Crónicas de un mundo en mutación


El cambio climático ya es una realidad que promete modificar profundamente nuestros paisajes, nuestra flora y nuestra fauna.
El pasado es una ventana que nos permite intuir cómo será ese futuro que os propongo descubrir.

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Cambio climático

¿Invasoras?

Paleoautóctonas

Pudiera parecer al leer el título de este artículo que es una simple presentación de plantas exóticas invasoras como hay ya miles en intermet. Pero no, no es esa mi intención. Lo que pretendo aquí hoy es en realidad cuestionar el significado comúnmente aceptado de estas palabras, cuya interpretación tiene extraordinarias consecuencias teóricas y prácticas, que van desde qué consideramos ciencia a la aplicación de políticas medioambientales contraproductivas que pueden hacer más daño que el que pretenden evitar por una comprensión errónea de los fenómenos que están ocurriendo en la naturaleza.

¿Especies exóticas?

Lo primero que cabría preguntarse, puesto que condiciona todo lo demás, es qué consideramos exótico y autóctono, intentando no entrar en contradicciones graves e irresolubles. Se considera exótica una especie cuando está presente fuera de ciertos límites que habría que definir claramente.

Límites políticos y temporales

En todos los países del mundo se suelen establecen listas de especies exóticas que están basadas en límites arbitrarios definidos por el hombre: las fronteras políticas de los estados. Un límite claramente poco satisfactorio porque a poco que pensemos un poco en ejemplos concretos, nos enfrentamos a interesantes dilemas:

- ¿Ha de considerarse exótica una especie que crece naturalmente en zonas aledañas a esas fronteras y que podría aparecer esporádicamente en ese territorio?

- ¿Ha de considerarse exótica una especie que pudo haber estado presente en el territorio en el pasado y que no lo está debido a la acción humana o a cambios climáticos sufridos en el pasado?

Se pone complicada la cosa, ¿no es cierto? Además de delimitar un espacio en el que una especie se puede considerar como autóctona o exótica, vemos que también importa la evolución de esos límites en el tiempo. Eso añade otra pregunta:

- ¿existe un límite temporal que se pueda establecer para considerar que una especie es o ha sido autóctona?

Una vez más estamos hablando de un límite arbitrario que los biólogos han decidido fijar en el año 1500, que es más o menos el momento en que empezaron los grandes intercambios intercontinentales propiciados por la expansión de los europeos en buena parte del planeta (esta sí que fue una invasión en toda regla). Pero es evidente que muchas especies estuvieron presentes en nuestro territorio mucho antes. Algunas en periodos interglaciares anteriores del Cuaternario (plátano oriental, castaño de Indias, cedro del Atlas, nogal del Cáucaso, Zelkova, Eucommia y un largo etcétera de taxones), otras antes de las glaciaciones (ginkgo, ailanto). Dependiendo pues del marco de tiempo considerado, muchas especies podrían ser consieradas como autóctonas o, como me gusta llamarlas, "paleoautóctonas".

Limites climáticos

Ajenas a los límites establecidos por los hombres, a gran escala las especies se reparten en la superficie de la tierra básicamente según un gradiante latitudinal y altitudinal reflejo de las condiciones de temperatura y de humedad que son capaces de aguantar. Las especies con exigencias medioambientales similares se agrupan en grandes unidades (biomas) que tienen una extensión longitudinal considerable, siendo o habiendo sido muchos de esos biomas "circumboreales". Los fenómenos de convergencia evolutiva hacen que las especies presentes en cada bioma tengan características compartidas, como puede ser por ejemplo el caracter esclerófilo de muchas especies presentes en las regiones con clima meiterráneo. Si utilizamos como criterio estos límites biogeográficos para establecer si una especie es exótica o no, vemos que se expande considerablemente el área en que se puede considerar como "autóctona" una especie. En la región mediterránea, por poner un ejemplo, este área biogeográfica viene claramente definido por la extensión de algunas especies:

Mapas de distribución del algarrobo (izquierda) y del pino carrasco (derecha), os especies típicamente mediterráneas y termófilas.

Dentro de este área, sin embargo, cabe destacar la mayor riqueza específica de la parte oriental, donde crecen hoy en día muchas especies y géneros cuya presencia en un pasado no muy lejano ha sido fehacientemente documentada en la Península ibérica. Estamos hablando de especies como el ciprés (Cupressus sempervirens), el árbol del amor (Cercis siliquastrum), el plátano (Platanus orientalis), el liquidambar oriental (Liquidambar orientalis), el carpe negro (Ostrya carpinifolia) y otras muchas especies que podrían incrementar la biodiversidad del bosque mediterráneo en la Península Ibérica. Algunas de ellas con posibles propiedades ignífugas que nos vendrían muy bien de cara al futuro tan negro que nos espera...

