Crónicas de un mundo en mutación


El cambio climático ya es una realidad que promete modificar profundamente nuestros paisajes, nuestra flora y nuestra fauna.
El pasado es una ventana que nos permite intuir cómo será ese futuro que os propongo descubrir.

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En este ya bastante extenso repaso de las especies paleoautóctonas de nuestro continente, nos hemos encontrado con muchas especies con un área de distribución actual muy reducida, como el ginkgo o la eucommia por ejemplo. Algunas de ellas muy raramente cultivadas en nuestro país, como el ahuehuete o incluso totalmente desconocidas, como Glyptostrobus. Hoy hablaremos de una especie que es, en cambio, muy frecuente. Tan frecuente que es incluso, en algunos países de Europa central, una de las especies más abundante en sus bosques. Como tal, a nadie le extrañará que haya sido considerada por los conservacionistas como una de la principales especies exóticas invasoras del continente. Aunque, como veremos, cabe matizar bastante esa afirmación. Estamos hablando aquí de la falsa acacia o robinia (Robinia pseudoaucacia), un árbol originario de Norteamérica que se introdujo en Europa ya en el siglo XVII y que se plantó extensamente y masivamente casi desde su introducción. El nombre "robinia" que lleva este árbol es un homenaje a Jean Robin, botánico del rey Henry IV que lo introdujo en Paris ya en 1600. Algunos de los ejemplares plantados en aquella época aún sobreviven pero no gozan ya de muy buena salud, habiendo alcanzado ya el límite de su esperanza de vida. El supuesto carácter invasor de esta especie hay que ponerlo en perspectiva teniendo en cuenta tanto los esfuerzos del hombre por expandir su rango como al largo tiempo que lleva ya establecida en nuestro continente (4 siglos ni más ni menos).





Hoy en día la robinia tiene un área de distribución muy amplia en Europa, tal como demuestra el mapa que aquí reproducimos, en el que se muestran tan solo los puntos en los que supera el 25% del arbolado. De forma dispersa está presente absolutamente por doquier, incluso en los países escandinavos así como en toda la zona mediterránea. Las regiones de transición entre el clima mediterráneo y el clima oceánico parecen, sin embargo ser aquellas en las que esta especie tiene el mayor éxito. Tal como hemos comentado antes, la robinia ha sido catalogada como invasora pero el grado de aceptación de este árbol es tal en muchos países que la erradicación de una especie tan deseada es, ya tan solo por consideraciones estrictamente "utilitarias" un sinsentido. Y es que esta especie proporciona una larga lista de servicios que ninguna otra especie es capaz de igualar: se trata de una especie maderable que produce una madera de muy buena calidad, es una planta forrajera muy importante, su néctar sostiene una importante industria melífera y, por su capacidad de fijar nitrógeno, es una importantísima recuperadora de suelos alterados. A ver quien da más en zonas deforestadas con suelos empobrecidos. Su eliminación es, a todas luces, imposible.






La robinia tiene en común con otras muchas especies consideradas invasoras el ser una especie colonizadora propia de los primeros estadios de desarrollo del bosque. Su proliferación, en muchísimos casos, tan solo marca una etapa en el desarrollo del bosque y son ya muchos los ejemplos en Europa de "bosques" de robinia en los que esta especie está mostrando ahora claros signos de retroceso, cediendo ante la presión de las especies ombrófilas del bosque, más exigentes. Tal como apunta un estudio llevado a cabo en el norte de Italia (2), la mejor manera de "luchar" contra la robinia es no hacer nada y dejar que las demás especies poco a poco se vayan imponiendo. Realmente no hacía falta ningún doctorado para llegar a esa conclusión. Tras tantos años cediendo ante la presión de los conservacionistas y de los adalides de la biología de las invasiones, los biólogos más pragmático ahora se ven obligados a reafirmar cosas que sabemos desde siempre acerca de las sucesiones biológicas. Que una especie colonizadora como la robinia "prolifere" en terrenos yermos no es una invasión. Es lo esperable en la sucesión biológica que conduce hacia la formación de un auténtico bosque. Que se mantenga durante un tiempo tampoco es nada anormal. Es simplemente el reflejo de que esas sucesiones se desarrollan a una escala de tiempo que no es la de una vida humana. Afortunadamente, la robinia lleva ya siglos establecida en nuestro continente y son ya muy claras las evidencias de que lo que los biólogos cuentan desde siempre acerca de las sucesiones biológicas se está cumpliendo a rajatabla con la robinia y con toda seguridad lo hará con otras especies similares como al ailanto o el olmo de Siberia. Es tan solo una cuestión de tiempo. Coger atajos no necesariamente conduce a donde uno piensa...


