Sueño pliocénico
Esta primavera, las abundantes lluvias de los últimos días y el súbito deshielo en la sierra han hecho aumentar el caudal del río hasta un nivel que no se veía desde hace muchos años. Curioso por ver el aspecto que luce actualmente el pequeño bosque que plantó mi bisabuelo a principios del siglo pasado, me acerqué hasta el antiguo puente del ferrocarril, renovado recientemente tras una lamentable sucesión de accidentes. El río estaba totalmente desbordado y se dividía en varios brazos que aislaban pequeñas islas colonizadas por pequeños ahuehuetes de segunda generación. Parece mentira que en poco más de un siglo los ahuehuetes plantados por mi abuelo hayan empezado a reproducirse y a colonizar nuevos tramos de la ribera del río. Aún cubiertos de hojas, destacan a primera vista entre los árboles desnudos que conforman este peculiar bosque que el río ha anegado.
Mi pobre bisabuelo se quedaría con la boca abierta viendo el desarrollo que han alcanzado muchos de estos árboles. Los liquidámbares y los tupelos, actualmente con los pies en el agua, ocupan junto a los ahuehuetes las zonas más cercanas al río, a menudo inundadas en primavera. En zonas algo más altas y alejadas de la orilla del río, los pacanos y los plátanos alcanzan ya un tamaño comparable al de los álamos más viejos del lugar. También siguen vivas las zelkovas y los ginkgos, que han demostrado que pueden crecer en condiciones naturales fuera de los parques de nuestra ciudad.
Contemplando este bosquecillo, me quedé un largo rato pensando en lo difícil que le resultó convencer a sus coetáneos de la necesidad de adaptarse a los cambios que se avecinaban. Hoy este bosquecillo destaca sobremanera a orillas del Jarama, habiendo despertado desde hace tiempo el interés de otros municipios que veían con inquietud la vegetación de sus territorios sufriendo los efectos del espectacular aumento de temperaturas vivido durante el pasado siglo. Hoy a casi nadie se le escapa la necesidad de adaptarse al clima actual de nuestra región, tan diferente del que imperaba en tiempos de mi bisabuelo.
Leí hace poco que el clima actual se parece mucho al del Plioceno. No es de extrañar, en estas condiciones, saber que los primeros ensayos llevados a cabo en el oeste de Francia con tilos y barbusanos hayan sido todo un éxito. Me da un poco de rabia constatar que más de un siglo más tarde otra vez se nos han adelantado los franceses. Ya tenían extensos bosques de cedros cuando nosotros apenas nos atrevíamos a plantar cedros y pinsapos en nuestras sierras. Resulta ahora que ya tienen laurislivas constituyéndose en distintos puntos de la fachada atlántica. En fín, como se solía decir en tiempos de mi bisabuelo, Spain is different...
No resisto la tentación, para cerrar esta brevísima nota, de reproducir a continuación la lista original de las especies que mi bisabuelo incluyó en su (para aquella época) revolucionario proyecto...
CANDIDATAS PARA LA CREACIÓN DE UN "PARQUE PLIOCENICO"
Carya illionensis
Se trata de una especie ribereña con una amplia área de repartición en Norteamérica. Al igual que el ahueheute, se desarrolla perfectamente en nuestro clima, alcanzando algunos ejemplares del Jardín del Príncipe de Aranjuez un tamaño espectacular.
Taxodium mucronatum
El "ahuehuete" es un árbol ribereño que se desarrolla perfectamente en nuestro clima. A diferencia del ciprés de los pantanos, que crece en las llanuras costeras del sur de los Estados Unidos, este ciprés alcanza altitudes importantes en el centro de México. Los espectaculares ejemplares del "Jardín del Príncipe" en Aranjuez dan buena fe de su perfecta adapatación a nuestro clima.