Límites geográficos

La existencia de grandes barreras geográficas es en realidad muchas veces el auténtico límite que impide la expansión de muchas especies entre regiones con características muy similares por otra parte. El caso de las islas es el más evidente, con sus numerosos endemismos desarrollados gracias a la falta de contacto con otras zonas de la tierra. Un fenómeno extensivo a continentes o microcontinentes enteros como Australia o Madagascar, cuya separación del resto de masas continentales es muy antiguo. Límites que, sin embargo, pueden tarde o temprano desaparecer, como ocurrió en el gran intercambio de fauna y de flora que ocurrió tras el cierre del estrecho de Panamá, muy bien documentado por ser relativamente reciente, pero que probablemente también ocurrió cuando la India entró en contacto con el continente eurasiático.

Lo que el hombre ha propiciado en los últimos siglos / milenios es en realidad algo muy similar al poner en contacto floras y faunas de zonas distantes al moverlas activamente o pasivamente de una región a otra. El fenómeno no es nuevo y muchas especies que hoy en día consideramos autóctonas son muy probablemente especies que fueron transportadas por el hombre o que lo acompañaron en sus migraciones. Es muy probablemente el caso de muchas especies adventicias de los cultivos, que se dispersaron por toda Europa en el Neolítico. Es también el caso del dingo en Australia, llegado hace unos 3500 años y que los biólogos no acaban plenamente de aceptar como una especie salvaje.

A pesar de las distancias considerables que separan estas regiones, una vez más son las condiciones ecológicas del lugar al que llegan lo que determinará el éxito o el fracaso de la instalación de especies provenientes de tan lejos. Y no es una sorpresa que en todas las regiones de clima mediterráneo del mundo se aclimaten prioritariamente especies provenientes de otras regiones de clima mediterráneo. Son exóticas por su provenencia geográfica pero están perfectamente adaptadas a nuestro clima, presentando a menudo el mismo tipo de adaptaciones:

Llama mucho la atención la extraordinaria similitud en la forma y consistencia de estas dos hojas, que pertenecen a dos especies típicamente mediterráneas. Los más observadores habrán notado que, sin embargo la venación secunaria de amabs hojas es diferente, craspedódroma la primera, broquidódroma la segunda. La primera es la hoja de una encina (Quercus ilex) y la segunda la del quillay (Quillaja saponaria). Un bonito ejemplo de convergencia evolutiva.

¿Especies Invasoras?

Tras matizar un poco el significado de la palabra "exótica", miremos ahora qué significado tiene la palabra "invasora". Una vez más, se trata de una palabra que se presta a múltiples interpretaciones y para ilustrar de alguna manera la problemática a la que nos enfrentamos, me servirá de hilo conductor una especie que todos conocéis probablemente por haberla visto plantada en muchos parques y jardines y, sobre todo, por ser el árbol de Navidad vivo que más se vende: la pícea o abeto rojo (Picea abies). Como todos sabéis, la pícea no crece de forma natural en la Península Ibérica. Su presencia es fruto de pequeñas repoblaciones que se efectuaron en distintos macizos montañosos y también a que muchas personas las plantaron en nuestros montes una vez pasado el período navideño. Algo hoy en día absolutamente prohibido, en aplicación del famoso "principio de precaución" que nadie tampoco sabría muy bien cómo definir.

    

Mapa de distribución de la pícea en la comunidad de Madrid y aledaños (izquierda) y píceas catalogadas como árboles singulares en el antiguo vivero forestal de la Cebadilla, Lozoya (derecha).

El caso es que la pícea ha sido señalada como naturalizada en muchos lugares de los Pirineos y Cordillera Cantábrica así como en algunos puntos del Sistema Central. En este último caso, en el piso oromediterráneo, que es el único en el que encuentra las condiciones necesarias para su buen desarrollo. A poco que estas píceas se encuentren a gusto y empiecen a dispersarse, pronto vendrán algunos a decir que se trata de una especie invasora y muy probablemente acabaría siendo incluida en el listado de especies invasoras de la Comunidad de Madrid por poner en peligro al pino albar y privarle de la necesaria luz que requiere para desarrollarse. La pícea, en efecto, es una especie de sombra o semisombra que en su juventud aguanta perfectamente la falta de luz y acaba poco a poco desplazando a las especies heliófilas como el pino albar.



Bosque de píceas en Svartberget, Suecia.