RobiniaFamilia: FabaceaeOrden: Fabales

Árboles caducifolios, espinosos, con indumento seríceo-piloso laxo en los órganos jóvenes. Tallos alternos, los jóvenes con costillas longitudinales agudas. Hojas alternas, pulvinuladas, estipuladas, pecioladas, imparipinnadas; estípulas libres entre sí, no soldadas al pecíolo, herbáceas y caducas o espinosas y persistentes; folíolos estipelados, sin pulvínulos, peciolulados, enteros. Inflorescencias axilares, en racimos péndulos, con numerosas flores. Flores olorosas, con néctar, pediceladas, con una bráctea caduca. Cáliz campanulado, con dos dientes superiores que forman un labio bidentado, 2 laterales y 1 inferior, con el tubo mucho más largo que los dientes. Corola con todos los pétalos diferenciados en limbo y uña, soldados al tálamo floral, decidua; estandarte ovado, casi del tamaño de las alas y quilla; alas obtusas, auriculadas en la base, sin rugosidades o invaginaciones; quilla falcada, aguda en el ápice, auriculada en la base del limbo, sin invaginaciones. Androceo diadelfo, con el estambre vexilar libre en la base, con frecuencia soldado al resto de los estambres en casi toda la mitad inferior, en forma de tubo cerrado y oblicuo, bifenestrado en la base a ambos lados del estambre vexilar, que alterna estambres con anteras basifijas con otros de anteras subdorsifijas; filamentos estaminales cilíndricos, glabros; anteras de subcilíndricas a ovoideas, amarillas, glabras. Ovario estipitado, con numerosos rudimentos seminales biseriados; estilo cilíndrico, claramente diferenciado del ovario en su base, fuertemente curvado cerca de la base; estigma húmedo, terminal, hemisférico. Fruto cortamente estipitado, comprimido, dehiscente, con 1-18 semillas. Semillas reniformes, lisas, sin estrofíolo. x = 10, 11.

Descripción:  Flora Iberica




Dudé bastante tiempo, antes de escribir este artículo, en qué serie iba a publicar este artículo. Muchos artículos, en efecto, insisten en la gran dificultad que presenta un grupo como las leguminosas a la hora de identificar sus restos fósiles pero sí que parece, en cambio, que su madera es bastante característica y parece que ha sido identificada con cierto grado de certeza en varios depósitos europeos, fundamentalmente miocenos (1). Otra paleoautóctona más pues...




Aunque la robinia es un árbol poco longevo, algunos individuos excepcionales aún testimonian de la época de su introducción, como éste de los jardines de Kew (Inglatera).



Tal como decíamos anteriormente, la robinia se considera una especie exótica invasora en algunos países europeos. En España, por ahora aún queda relegada al anexo II de la lista de especies exóticas invasoras. Es decir, el listado de especies exóticas con potencial invasor. Parece difícil de creer, sin embargo, que los europeos vayan a renunciar a poder hacer uso de una especie tan valiosa y tan versátil. Renunciar a los valiosísimos servicios que presta esta especie equivaldría un poco a tirarse una bala en el pie. Más aún en una época de grandes cambios en la que las especies colonizadoras probablemente vayan a desempeñar un papel muy importante en el futuro. Estas especies, en efecto, deberían verse favorecidas por la masiva mortandad de las especies que aún hoy prevalecen en nuestros bosques pero que tienen que lidiar con condiciones cada vez más desfavorables en su actual área de distribiución...



(1) Selmeier A. (2001) / Silicified Miocene woods from the North Bohemian Basin (Czech Republic) and from Kuzuluk, district Adapazari (Turkey) / Mitt. Bayer. Staatsslg. Paläont. hist. Geol., Vol.41, pp. 111-144
(2) Renzo Motta1, Paola Nola, Roberta Berretti (2009) / The rise and fall of the black locust (Robinia pseudoacacia L.) in the “Siro Negri” Forest Reserve (Lombardy, Italy): lessons learned and future uncertainties / Ann. For. Sci., Vol. 66, 41



A consecuencia de las glaciaciones cuaternarias, algunas familias de plantas tan solo están hoy representadas en el continente europeo por especies herbáceas o subarbustivas que no son muy representativas de la diversidad de esas familias a nivel mundial. Para un europeo, cuesta por ejemplo imaginar que una familia como las Violáceas esté representada en las regiones tropicales por auténticos árboles. En la Península Ibérica, el único género de esa familia presente de forma natural (Viola) está mayoritariamente representado por especies herbáceas anuales o perennes, siendo una notable excepción una especie como Viola arborescens, cuyos tallos lignificados pueden alcanzar los 2 metros de altura.

Las consecuencias de las glaciaciones, sin embargo no fueron tan extremas en otras regiones y no es raro, hoy en día, ver aparecer en nuestros parques y jardines especies leñosas que nos cuesta relacionar con familias que, a priori, nos son bastante familiares. Estas sorprendentes especies exóticas son una invitación a viajar en el pasado y a tratar de imaginar como eran las especies más primitivas de esas familias. El género que hoy estudiamos es, creo yo, un buen ejemplo de ello, por mucho que nunca haya estado presente en el continente europeo.




