Tras documentar, gracias a Internet, la presencia del cedro del Atlas en la Península Ibérica, me parecía una buena idea dedicar otro artículo a las secuoyas. Árboles fascinantes por las extraordinarias dimensiones que alcanzan, las secuoyas también han sido plantadas en la Península, aunque parece que más bien a título experimental. Resulta sin embargo sorprendente ver el resultado de esas plantaciones. Ambas especies, originarias de la costa oeste de Norteamérica, han encontrado en la Península Ibérica condiciones de desarrollo bastante similares a las que prevalecen en su área de distribución natural. Las secuoyas rojas (Sequoia sempervirens) encuentran, a lo largo de la costa cantábrica, condiciones de humedad y de temperatura similares a las de la costa NW de los EEUU. En cuanto a la secuoya gigante (Sequoiadendron giganteum), propia del piso mediterráneo montano de California, parece relativamente fácil entender que haya encontrado condiciones favorables a su desarrollo en las montañas de la región mediterránea.
Cabezón de la Sal (Cantabria)
En los años 40 del pasado siglo se plantaron, en una parcela de 2,5 hectáreas situada en el Monte de Las Navas, a proximidad de Cabezón de la Sal (Cantabria), unas 800 secuoyas rojas (Sequoia sempervirens) . Esa iniciativa formaba parte de los planes del régimen franquista para alcanzar la autosuficiencia. El crecimiento rápido de las secuoyas fue, claramente, lo que convenció los ingenieros de aquella época de llevar a cabo ese proyecto. Sin entrar en el debate de si era lo más idóneo, el caso es que esas secuoyas se han desarrollado sin problemas (algunas alcanzan ya unos 36 metros de altura) y forman hoy un pequeño y peculiar bosque que no pasa desapercibido. Tanto que fue declarado Monumento Natural en el año 2003.
El bosque de secuoyas rojas de Cabezón de la Sal. Fotografía: Pedro M. Martínez Corada / Licencia: Creative Commons
Poio (Pontevedra)
El bosque de secuoyas de Poio tiene una historia muy particular. Como todos recordaréis, en 1992 se celebró por todo lo alto el quinto centenario del descubrimiento de América. Uno de los eventos más destacados de aquél año fue la Expo de Sevilla, que dejó en aquella ciudad una huella imborrable. Pero hubo otras iniciativas mucho más sorprendentes. Una de ellas fue el regalo que hizo el gobierno americano a España (fruto de una resolución del Congreso de Estados Unidos): un bosque de secuoyas rojas (Sequoia sempervirens) que los americanos llamaron “el Bosque de Colón”. Las cosas no se hicieron de manera improvisada. Se escogió el lugar cuidadosamente, analizando incluso la composición del suelo. Se plantaron en aquel lugar 500 secoyas, lo que es más o menos una cifra equivalente al número de secoyas que sobrevivieron en Cabezón de la Sal.
El bosque de secuoyas rojas de Poio. Fotografía: La Voz de Galicia
Sierra de Guadarrama (Segovia)
Las personas que visitan la Casita del Príncipe en el Escorial o los palacios de la Granja se quedan atónitos viendo las dimensiones que han alcanzado las secuoyas gigantes (Sequoiadendron giganteum) que se plantaron en los respectivos jardines de esos palacios a mediados del siglo XIX. Tal como lo comentaba al principio de este artículo, no resulta demasiado sorprendente teniendo en cuenta de donde proviene este árbol. Lo que muchas personas ignoran, sin embargo, es que a muy poca distancia de estos emblemáticos lugares, en plena sierra de Guadarrama, existen pequeñas poblaciones de secuoyas que se han desarrollado en condiciones totalmente naturales. Tuve la ocasión de visitar una de ellas, que describí en un artículo de este mismo blog (Secuoyas en la Sierra de Guadarrama) pero no sé si existen otras en otros punto del Sistema Central. Lo más destacable de esta pequeña población con un estado de salud envidiable es el hecho de que probablemente sea el único lugar del mundo en el que hay indicios de regeneración natural de la especie. Este simple hecho, creo yo, debería ser suficiente para que estas pequeñas poblaciones queden protegidas por alguna figura legal.
Las secuoyas de las Hondillas sobresaliendo entre los pinos.
Sierra de Huétor (Granada)
A juzgar por las vistas aéreas del lugar, la plantación llevada a cabo con secuoyas gigantes (
Sequoiadendron giganteum) en la Sierra de Huétor (Granada) debe tener una importancia similar a la que he podido observar en la Sierrra de Guadarrama. A juzgar por los testimonios y las fotografías que he podido encontrar en internet, su estado de salud es sin embargo más preocupante, habiéndose secado últimamente algunos ejemplares. Quedan, sin embargo, secuoyas para aburrir.