¿Os suena a ciencia ficción lo que os cuento? Pues sabed que tiene un precedente en Europa. Ocurrió hace aproximadamente 2500 años en Noruega. Hasta aquél entonces, el bosque boreal en esa región era un pinar de pino albar en el que aparecían abedules y sauces temblones en algunas zonas más húmedas. ¿Os suena de algo esta decripción? A los que han caminado por la Sierra de Guadarrama es imposible que no les recuerde muchos lugares de la sierra. Y es que ambas situaciones tienen un punto en común: se trata del bosque que se desarrolló en ambas regiones tras remitir la última glaciación y subir de repente de forma abrupta las temperaturas. El pino albar, especie heliófila, conquistó los terrenos recuperados y se desarrolló un pinar prácticamente monoespecífico que se mantuvo inalterado durante miles de años. Hasta que hace 2500 años Noruega sufrió una invasión. La pícea, recién llegada de regiones más orientales, se inmiscuyó en el pinar y acabó desplazando al pino casi por completo. Hoy en día, el pino se mantiene en zonas poco propicias para la pícea pero desempeña ya un papel muy secundario en ese bosque, que ha cambiado por completo de fisionomía. Aunque esa evolución ha sido absolutamente natural, no deja de ser un claro ejemplo de "invasión" lo que ocurrió entonces.



Migración de la Pícea en Escandinavia tras la última gaciación (Seppä H. et al., 2009)

¿Y porqué no pasó lo mismo en la Sierra de Guadarrama y en otras muchas sierras de la Península? Pues muy sencillo, porque no había ninguna pícea ni ninguna otra especie que fuese capaz de sustituir al pino y de llevar esos bosques a otro estadio de desarrollo. Los pinares del Sistema Central se quedaron tal como estaban desde que los pinos recolonizaron esta sierra. Son de alguna manera un "fósil viviente". Una muestra de cómo era el bosque boreal en sus primeros estadios de desarrollo. No nos olvidemos que en ambos casos nos situamos en el límite del bosque. Altitudinal en el Sistema Central y latitudinal en Noruega. Pero resulta ahora que el Hombre ha plantado píceas en las sierras de la Península y puede con un poco de suerte (si el cambio climático lo permite), que se repita exactamente la misma historia que en Noruega. Y eso me lleva a hacer la pregunta del millón: si no se considera invasora la pícea en Noruega, ¿porqué habríamos de considerarla invasora aquí en circuntancias muy similares a las que vivió Noruega hace 2500 años? Más teniendo en cuenta que antes de la última glaciación sí que estuvo presente la pícea en la Península en distintos momentos del Cuaternario...

Pinar de pino albar en el valle de la Acebeda, Revenga, Segovia (izquierda), abedul en la Sierra e la Morcuera (derecha)

Para rizar el rizo, nos podríamos preguntar ahora si acaso no hay especies de árboles invasoras en Noruega... Pues resulta que las hay y su éxito reproductivo en Escandinavia suscita nuevas preguntas. Una de estas especies es el pino cembro (Pinus cembra), especie originaria de los Alpes donde crece, oh coincidencia, en el piso alpino inferior. No es pues nada extraño que plantado como ornamental en la región de Trondheim, este árbol se sintiese como en casa y empezase a expandirse por toda esa región. Eso le ha valido ser considerado una planta invasora en Noruega. La gran pregunta que me hago yo, viendo las grandes similitudes existentes entre la flora y fauna de los Alpes y la escandinava, es cómo es posible que este árbol no estuviese ya presente en Escandinavia... Un elemento de respuesta nos lo da otra especie alpina también considerada como invasora en Noruega: el alerce (Larix decidua). Ambas especies crecen en los Alpes en ecosistemas muy similares a los boreales pero no están presentes en Escandinavia, donde sin embargo prosperan en cuanto se les da una oportuniad. La explicación es bien sencilla y es la misma que en el caso del Sistema Central: no están presentes porque no lograron llegar hasta allá...



Pequeños pinos cembros nacidos de semilla en la Península de Lade, Tronheim, Noruega (Prestø et al., 2013)

En realidad no es que no lograsen llegar, sino más bien que no lograron regresar porque al examinar sedimentos de anteriores periodos intergalciares de Dinamarca, se puede ver que el alerce entonces sí que estaba presente en Escandinavia asi como muy probablemente el pino cembro (cuyo polen no se diferencia del de otros pinos). La situación actual es en realidad una anomalía: se trata de dos especies propias del bosque boreal que quedaron atrapadas en los Alpes, víctimas de un deshielo demasiado rápido al acabarse la última glaciación. Buena prueba de ello es que si nos vamos a Siberia a ver qué composición tiene allá el bosque boreal, pues resulta que la subespecie oriental del pino cembro (Pinus sibirica) y los alerces (existen varias especies) son elementos constitutivos esenciales del bosque boreal en esa región...