Liquidambar orientalis
El "estoraque" es un árbol que sobrevivió a las glaciaciones en algunas llanuras aluviales del S de Turquía, donde su explotación ha llevado esta especie a una situación muy precaria durante el siglo XX. Este árbol estuvo presente en toda la cuenca mediterránea antes de las glaciaciones y el establecimiento de una pequeña población ex-situ en la Península Ibérica contribuiría a asegurar la supervivencia de esta especie frente a los peligros que la amenazan. Se cultiva en los Jardines del Príncipe de Aranjuez desde el siglo XVII, siendo los ejemplares allí presentes probablemente los más altos de su especie.
Pterocarya fraxinifolia
Árbol presente en prácticamente toda europa antes de las glaciaciones, tan solo pudo sobrevivir en los refugios del E del Mar Negro y del S del Mar Caspio. Especie ribereña amenazada en su área de repartición actual cuyo "regreso" contribuiría a asegurar su supervivencia a largo plazo.
Nyssa sinensis
Especie nativa de China y de Vietnam, propia de los bosques mixtos húmedos que se desarrollan a lo largo de los ríos y en el fondo de los valles. Aunque hubo varias especies de este género en Europa, no parecen apropiadas las especies más estrictamente acuáticas, que se desarrollan en terrenos pantanosos llanos. En este bosque de ribera la inclusión de esta especie parece la mejor opción.
Platanus orientalis
Aunque el plátano se cultiva ampliamente en nuestras ciudades, me parece interesante incluir en este proyecto la especie realmente originaria de nuestro continente, que estuvo presente en toda la cuenca mediterránea hasta el último interglaciar.
A estas especies se podrían añadir algunas otras especies que, sin ser especies ripícolas, encontraron refugio durante el Plioceno en estas zonas que les aseguraraban los suficientes recursos en agua para sobrevivir en un entorno poco adaptado a sus necesidades:
Ginkgo biloba
Especie relictual que tan solo sobrevivió a las glaciaciones en contadas localidades del SE de China. Especie propia de bosques templados húmedos, sobrevivió hasta el Plioceno en el sur de Europa, en zonas de ribera.
Zelkova carpinifolia
Especie común en los bosques montanos del Cáucaso y de la vertiente norte de las montañas del Albroz (S del Mar Caspio), fue una especie común en los bosque decíduos europeos hasta el Plioceno. Sobrevivió en la Península Itálica hasta una fecha muy reciente (33.000 años). Como el ginkgo, parece que sobrevivió algún tiempo en los bosques de ribera y aluviales del S de Europa.
Actualización 23/11/2016
La realización de este proyecto sigue su curso. De momento me estoy centrando en conseguir semillas de estas especies. Mi última visita del Jardín del Príncipe me permitió recoger unas cuantas nueces de pacanero y varios conos de ahuehuete, que conservo sobre la terraza. Esos conos se han disgregado por completo al cabo de unos días y han liberado unas semillas que tienen muy buena pinta. Ojalá logre hacerlas germinar la próxima primavera.
Actualización 04/09/2018
Aunque me hubiese gustado llevar a cabo este proyecto a orillas del río Jarama, nunca me atreví a plantar ningún árbol en aquella zona. Plantar especies exóticas en una zona incluida en un parque natural no sería bien visto y menos aún entendido. Así que para no meterme en un berenjenal, en su lugar llevo a cabo mi experimento en un pequeño descampado de mi barrio en el que milagrosamente corre un pequeño arroyo que nunca se seca, probablemente alimentado por las aguas de riego y de escorrentía infiltradas de buena parte del barrio. Es, de alguna manera, un pequeño ensayo antes de atreverme a proponer algo más ambicioso. Lo suyo sería hacerlo a orillas de un auténtico río y me temo que todo esto es un poco una pérdida de tiempo. Quién sabe, si dentro de algunos años el bosquecillo que estoy plantando empieza a desarrollarse, tal vez despierte algo de interés. Esa es mi modesta ambición por ahora. Me queda, sin embargo, mucho trabajo por delante. Ya he plantado unos cuantos ahuehuetes, pterocarias del Cáucaso, plátanos orientales y algún que otro ginkgo que se me ha secado. El año que viene intentaré plantar otras especies de mi lista de "paleoautóctonas" y luego ya veremos qué pasa...