Las secuoyas gigantes de Bolones. Fotografía: waste.ideal.es
Pues nada, si acaso tenéis constancia de la existencia de algún otro bosque de secuoyas en algún otro sitio de la Península, no dudéis en señalarlo. Tened en cuenta que existen secuoyas o grupos de secoyas en otros lugares, pero ninguno de ellos tiene la importancia de los lugares que se describen en este artículo.
El cedro del Atlas (
Cedrus atlantica), árbol emblemático de las altas montañas del Magreb, ha sido utilizado por los ingenieros de montes franceses para repoblar algunas zonas “peladas” del sur de Francia prácticamente desde su descubrimiento a mediados del siglo XIX. Consecuencia de ese temprano interés de los franceses por esa especie tan adaptada al clima mediterráneo, existen en Francia varios bosques de cedros bastante extensos en los que esa especie ha demostrado haberse adaptado perfectamente a las condiciones del lugar (siendo su crecimiento superior que en sus zonas de origen). La regeneración de los cedros en esos bosques es además excelente, teniendo una clara tendencia actualmente a extender naturalmente su área de repartición.
Bosque de cedros en Bonnieux (Vaucluse, Francia)
http://www.vaucluse-visites-virtuelles.com/glvirtualbluepopouts/foret-des-cedres-luberon-en.html
En España, por razones diversas, el cedro no ha sido objeto de repoblaciones tan extensas y de actuaciones tan decididas como en el país vecino. Resulta paradójico que teniendo las poblaciones naturales más próximas a unos escasos 50 kilómetros de nuestras costas, no haya despertado esta especie un mayor interés en nuestro país. Se han llevado a cabo, localmente, pequeñas repoblaciones experimentales que, sin embargo, no parecen haber convencido a nuestros ingenieros. El principal obstáculo al uso del cedro es y ha sido, creo yo, psicológico. A pesar de las evidencias, de ser el cedro un árbol perfectamente adaptado al clima de nuestras montañas mediterráneas y de haber un sinfín de evidencias de su presencia en el sur de Europa en un pasado muy reciente (a escala geológica), se ha considerado siempre el cedro una especie exótica. O sea, prohibida para los defensores a ultranza de la ortodoxia “ecológica”...
Os invito a continuación a descubrir algunos de los lugares de este país en los que sí se plantaron cedros. Un pequeño viaje virtual por las sierras de este país que he realizado gracias a la magia de Google y la abundancia de blogs de senderismo, en los que he tenido la posibilidad de descubrir lugares maravillosos. Empecemos pues…
Sierra de las Nieves
La Sierra de la Nieves es sobre todo conocida por albergar uno de los principales núcleos de la actual población natural de pinsapos. Se llevaron a cabo en esa sierra repoblaciones con distintas especies, entre ellas el cedro, muy presente en la zona del Puerto Bellina. Es interesante la coexistencia del cedro con el pinsapo en esta sierra, que recuerda mucho la asociación de ambas especies en las sierras de Marruecos.
Cedros en el Puerto Bellina (Sierra de las Nieves)
http://gmpatapumparriba.blogspot.com.es/2013/05/puerto-del-saucillo-circular-sierra-de.html
Ruta en la Sierra de las Nieves en la que se pueden observar los dos principales núcleos de cedros presentes en ese lugar / Las plantas de mis excursiones
Sierra Morena
La superficie repoblada en Sierra Morena - principalmente durante el siglo XX - es probablemente una de las más importantes de toda la Península Ibérica. Para ello, se utilizó preferentemente el pino negral aunque también se experimentó en algunos lugares con especies exóticas. Se utilizaron muy pocas especies de Fagáceas en una intervención que no fue llevada a cabo siguiendo criterios muy “ecológicos”. La presencia del cedro es anecdótica pero he podido encontrar citas de su presencia en la Sierra Madrona, a proximidad de la Fuente del Almírez.
Cedros cubiertos de nieve (Sierra Madrona, Fuencaliente, Ciudad Real)
http://rioyeguas.blogspot.com.es/2012/02/fuente-del-almirez-agua-fina.html
Sierra de Huétor
El parque natural de la Sierra de Huétor lo constituye un conjunto de sierras de media altura situadas al norte de Granada, cubiertas por un mosaico de pinares, encinares, quejigales, zonas de matorral y bosques de ribera. Bajando de la Sierra de Huétor a Puerto Lobo se encuentra un pequeño bosque de cedros que aún presentan el típico perfil cónico que caracteriza los jóvenes ejemplares. Es interesante resaltar que en las zonas de umbría de esta sierra, se llevaron a cabo pequeña repoblaciones de pinsapos, que aparentemente se han aclimatado perfectamente y se reproduceen de forma natural.