Tras contaros toda esta historia decidme pues: ¿qué especies son invasoras y cuales no? Yo solo veo especies que regresan a lugares que ya ocuparon en el pasado. Los "Indianos" del mundo vegetal, que ahora miramos como si fuesen extranjeros porque tras tanto tiempo nos olvidamos de ellos. Yo no sé ustedes, pero visto lo visto, ya no me parecen tan fuera de lugar ni los alerces que también se plantaron en la Sierra de Guaradarrama...

En este post, que no es un artículo de opinión al uso, iré añadiendo enlaces y vídeos que me han parecido interesantes por lo que aportan al debate sobre las especies invasoras. Lo que me interesa mostrar aquí es que no todos los científicos y naturalistas comulgan con la "biología de las invasiones", que los países anglosajones han erigido en ciencia y que el sector conservacionista ha erigido casi en una nueva religión. Afortunadamente, aún quedan unos cuantos ateos como yo que no adoran ese falso Dios... Aquí van pues algunas sugerencias, en orden cronológico decreciente...


L’huître creuse colonise la mer des Wadden (2025)

Originaire du Pacifique, l’huître creuse colonise la mer des Wadden depuis les années 1960, s’installant d’abord sur les côtes néerlandaises puis, depuis une vingtaine d’années, sur les rivages danois de la mer du Nord. Une source de préoccupation pour les défenseurs de l’environnement, comme le biologiste John Frikke. En effet, la partie danoise de la mer des Wadden fait office de garde-manger pour la faune ornithologique endémique, tout comme pour les oiseaux migrateurs qui y font étape...

Plantas invasoras. El ailanto y la seda (2024)

Seguramente, en algún momento, paseando por un jardín, por la costa o por una calle, nos ha llamado la atención alguna planta muy vistosa, pero alguien nos ha dicho: sí, es muy bonita, pero es una invasora. Y las plantas invasoras son un peligro para nuestros ecosistemas, por lo que hay que erradicarlas, cueste lo que cueste. Son plantas malas...

Gilles Clément & "Eloge des Vagabondes" (2023)

Paysagiste, jardinier et écrivain, Gilles Clément est l'invité de Sonia Devillers à 9h10 sur France-Inter à l'occasion de la réédition de son best-seller "Eloge des Vagabondes". 23/02/2023

Ecological Systems and Future Implications (2023)

OIn mano-Y-ola LLC’s 5th Hispanic Farmers and Agricultural Professionals Symposium, hosted in October 2023 during National Hispanic American Heritage Month, scientist, ecologist, and Former Director of the International Institute of Tropical Forestry (IITF) for the USDA U.S. Forest Service, Dr. Ariel Lugo, gives an informative presentation on “Ecological Systems and Future Implications.”

Invasive Tree Rescues Arizona Town! (2022)

Permaculture instructor Andrew Millison journeys to the town of Jerome, Arizona to discover how the town was saved from sliding down the mountain by the infamous invasive 'Tree of Heaven', Ailanthus altissima.

Fools & Dreamers: Regenerating a Native Forest (2019)

Fools & Dreamers: Regenerating a Native Forest is a 30-minute documentary about Hinewai Nature Reserve, on New Zealand’s Banks Peninsula, and its kaitiaki/manager of 30 years, botanist Hugh Wilson. When, in 1987, Hugh let the local community know of his plans to allow the introduced ‘weed’ gorse to grow as a nurse canopy to regenerate farmland into native forest, people were not only skeptical but outright angry – the plan was the sort to be expected only of “fools and dreamers”.

The New Wild: Why Invasive Species Will Be Nature's Salvation (2018)

By Fred Pearce for the Massey University Political Ecology Research Centre

Les plantes invasives: un perpétuel ajustement à notre monde (2017)

Venues d'ailleurs, les plantes invasives risquent d'envahir leur nouveau milieu et de menacer la biodiversité d'un système. Mais ces espèces, opportunistes par nature, ne révéleraient-elles pas plutôt des dégradations liées à l'activité humaine? Conférence de Jacques Tassin, chercheur, écologue au Centre de coopération internationale en recherche agronomique pour le développement (Cirad), Montpellier, présentée à la Cité des sciences dans le cadre du cycle "Migrations: une nécessité du vivant".

