toda esa área, siendo muy parecidos a los que se pueden observar en buena parte de Europa occidental y central. Cabe sin embargo destacar la ausencia de algunas especies que no lograron "volver" tras la última glciación, como pueden ser el carpe (Carpinus betulus) y el abeto (Abies alba, que forma bosques mixtos con el haya en los Pirineos y cuya ausencia demuestra cuan difícil resulta para algunas especies colonizar todas la zonas que les son teóricamente favorables. A nadie se le escapa que contrariamente a robles y hayas, la dispersiñón de estas dos especies depende fundamentalmnte del viento...
Izquierda: mapa climático de la Península Ibérica mostrando la repartición de los climas según la clasificación de Köppen-Geiger. Derecha: mapa mostrando el balance entre precipitación y evapotranspiración.
La subida de las temperaturas en esta región hará que, tal como vimos en el caso de Galicia, pronto superemos en muchas zonas el umbral de los 22 grados de temperatura media del mes más cálido, lo que convertiría el clima de esta región al tipo Cfa, templado sin estación seca con veranos calurosos, muy poco difundido en Europa actualmente. En la Península Ibérica, una estrecha franja al S de los Pirineos tiene hoy en día este tipo de clima. En el resto de Europa, es el clima actual de regiones como el valle del Po al S de los Alpes, algunas regiones de los Balcanes, el N de Turquía, Georgia y una pequeña zona del S del Mar Caspio.
Mapa de ubicación de los climas subtropicales húmedos.
A poco que las temperaturas medias suban un par de grados, una ciudad como Santander tendrá un clima de tipo Cfa o Csa "húmedo" o "perhúmedo", muy diferente del de otras regiones de clima Csa del interior de la Península en las que la sequía estival es mucho más prolongada y acentuada. Si comparamos los climogramas de Santander y de Ramsar, a orillas del Mar Caspio, vemos que son bastante similares, con una repartición de las precipitaciones más desigual en Ramsar, donde las lluvias en otoño son mucho más importantes que en primavera, siendo en ambos casos el verano un periodo claramente más seco que el resto del año. La gran diferencia reside en el nivel de las temperaturas veraniegas, sensiblemente más altas en esa región del N de Irán. La subida de las temperaturas medias observada durante las últimas dos décadas nos acerca sin embargo cada vez más a condiciones similares a las del S del Mar Caspio. De hecho, el parecido entre ambas regiones no se limita al clima: la situación de ambas costas al sur de un mar, con la presencia de una cadena montañosa próxima a la costa que separa ambas franjas costeras de regiones interiores mucho más secas no deja de llamar la atención. Resulta pues, creo yo, de lo más interesante saber qué tipo de vegetación crece en esta región y en otras zonas de clima Cfa/Csa húmedo del mundo.
Climogramas de Santander (izquierda) y de Ramsar (derecha)
Aunque Irán es un país en el que predominan los climas áridos, la franja de costa que bordea el Mar caspio disfruta de un nivel de precipitaciones muy superior al del resto del país, convirtiéndola en una región muy verde cubierta por extensos bosques constituidos por especies relictas del Terciario que encontraron aquí un refugio durante las glaciaciones del Cuaternario. Especies que tuvieron una amplia distribución en el continente europeo antes de sucumbir ante el envite del frío. Algunas de esas especies se mantuvieron casi hasta nuestros días en el S de Europa. Es el caso, por ejemplo, de la zelkova (Zelkova carpinifolia), aún presente en el centro de Italia hace tan solo 33.000 años. El género logró mantenerse milagrosamente en Sicilia y en Creta pero desapareció tras esa fecha de la parte continental de Europa. Lo mismo cabría decir de la pterocaria del Cáucaso (Pterocarya fraxinifolia), cuyo polen se ha encontrado en sedimentos datados de hace unos 70.000 años en la laguna del Cañizar en la provincia de Teruel) o del árbol del hierro (Parrotia persica) aún presente en Grecia en los últimos periodos interglaciares. Otras especies como el caqui (Diospyros lotus), en cambio, desaparecieron mucho antes.
