Al examinar el mapa climático actual de la Península, podemos observar que toda la franja mediterráneaa de la Península Ibérica entre la frontera francesa y el cabo de la Nao disfruta de un clima típicamente mediterráneo, de tipo Csa, templado con veranos secos y calurosos, que se prolonga hacia el norte por toda la zona costera del S de Francia. Es el dominio típico del bosque mediterráneo, dominado en esta región por la subespecie ilex de la encina (Quercus ilex), del que queda escasísimos restos en toda esta región. Ha sido generalmente sustituído por formaciones arbustivas como el maquis, sobre subtratos ácidos, y la garriga sobre substratos calcáreos o, en zonas mucho más degradadas, por formaciones de subarbustos y de herbáceas que dan a muchas zonas un caracter árido que no es consecuencia del clima, sino de la actividad humana (desforestación, sobrepastoreo, incendios, etc).
Las zonas con un clima templado de veranos secos y calurosos (CSa) forman una banda casi continua desde la frontera francesa hasta el N de la provincia de Alicante.
A nivel geomorfológico, existe un fuerte contraste en toda esta franja litoral, entre los relieves del interior (Cordilleras Costero-Catalanas, Sistema Ibérico), que llegan a menudo muy cerca de la costa, y la zona de costa propiamente dicha, en la que se han desarrollado llanuras fruto de la sedimentación reciente tras la estabilización del mar a comienzos del Holoceno. Tïpicamente, a una zona de glacis y de depósitos deltaicos pleistocenos, que descienden progresivamente hacia el mar desde una cuota que puede alcanzar los 100 metros de altitud le sucede una llanura formada durante el Holoceno y situada a muy poca altitud, a menudo ocupada por humedales y aislada del mar por un cordón dunar más o menos bien desarrollado. Estas zonas más o menos extensas de marjales son zonas inundables que reciben aportes cuando los ríos de esta región se desbordan o son alimentadas por aportes subterráneos a partir de las sierras próximas, en las que el agua se infitra con cierta facilidad (son predominantemente calizas).
Mapa geomorfológico de la región de Valencia.
El cambio climático actual tendrá fundamentalmente tres consecuencias en esta región. La primera es una consecuencia directa de la subida de las temperaturas, que se va a marcar por un aumento de la aridez y el correlativo alargamiento del periodo con déficit hídrico. El clima de esta zona, actualmente encuadrado en el tipo CSa de la clasificación de Köppen-Geiger (clima templado con veranos secos y calurosos) pasará a ser de tipo BSh, o sea un clima estepario caluroso, mucho menos favorable al desarrollo de una vegetación arbórea. El climograma de Almassora muestra bien como ya se ha franqueado en algunos enclaves de la costa los 18 grados de temperatura media anual que marca la transición del clima estepario frío al estepario cálido que ya es, por ejemplo, el de Valencia capital.
Climograma de Almassora. La región de Castellón, al igual que la de Valencia, es un pequño enclave de clima más árido (BSk) en esta franja de clima mediterráneo. Se aprecia muy bien en estos datos como el clima está cambiando a un tipo de clima aún más árido (BSh) a consecuencia de la subida de las temperaturas. Datos de Aemet.
Este clima estepario cálido sustituirá por completo al clima Csa actual en toda la franja litoral mediterránea, quedando relegado el clima mediterráneo típico a zonas más favorables en altitud o más al norte. El cambio de vegetación que implica ese cambio de clima puede que no se vaya a percibir demasiado y venga simplemente a apuntalar la desertificación más o menos pronunciada que han sufrido muchas zonas de esta región a lo largo de los últimos milenios, convirtiéndola ya en definitivamente irreversible.
Tipos de clima de la clasificación de Köppen-Geiger para el periodo de referencia 2071-2100 / Climate zones on the move
Una especie de árbol bastante emblemática ilustra perfectamente, creo yo, la expansión de estos tipos de climas y la importancia que desempeña el hombre en este proceso: el araar (Tetraclinis articulata). Este árbol crece fundamentalmente en el N de África en regiones con el mismo tipo de clima que se espera a finales de siglo en toda esta región (BSh). En la Península Ibérica está presente en un área muy restringida alrededor de la ciudad de Cartagena, no estando aún muy claro si se trata realmente de una especie autóctona o de un arqueofito, traído a España en tiempos históricos. Poco importa de todos modos. El caso es que encontró en esa región un clima favorable y eso permirió que se mantuviese hasta nuestros días. Desde hace varias décadas, el araar se ha utilizado bastante como planta ornamental o para pequeñas repoblaciones en zonas aridificadas. Lo interesante, sin embargo, es que en muchas de estas regiones, y en particular en la Comunidad Valenciana, ha mostrado una clara tendencia a naturalizarse. Algo que era de esperar viendo como está evolucionando el clima en toda la vertiente mediterránea de la Península. Los proyectos de protección del araar, únicamente centrados en propiciar la recuperación de las poblaciones de Cartagena igual estén errando el tiro. La propia naturaleza, afortunadamente, se está encargando de expandir el área de esta especie y puede que en realidad estemos malgastando nuestros esfuerzos en zonas que tal vez ya no sean las más favorables para ella...