The New Wild. Why invasive species will be nature's salvation (2015)

Un libro de Fre Pierce
Icon Books Ltd


Veteran environmental journalist Fred Pearce used to think of invasive species as evil interlopers spoiling pristine ‘natural’ ecosystems. Most conservationists would agree. But what if traditional ecology is wrong, and true environmentalists should be applauding the invaders? In The New Wild, Pearce goes on a journey to rediscover what conservation should really be about. He explores ecosystems from Pacific islands to the Australian outback to the Thames estuary, digs into the questionable costs of invader species, and reveals the outdated intellectual sources of our ideas about the balance of nature. Keeping out alien species looks increasingly flawed. The new ecologists looking afresh at how species interact in the wild believe we should celebrate the dynamism of alien species and the novel ecosystems they create. In an era of climate change and widespread ecological damage, we must find ways to help nature regenerate. Embracing the ‘new wild’ is our best chance.

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¿De dónde son los camellos? Creencias y verdades sobre las especies invasoras (2015)

Un libro de Ken Thompson
Alianza editorial - El libro de bolsillo


En el lapso de nuestra existencia, vemos la flora y la fauna que nos rodean como algo natural: plantas y animales que damos por hecho son autóctonos del lugar y que siempre han estado allí. Sin embargo, esto no es así. Asociamos los camellos con África y Asia, pero la especie apareció en América del Norte y los únicos dromedarios salvajes se encuentran en Australia. Algunas de estas especies que hoy creemos autóctonas fueron en su día "invasoras" y desalojaron a otras "nativas". Estas contradicciones obligan a replantearnos la muy presente cuestión del peligro y los trastornos que suponen las llamadas "especies invasoras" como otra cara de la biodiversidad. En este libro fascinante Ken Thompson examina a través de una multitud de casos la cuestión de hecho que formulan estas especies y deja en el aire, asimismo, la pregunta de si nuestros actuales temores al respecto no pueden ser, a la larga, contraproducentes.

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Where do camels belong? (2014)

"In the Arab world" may seem the obvious answer, but they are relative newcomers there. They evolved in North America, retain their greatest diversity in South America, and the only remaining wild dromedaries are in Australia. Thompson examines The Story and Science of Invasive Species.

La grande invasion
Qui a peur des espèces invasives? (2014)


Un libro de Jacques Tassin
Odile Jacob

Invasions de frelons asiatiques, de ragondins, d’ibis sacrés, de renouées du Japon… On entend souvent parler de ces nouvelles menaces pour l’environnement. Un raz de marée d’espèces venues d’ailleurs serait-il sur le point d’envahir nos villes et nos campagnes ?

Le thème scientifique de l’invasion biologique est très émotivement connoté, et l’auteur propose ici de le dépassionner. D’une part, les bouleversements écologiques observés dans des écosystèmes fermés, lacs ou îles, ne sont pas généralisables aux milieux plus ouverts.

D’autre part, les espèces invasives devraient-elles être considérées comme des espèces inutiles et contraires à l’écologie ? Et d’où vient cette conception étroite de la « nature » comme collection d’éco-systèmes bien ordonnés ayant existé de toute éternité ? Non seulement les espèces, animales ou végétales, ne cessent d’évoluer, mais les invasions correspondent à un ajustement du vivant au monde réel que nous avons façonné et dans lequel nous vivons aujourd’hui.

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Forestación Urbana y Comunitaria (2013)

Serie especial de dos episodios, moderada por María Falcón, que sirve de foro para la divulgación de los servicios del Programa de Forestación Urbana y de Comunidades del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales de Puerto Rico.

En el primer episodio de esta serie especial se narra la historia forestal de Puerto Rico. Relata los problemas de deforestación y pérdida de bosques primarios. Se habla sobre la reforestación natural y como las áreas verdes se han adaptado a la sociedad.
María Falcón comparte con el Dr. Ariel Lugo, director del Instituto Internacional de Dasonomía Tropical y la Dra. Tamara Heartsill, científica especializada en ecología, IITF.

INVASION BIOLOGY OR INTEGRATION BIOLOGY? (2013)

This is the First Half of David Theodoropoulos' Presentation

Who is behind the deforestation and pesticiding of the East Bay Hills, killing over 486,000 trees from Richmond to Hayward, and doing the same to San Francisco's beautifully forested Mt. Sutro?

What's the connection between the "native plants restoration movement" and the pesticide industry?