Flor de Myoporum laetum, Real Jardín Botánico de Madrid



Originario de Oceanía y del Pacífico, el género Myoporum pertenece a una familia (Scrophulariaceae) que en su actual delimitación tan solo consta de unos pocos géneros autóctonos en nuestra flora (Scrophularia, Verbascum, Lindernia). Las especies holoparásitas o hemiparásitas que se incluían antiguamente en esta familia tienen en realidad más afinidades con los llantenes, en cuya familia (Plantaginaceae) han sido reubicadas a consecuencia de los estudios filogenéticos. La mayoría de las especies de este género es originaria de Australia, donde es probable que se originara. A partir de ese continente, colonizó muchas islas del Pacífico que poseen casi todas su especie endémica de Myoporum (Nueva Zelanda, Norfolk, Rarotonga, Nueva Caledonia, Vanuatu, Stokes, Tubuai, Bonín (Japón) y Hawai. Alcanzó las Islas Hawai en un episodio de dispersión a larga distancia aparentemente muy antiguo (70 Ma), donde sufrió un proceso de especiación que dio lugar a las especies actualmente presentes en esas islas (3 especies).


MyoporumFamilia: ScrophulariaceaeOrden: Lamiales

Árboles o arbustos perennifolios, generalmente glabros, a veces con pelos glandulíferos. Hojas alternas, raramente opuestas, enteras, dentadas o serradas, sésiles o pecioladas. Flores solitarias o en cimas axilares. Cáliz con los sépalos libres o soldados. Corola acampanada o subbilabiada, con tubo corto, con 5 lóbulos ± patentes. Estambres 4, raramente 5; anteras reniformes, con 2 tecas. Ovario con 2-4 lóculos, con 1(2) rudimentos seminales por lóculo. Fruto carnoso o casi no y, en este último caso, ± lateralmente comprimido. Semillas ovoides.

Descripción:  Flora Iberica




La especie que se cultiva con mayor frecuencia en la Península Ibérica es Myoporum laetum que es originaria de las zonas costeras del norte de Nueva Zelanda (ver mapa). Se utiliza a menudo para formar setos en las regiones más cálidas de la Península, en sustitución del aligustre. También se ha utilizado extensamente en las medianas de las carreteras. Se ha naturalizado en buena parte de las zonas costeras de la Península, fundamentalmente en bordes de cultivos y de caminos. Su aparición en sistemas dunares, sin embargo, le ha valido ser catalogada como especie invasora.




La otra especie naturalizada en la Península Iberica es Myoporum insulare, originaria de la costa sur de Australia y que ha encontrado en nuestras costas condiciones muy similares a las de su región de origen, que también tiene un clima de tipo mediterráneo. Se trata de una especie con una tolerancia a la sal muy elevada y hojas carnosas, ambos caracteres muy típicos de muchas especies establecidas en estos tipos de ecosistemas costeros.




Hojas y frutos de Myoporum insulare.



Myoporum tenuifolium, originaria de Nueva Caledonia, se ha citado como naturalizada en la isla de La Palma (Canarias) y en las Azores pero lo cierto es que no he encontrado información reciente sobre su presencia como naturalizada en esas islas. Su nombre se viene arrastrando de un listado de especies a otro pero no está nada claro que sobreviva actualmente fuera de los jardines. Otra especie también cultivada en España es Myoporum parvifolium, que es un arbusto prostrado que se utiliza en jardinería como cobertora de jardin seco.




Myoporum parvifolium mostrando su típico aspecto tapizante (Botanic Gardens, Sydney) / Fotografía: Tony Rodd / Licencia: CC BY-NC-SA



La consideración como invasoras de estas especies del género Myoporum se debe, fundamentalmente, a su facilidad para crecer en sistemas dunares, ya que no muestran por ahora un inquietante incremento de sus poblaciones. Cabe preguntarse, de todos modos, quien tiene la culpa de la mala preservación de nuestras zonas costeras. Si existiesen tramos de costa bien preservados, es probable que no daríamos tantísima importancia a la presencia de muchas especies exóticas (algunas establecidas desde hace mucho tiempo). Me da a veces la impresión de que malgastamos nuestros recursos centrándonos más en perseguir las especies exóticas que intentando recuperar esos ecosistemas en zonas que hemos degradado, que resulta ser un trabajo mucho más ingrato que el de colgarse medallas por haber "erradicado" alguna especie invasora...

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SOBRE EL AUTOR

Geólogo de formación, nacido en Suiza pero establecido en España desde hace más de 20 años, trabajo actualmente en el sector de la informática (soporte). Eso no me ha impedido mantener vivo mi interés por los temas medioambientales, el cambio climático en particular, cuyas consecuencias intento anticipar buscando respuestas en ese pasado no tan lejano hacia el que parece que estamos empeñados en querer volver.

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