Este es el rinconcito de Moratalaz en el que llevo a cabo, por ahora, mi pequeño experimento. La pequeña depresión que se ve en la fotografía se inunda en primavera y se seca luego por completo durante el verano. Un lugar ideal para árboles como el ahuehuete, que no temen vivir con los pies en el agua...
Mi pobre bisabuelo se quedaría con la boca abierta viendo el desarrollo que han alcanzado muchos de estos árboles. Los liquidámbares y los tupelos, actualmente con los pies en el agua, ocupan junto a los ahuehuetes las zonas más cercanas al río, a menudo inundadas en primavera. En zonas algo más altas y alejadas de la orilla del río, los pacanos y los plátanos alcanzan ya un tamaño comparable al de los álamos más viejos del lugar. También siguen vivas las zelkovas y los ginkgos, que han demostrado que pueden crecer en condiciones naturales fuera de los parques de nuestra ciudad.
Contemplando este bosquecillo, me quedé un largo rato pensando en lo difícil que le resultó convencer a sus coetáneos de la necesidad de adaptarse a los cambios que se avecinaban. Hoy este bosquecillo destaca sobremanera a orillas del Jarama, habiendo despertado desde hace tiempo el interés de otros municipios que veían con inquietud la vegetación de sus territorios sufriendo los efectos del espectacular aumento de temperaturas vivido durante el pasado siglo. Hoy a casi nadie se le escapa la necesidad de adaptarse al clima actual de nuestra región, tan diferente del que imperaba en tiempos de mi bisabuelo.
Leí hace poco que el clima actual se parece mucho al del Plioceno. No es de extrañar, en estas condiciones, saber que los primeros ensayos llevados a cabo en el oeste de Francia con tilos y barbusanos hayan sido todo un éxito. Me da un poco de rabia constatar que más de un siglo más tarde otra vez se nos han adelantado los franceses. Ya tenían extensos bosques de cedros cuando nosotros apenas nos atrevíamos a plantar cedros y pinsapos en nuestras sierras. Resulta ahora que ya tienen laurislivas constituyéndose en distintos puntos de la fachada atlántica. En fín, como se solía decir en tiempos de mi bisabuelo, Spain is different...
No resisto la tentación, para cerrar esta brevísima nota, de reproducir a continuación la lista original de las especies que mi bisabuelo incluyó en su (para aquella época) revolucionario proyecto...
CANDIDATAS PARA LA CREACIÓN DE UN "PARQUE PLIOCENICO"
Carya illionensis
Se trata de una especie ribereña con una amplia área de repartición en Norteamérica. Al igual que el ahueheute, se desarrolla perfectamente en nuestro clima, alcanzando algunos ejemplares del Jardín del Príncipe de Aranjuez un tamaño espectacular.
Taxodium mucronatum
El "ahuehuete" es un árbol ribereño que se desarrolla perfectamente en nuestro clima. A diferencia del ciprés de los pantanos, que crece en las llanuras costeras del sur de los Estados Unidos, este ciprés alcanza altitudes importantes en el centro de México. Los espectaculares ejemplares del "Jardín del Príncipe" en Aranjuez dan buena fe de su perfecta adapatación a nuestro clima.
Liquidambar orientalis
El "estoraque" es un árbol que sobrevivió a las glaciaciones en algunas llanuras aluviales del S de Turquía, donde su explotación ha llevado esta especie a una situación muy precaria durante el siglo XX. Este árbol estuvo presente en toda la cuenca mediterránea antes de las glaciaciones y el establecimiento de una pequeña población ex-situ en la Península Ibérica contribuiría a asegurar la supervivencia de esta especie frente a los peligros que la amenazan. Se cultiva en los Jardines del Príncipe de Aranjuez desde el siglo XVII, siendo los ejemplares allí presentes probablemente los más altos de su especie.