San Francisco Bay Area residents explore these questions with evolutionary biologist David Theodoropoulos in a public forum co-sponsored by DontSprayCalifornia.org and the Berkeley Fellowship of Unitarian Universalists -bfuu.org

David Theodoropoulos debunks the pseudoscience - and reveals the corporate agenda - driving the "native plants restoration movement". He is the author of Invasion Biology: Critique of a Pseudoscience Published by Avvar Books, Blythe, California. ISBN 0-9708504-1-7

http://dtheo.org/InvasionBiology.htm

David Theodoropoulos & Invasion Biology (2011)

David I. Theodoropoulos directs the Las Sombras Biological Preserve in La Honda, CA and is the author of "Invasion Biology: Critique of a Pseudoscience, the first comprehensive refutation of invasion biology." His talk was titled "Invasion Biology -- Science or Pseudoscience?, a brief overview of invasion biology's scientific failings, and current scientific perspectives on invasive species."

Invasion Biology: Critique of a Pseudoscience (2003)

Conservation biologist Theodoropoulos argues that anthropogenic dispersal of "invasive" species increases biological diversity and is not harmful to ecosystems, contrary to the views of "invasion biology." He asserts that the "invasive species crisis" is based on distorted science not supported by the data. After looking at the ecological facts of anthropogenic dispersal and the often destructive reactions to "invaders," he discusses the reasons for the rise the "pseudoscientific ideology" of "invasion biology," blaming the corporate drive towards globalization and the "theft of the commons." He then proposes his own theory of anthropogenic dispersal (testable and falsifiable), viewing it as a promoter of global biological diversity. Annotation (c) Book News, Inc., Portland, OR (booknews.com)

DESCATALOGADO

Elogio de las vagabundas: Hierbas, árboles y flores a la conquista del mundo (2002)

Un libro de Gilles Clément
Editorial GG

El perejil gigante del Cáucaso, las onagras, el hinojo, la ambrosía… Arrastradas por el viento, desplazadas por los animales o bajo las suelas de nuestros zapatos, las especies vagabundas han conquistado con audacia y vitalidad nuestros bosques y páramos. Se las llama “malas hierbas”, “plagas” o “invasoras” y, con demasiada frecuencia, se les prohíbe la entrada en nuestros jardines. Son muchos los que se empecinan en declararlas enemigas, pero ¿representan verdaderamente algún peligro?

El botánico y paisajista francés Gilles Clément alaba estas especies de nombres exóticos y originales comportamientos que campan felices en su “jardín en movimiento”. En este bello alegato, nos describe los orígenes y la historia de una variada selección y nos permite entender cómo la acción de los seres humanos es en gran medida la causante de sus vagabundeos.

Una magnífica defensa del mestizaje planetario escrita desde la sabiduría del jardinero y la poética del escritor.

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Tras cumplir años hace unos días y sin mucho que hacer salvo esperar el desenlace del culebrón de la okupación del piso de mis padres, he pasado este fin de semana perdiendo el tiempo viendo vídeos de Youtube y reflexionando un poco sobre lo que ha sido mi vida y cuales han sido los condicionantes de la misma. No se puede volver atrás, claro está y todas las puertas que no abriste en su día ya nunca se volverán a abrir pero a veces todos tenemos ratos de estos en los que te preguntas cómo hubiese sido tu vida si hubieses tomado otras decisiones o si el azar te hubiese llevado a seguir un camino diferente. La vida es como un gran árbol que va poco a poco ramificándose y que te obliga a escoger la rama por la que seguirás creciendo, a veces conscientemente y otras obligado por las circunstancias. La ruta que escoges viene condicionada por muchos factores entre los que destacan el medio en el que te crías, tu potencial y tu personalidad. Todos interactúan unos con otros y condicionan tus decisiones en mayor o menor medida. Solemos creer que somos dueños de nuestras decisiones. Creemos en el libre albedrío pero la realidad es que nuestras decisiones vienen condicionadas por un sinfín de factores de los que muchas veces no somos ni tan siquiera conscientes.



El medio en el que te crías desempeña un papel fundamental en el desarrollo de toda persona y aquí influyen mucho los valores que te inculcan tus padres y la educación que recibes. Hoy me doy cuenta que ser hijo de emigrantes nacido en un país tan poco dado a "asimilar" los inmigrantes tuvo una importancia capital en el desarrollo de mi personalidad y el discurrir de mi vida. Aunque hoy en día las cosas han cambiado bastante, integrarse en la sociedad civil suiza era una tarea árdua hace 60 años. Por mucho que te esforzaras, los suizos siempre te consideraban como un extranjero. Y al menor problema, no eras tratado como cualquier ciudadano suizo, te jugabas la renovación de tu permiso de residencia o, en casos graves, directamente la expulsión del país. Todos los hijos de extranjeros que nos criamos en Suiza conocemos a personas de nuestra generación que tuvieron que volver a su país de origen, a pesar de haber nacido en Suiza y de no conocer absolutamente nada de su país de origen. Un desarraigo total y cruel.