Citas de Tetraclinis articulata reportadas por los usuarios del foro Repoblación Autóctona. Azul: regeneración natural de la especie. Rojo: plantaciones hechas con esa especie.
La segunda consecuencia de la subida de las temperaturas en esta región es el considerable aumento del número de especies exóticas naturalizadas. Al permitir el clima la superviviencia de un número mucho más elevado de especies provenientes de otras zonas templadas y subtropicales, el número de especies introducidas ha crecido de forma brusca a partir de los años 70. Este brusco aumento se debe seguramente en parte a un aumento del comercio de plantas desde otras partes del mundo, pero traer más plantas de fuera no aumenta la probabilidad de que esas plantas sobrevivan. Parece evidente que el aumento de las temperaturas ha desempeñado un papel fundamental en el establecimiento y superviencia de esas plantas.
Evolución histórica del número acumulado de especies de plantas vasculares alóctonas introducidas en la Comunidad Valencian en los últimos 200 años. Css. Ciències, 2024.
Al haber un mayor número de especies introducidas, lógicamente aumenta la probabilidad de que algunas de esas especies no solamente se naturalicen sino que aumenten sus poblaciones y sean consideradas / percibidas como especies invasoras. El mapa a continuación, que merecería ser actualizado, muestra perfectamente como toda la costa mediterránea se ha convertido en la puerta de entrada de estas especies.
Riqueza de especies vegetales invasoras (número de especies) por cada 10 × 10 km / Gassó et al, 2009.
Muchas especies exóticas forman ya parte del paisaje valenciano. Se me haría muy difícil imaginar los campos de la llanura litoral sin sus washingtonias y sus palmeras canarias o muchos pueblos valencianos sin sus características araucarias. No tengo muy claro lo que el futuro nos deparará, pero me parece evidente que la vegetación de esta región ha cambiado ya para siempre y las plantas exóticas están llamadas a desempeñar en ella un papel muy importante. Los cambios que estamos viviendo tienen un carácter irreversible e imaginar una vuelta a situaciones que llevan ya miles de años comprometidas por la acción del hombre es una quimera a estas alturas.
Washingtonias y palmeras canarias creciendo en un campo abandonado en la región de Moncófar (Castellón) / Fotografía: Adrián Rodríguez / Licencia: Dominio Público
La tercera consecuencia del cambio climático ya la hemos evocado en el primer artículo de esta serie, que dedicamos a la Marjalería de Castellón, y es la subida del nivel del mar a consecuencia de la expansión del agua de los océanos y del derretimiento de los glaciares alpinos y polares. Tal como vimos, son subidas aún poco importantes pero en zonas situadas muy poco por encima del nivel del mar, como todas las zonas de marjales presentes a lo largo de toda la costa mediterránea, las consecuencias podrían ser importantes y ocurrir mucho antes de lo que pensamos. Muestro en la figua a continuación cuales serían las zonas afectadas en la región de la Albufera de Valencia, que corresponden aproximadamente a la zona que quedó inundada en la DANA de 2024. La diferencia, claro está, es que si sube el mar será ya para quedarse para siempre en las zonas que ocupe. Más teniendo en cuenta que ese metro de subida del nivel del mar que hemos considerado tan solo es el primero de los muchos metros que aún subirá en los siglos venideros si no logramos pronto parar el cambio climático...
A la izquierda, zonas que quedarían recubiertas por el mar si el nivel de éste subiese 1 metro. A la derecha: zonas inundadas por la DANA de 2024.
Lo mismo podríamos decir de otras muchas zonas como el delta del Ebro, al que dedicaremos un artículo específico por la importancia que tiene como área natural.


No hay comentarios:
Publicar un comentario