Pterocarya fraxinifolia
Árbol presente en prácticamente toda europa antes de las glaciaciones, tan solo pudo sobrevivir en los refugios del E del Mar Negro y del S del Mar Caspio. Especie ribereña amenazada en su área de repartición actual cuyo "regreso" contribuiría a asegurar su supervivencia a largo plazo.
Nyssa sinensis
Especie nativa de China y de Vietnam, propia de los bosques mixtos húmedos que se desarrollan a lo largo de los ríos y en el fondo de los valles. Aunque hubo varias especies de este género en Europa, no parecen apropiadas las especies más estrictamente acuáticas, que se desarrollan en terrenos pantanosos llanos. En este bosque de ribera la inclusión de esta especie parece la mejor opción.
Platanus orientalis
Aunque el plátano se cultiva ampliamente en nuestras ciudades, me parece interesante incluir en este proyecto la especie realmente originaria de nuestro continente, que estuvo presente en toda la cuenca mediterránea hasta el último interglaciar.
A estas especies se podrían añadir algunas otras especies que, sin ser especies ripícolas, encontraron refugio durante el Plioceno en estas zonas que les aseguraraban los suficientes recursos en agua para sobrevivir en un entorno poco adaptado a sus necesidades:
Ginkgo biloba
Especie relictual que tan solo sobrevivió a las glaciaciones en contadas localidades del SE de China. Especie propia de bosques templados húmedos, sobrevivió hasta el Plioceno en el sur de Europa, en zonas de ribera.
Zelkova carpinifolia
Especie común en los bosques montanos del Cáucaso y de la vertiente norte de las montañas del Albroz (S del Mar Caspio), fue una especie común en los bosque decíduos europeos hasta el Plioceno. Sobrevivió en la Península Itálica hasta una fecha muy reciente (33.000 años). Como el ginkgo, parece que sobrevivió algún tiempo en los bosques de ribera y aluviales del S de Europa.
Actualización 23/11/2016
La realización de este proyecto sigue su curso. De momento me estoy centrando en conseguir semillas de estas especies. Mi última visita del Jardín del Príncipe me permitió recoger unas cuantas nueces de pacanero y varios conos de ahuehuete, que conservo sobre la terraza. Esos conos se han disgregado por completo al cabo de unos días y han liberado unas semillas que tienen muy buena pinta. Ojalá logre hacerlas germinar la próxima primavera.
Actualización 04/09/2018
Aunque me hubiese gustado llevar a cabo este proyecto a orillas del río Jarama, nunca me atreví a plantar ningún árbol en aquella zona. Plantar especies exóticas en una zona incluida en un parque natural no sería bien visto y menos aún entendido. Así que para no meterme en un berenjenal, en su lugar llevo a cabo mi experimento en un pequeño descampado de mi barrio en el que milagrosamente corre un pequeño arroyo que nunca se seca, probablemente alimentado por las aguas de riego y de escorrentía infiltradas de buena parte del barrio. Es, de alguna manera, un pequeño ensayo antes de atreverme a proponer algo más ambicioso. Lo suyo sería hacerlo a orillas de un auténtico río y me temo que todo esto es un poco una pérdida de tiempo. Quién sabe, si dentro de algunos años el bosquecillo que estoy plantando empieza a desarrollarse, tal vez despierte algo de interés. Esa es mi modesta ambición por ahora. Me queda, sin embargo, mucho trabajo por delante. Ya he plantado unos cuantos ahuehuetes, pterocarias del Cáucaso, plátanos orientales y algún que otro ginkgo que se me ha secado. El año que viene intentaré plantar otras especies de mi lista de "paleoautóctonas" y luego ya veremos qué pasa...
Este es el rinconcito de Moratalaz en el que llevo a cabo, por ahora, mi pequeño experimento. La pequeña depresión que se ve en la fotografía se inunda en primavera y se seca luego por completo durante el verano. Un lugar ideal para árboles como el ahuehuete, que no temen vivir con los pies en el agua...
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