Bosque de cedros, bajando hacia Puerto Lobo (Sierra de Huétor, Granada)
http://paisajesdeandaluciaoriental.blogspot.com.es/2012/04/sendero-en-la-sierra-de-huetor.html
Alpujarra
De la presencia de pequeñas repoblaciones de cedros en la Alpujarra, tan solo me enteré por la fotografía anónima que encontré en internet y que reproduzco más abajo. A juzgar por la fotografía, se trata de un auténtico bosque de cedros constituido por jóvenes ejemplares.
Bosque de cedros (Barranco de Poqueira, Alpujarra, Granada)
http://www.ambiental-hitos.com/details.php?image_id=669
Más cedros en la Alpujarra, tal vez los mismos de la fotografía anteriorhttps://elcaminosigueysigue.wordpress.com/2014/11/07/piedras-del-angel-rio-bermejo-la-taha/
Sierra de Baza
En la Sierra de Baza, se hizo una importante repoblación en torno a los años cincuenta, a proximidad de Los Mellizos. En zonas aluviales, donde ha encontrado un suelo más fértil y profundo, parece que los cedros han alcanzado ya un buen tamaño. Es interesante notar que en esta sierra también se plantaron pinos canarios, una especie que comparte en cierto modo el destino del cedro, ya que también estuvo presente en Europa antes de las glaciaciones.
A un lado pinos, al otro cedros.(Sierra de Baza, Granada)
http://igsierranevada.blogspot.com.es/2014/10/sierra-de-baza-viii-santa-olalla-y.html
Es interesante notar, en la Sierra de Baza, el vigor extraordinario que está demostrado el cedro del Atlas tras el catastrófico episodio de muerte masiva de árboles que afectó a esta sierra y a la vecina Sierra de los Filabres.
Tal como explicaban los redactores de la Revista digital del Proyecto Sierra de Baza en 2018 (1):
"En un reciente recorrido por algunas pistas forestales del Parque Natural Sierra de Baza, hemos podido constatar como los cedros están colonizando las cunetas de muchas pistas forestales, en una expansión natural de la especie sin precedentes.
Estas repoblaciones se están haciendo a partir de cedros madres, con una edad estimada en torno a los 60/70 años, que dispersan de modo natural sus semillas por el viento (anemocoria) en un radio que puede alcanzar casi los 100 metros aproximadamente, eligiendo para establecerse cunetas y suelos previamente removidos, sin que apenas hayamos encontrado ejemplares arraigando en suelos compactos, lo que nos lleva a considerar que la labranza o labores superficiales de aireación en el suelo puede ser fundamental para contribuir a su reproducción natural."
Montes Obarenses
El cedro del Atlas no solamente se ha plantado en las altas sierras y sistemas montañosos del sur de la Península. En la mitad norte de la Península se desarrolla perfectamente a altitudes mucho menores. Nos señala por ejemplo Juan José Arguisjuela que existe una plantación de cedros del Atlas muy prometedora en los Montes Obarenses riojanos, de los que nos pasa unas cuantas fotografías que reproduzco a continuación y que atestiguan de la excelente salud de los mismos. Está claro que el cedro tiene en la mitad norte de la Península una extensísima área potencial que tal vez hayamos desaprovechado hasta ahora. Al fin y al cabo, si es capaz de aguantar - un poco al límite de sus posibilidades - en la Casa de Campo de Madrid, ¿ qué no hará en sitios más favorables ?
Otros
La extensión que está tomando esta entrada me está poco a poco convenciendo de que tal vez el cedro no sea tan infrecuente como pensaba en nuestro país, por mucho de que aún se trate de un árbol muy minoritariamente utilizado en los proyectos de repoblación forestal. Se pueden encontrar, dispersos en nuestra geografía, pequeños bosquetes de cedros que fueron plantados para ensayar esta especie y que, contra todo pronóstico, aún sobreviven. Aker (ver comentarios) nos señala unos cuantos de ellos en navarra. No resisto la tentación de mostraros una vista aérea del que hay en el monte Ezkaba, al norte de Pamplona, en la que los cedros destacan tanto por su color como por su porte:
Algo muy similar ocurre en El Escorial, en las faldas del Monte Abantos:
Pues nada, esto es lo que he encontrado hasta ahora. Ignoro si existen más repoblaciones de cedros en la Península Ibérica. Debe haber más en Andalucía pero de momento no he encontrado más ejemplos, Ya iré actualizando esta entrada según vaya enterándome...