El Bosque Hircano del Norte de Irán en la región de Javaherdasht, Provincia de Gilan. Fotografía: Hamid Gholizadeh
El bosque hircano no es la única región del mundo en albergar especies y géneros que estuvieron presentes en Europa antes de las glaciaciones. De hecho, las que sobrevivieron en esa región del Bosque Hircano y del Cáucaso tan solo son una pequeña muestra de la rica biodiversidad que tuvo este continente en épocas pretéritas. Para encontrar algo parecido hoy en día hay que desplazarse hasta China o Norteanérica, donde la geografía permitió que buena parte de esos taxones sobrevivieran, algunos casi a punto de extinguirse. Es el caso del hoy en día muy popular ginkgo (Ginkgo biloba), que vemos ahora plantado en muchas ciudades españolas o del mucho más desconocido árbol de la gutapercha (Eucommia ulmoides), aún presente en la Península Ibérica hace aproximadamente 1,3 millones de años, cuando los primeros hombres ya habían hecho su aparición. Podríamos así citar decenas de géneros, cosa que no haré para no matar de aburrimiento al lector. Remito a mi libro dedicado a las especies paleoautóctonas quienes tengan interés en profundizar este tema (disponible aquí).
Los bosques subtropicales deciduos o perennifolios de SE de China han conservado una rica biodiversidad que convierten esa región en un auténtico reservorio de especies relictuales del Terciario. En la fotografía el bosque de Baishanzu. / Autor desconocido.
Es interesante notar que la intuición de los ingenieros forestales les llevó a testear algunas especies exóticas que les parecían bien adaptadas al clima de esta región y que resultaron ser especies que estuvieron presentes en esa misma región antes de las glaciaciones. Resulta muy llamativo, por ejemplo, que a escasos kilómetros del famoso bosque de secuoyas de Cabezón de la Sal, en Cantabria, se descubriera más tarde un yacimiento en Carranceja en el que se identificaron restos de madera pertenecientes a distintas especies entre las que se encontraba , precisamente, la secuoya (Sequoia sp.). Lo mismo cabría decir, posiblemente, del "sugi" (Cryptomeria sp.), por utilizar el nombre japonés de otra especie también presente en la cornisa cantábrica en aquella época y plantada hoy en día en el País Vasco, donde encuentra condiciones muy favorables a su desarrollo. Ambas especies son buenos ejemplos de Gimnospermas adaptadas a climas cálidos y húmedos similares a los que tuvo el continente europeo antes de las glaciaciones y hacia los que nos lleva el calentamiento climático que hemos iniciado recurriendo al uso de los combustibles fósiles.
Las secuoyas del Monte Cabezón llaman sobre todo la atención por lo insólito de su presencia, aunque no deja de ser una plantación demasiado densa que ganaría mucho en ser aclarada y en incorporar otras especies. / fotografía: Rodelar / Licencia: CC BY-SA
Aunque la subida de las temperaturas no haya puesto aún en peligro las especies presentes en este territorio, tarde o temprano favorecerá el establecimiento de especies más termófilas que tomarán poco a poco el relevo de las especie actuales que tendrán que buscar a mayor altitud su óptimo climático. Qué especies constituirán los bosques de mañana a baja altitud es la pregunta del millón. Nuestros parques y jardines están llenos de candidatos y algunas de esas especie no han esperado para naturalizarse localmente, tal como ocurre con la pterocaria china o el castaño de Indias en el País Vasco. Otras muchas especies seguirán su estela y solo depende de nosotros escoger qué tipo de bosque tendremos en el futuro. Yo creo que una miradita al pasado nos puede guiar. Favorecer el regreso de las paleoautóctonas me parece una buena manera de no errar demasiado en ese empeño...




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