Este miedo constante a no querer infringir las leyes y reglas no escritas de nuestro país de acogida obligó una mayoría de inmigrantes a adoptar un perfil bajo que les llevó a no querer destacar de ninguna manera, renunciando muchas veces a competir con los propios suizos a pesar de tener muchos demostradas capacidades para alcanzar las más altas metas. Este miedo latente fue transmitido a sus hijos de una manera difusa a pesar de estar ya mucho más integrados en la sociedad suiza. Muchos adquirieron la nacionalidad suiza pero aún así, siguieron siendo vistos como extranjeros por muchos suizos. Tener un apellido extranjero en aquellos tiempos (y aún hoy en día me temo yo conociendo el percal) no ayudaba mucho a la hora de postular a puestos de cierta relevancia...

La tendencia "natural" para muchos extranjeros era pues la de aceptar -los suizos esperaban además que con gratitud- las oportunidades que les daban sin plantearse la posibilidad de alcanzar metas que les parecían totalmente inalcanzables. Pocos como mi padre creyeron en ellos mismos y lograron coger el famoso "ascensor social". Él estaba muy orgulloso de haber sido el primer extranjero en obtener el prestigioso título de "Maestro Ebanista" pero era obviamente una excepción en aquella época. En la mayoría de los casos, los inmigrantes eran obreros y peones cuyos hijos rara vez estudiaban más allá de Secundaria. Tuve suerte y tanto mi hermana como yo pudimos estudiar, cosa que hacían una minoría de hijos de emigrantes en aquella época. Aquí interviene otro factor que mencionaba antes: el potencial. Muchas personas tienen un potencial extraordinario que a veces se acaba desaprovechando porque sus padres no supieron verlo y estaré reconociente toda mi vida a un profesor de Secundaria que insisitió mucho en hablar con mis padres para convencerles de que me dejaran estudiar, porque veía en mí un gran potencial. De todos modos creo que mis padres ya lo tenían claro, porque por aquel entonces era yo un alumno brillante, pero esto ilustra perfectamente la importancia que a veces es toparse en la vida con personas que sepan apreciar tu potencial y que te den ganas de trabajar para alcanzar metas que probablemente no te planteabas alcanzar.

No ocurrió lo mismo en otros ámbitos como el deporte, por ejemplo, que siempre practiqué como un simple aficionado, sin dedicarle el tiempo necesario para realmente llegar a nada. Aparte su pasión innata por el fútbol, los españoles que emigraron a Suiza no vinieron con mucha tradición por los deportes y fueron los hijos los que descubrieron, al contacto con los otros niños y gracias a la escuela, la existencia de esos deportes que tan poca relevancia tenían en España por aquél entonces. Algunos lograron destacar y lo debieron fundamentalmente a su fuerza de voluntad, porque es evidente que es mucho más fácil destacar en el deporte cuando vienes de una familia muy deportista que si tus padres llegan de algún pueblo perdido en el que por aquél entonces los únicos deportes eran el trabajo en el campo y en las obras (tan duros como cualquier entrenamiento profesional, sea dicho de paso). A no ser, de nuevo, que algún ojeador o entrenador fuese capaz de ver tu potencial y de darte el impulso que necesitabas para dar el salto y lograr metas mucho más ambiciosas. Pero eso, cuando vives en una ciudad perdida entre abetos y campos resulta difícil que ocurra. Y eso que mi profesor de educación física en el liceo intentó convencerme más de una vez de convertirme en lanzador de disco, porque pensaba que yo tenía el físico para ello. Pero llegó ya demasiado tarde y no tenía un buen substrato esa semilla para germinar y prosperar...

Mi hermana en cambio es un buen ejemplo de adonde te puede llevar la fuerza de voluntad. Practicó el baloncesto durante años en equipos aficionados, como eran por aquel entonces todos los equipos femeninos suizos (solo recibía un salario la jugadora extranjera contratada por el club) y aún así logró destacar, convirtiéndose en la mejor marcadora "suiza" del campeonato de primera división. Me pregunto muchas veces que hubiese ocurrido si hubiese nacido en Madrid o en Barcelona... Dónde naces, qué educación recibes, de qué apoyos dispones y qué posibilidades de progresar existen allá donde vives condicionan mucho tu progresión en todos los ámbitos de tu vida.

La "identidad" es un tema complicado para los hijos de emigrantes, y a mi me costó andar un poco perdido durante algunos años (los de la universidad). Sintiendo un fuerte apego por la cultura de mis padres pero estando al mismo tiempo totalmente integrado en la sociedad suiza (hasta que no decíamos nuestro nombre, nadie podía sospechar que yo o cualquiera de los españoles de segunda generación no fuésemos suizos), he vivido muchos años dividido entre estas dos identidades en un país que por aquél entonces no reconocía la doble nacionalidad a los españoles, cosa que hubiese resuelto en gran parte el dilema en que vivíamos muchos españoles de segunda generación. Eran también los años en los que la idea de la construcción europea gozaba de gran popularidad y renunciar a la nacionalidad española y europea no era una opción para mí. Más tarde, al marcharme de Suiza, acabé perdiendo absolutamente todos mis derechos y hoy en día, si volviera a Suiza, tendría que empezar todo desde cero. Algo ya imposible, ya que con la pensión de jubilado que recibiría de España, no daría ni para alquilar un cobertizo.



Hoy en día por fin existe la posibilidad para los españoles y demás europeos de obtener la doble nacionalidad.

Se da sin embargo la curiosa paradoja de que hoy en día me considero yo tan suizo como español. Y cuando veo que algún famoso se ha instalado en Suiza para pagar menos impuestos y tras apenas unos años ha obtenido la nacionalidad suiza (es un trato de favor que Suiza concede a los que se instalan allá y se traen toda su fortuna) y encima presume de ello, a mí me hierve la sangre. ¿Qué sabrán ellos de Suiza, de la que tan solo conocen el lado más amable? Recuerdo entonces todo lo que pasaron nuestros padres, los esfuerzos que tuvieron que hacer en silencio para ser "aceptados" en aquél país que muchos de ellos acabaron abandonando para volver a sus países de origen una vez jubilados (una clara muestra de su falta de integración) y a veces me digo que las nacionalidades son una gran estafa. El auténtico reconocimiento, aquí y en la Cochinchina lo otorga el dinero y sin él, eres un paria incluso en tu propio país. Así que desde hace algún tiempo considero que la única identidad válida es la personal. Ser uno mismo y sentirse igual a cualquier otra persona sea cual sea su origen o "identidad". Los nacionalistas encierran a las personas en identidades soñadas que son cárceles del alma y salir de eso te puede llevar años. ¡Sed vosotros mismos y mandad al carajo todos los nacionalistas vendedores de humo!







Se vienen llamando "naturalistas" desde el siglo XVI a aquellas personas que se dedican al estudio de la naturaleza, sin que ese término estuviese asociado a ningún título ni oficializado de alguna manera. Los naturalistas del pasado han sido tanto científicos como artesanos o simples entusiastas. El término es bastante inclusivo y yo me reconozco perfectamente en él, habiendo sido la inmensa mayoría de los naturalistas personas con una curiosidad enorme que se interesaron por casi todos los campos de las ciencias naturales e incluso de la antropología. Observadores de la naturaleza de la primera hora, ellos pusieron la base de lo que luego se convertirían en disciplinas científicas mucho más acotadas y especializadas.



Alejandro de Humboldt y Bonpland, en la selva amazónica del río Casiquiare (óleo de Eduard Ender, hacia 1850).

De todas esas ciencias, la biología es probablemente la que más relevancia ha adquirido, subdividiéndose a su vez en un sinfín de especialidades, dado lo inabarcables que son las Ciencias de la Vida. La que estudia las interrelaciones entre los seres vivos y entre los seres vivos y su medio acabaría llamándose "ecología" y fue durante mucho tiempo el campo de estudio de los ecólogos. Hasta que empezó a crecer en la población el interés por los temas medioambientales, convirtiéndose entonces la ecología en un tema mucho más politizado, que llevó al nacimiento de los grandes grupos ecologistas que conocemos hoy en día.



Manifestación ecologista en Polonia.

El ecologismo no es pues Ciencia, aunque se nutra de conceptos y de ideas propuestas por los naturalistas y científicos que desarrollaron esa ciencia. Pero en el camino, muchas de esas ideas y conceptos han sido mal interpretados, tergiversando el mensaje de los científicos, que normalmente intentan observar la naturaleza de la manera más neutra posible, sin dejarse guiar por ideas preconcebidas. Y no fue nada fácil, sabiendo que para desarrollarse, muchas ciencias tuvieron que desmarcarse del marco conceptual que les imponían las religiones.

Hoy en día, la ciencia intenta mantenerse neutra y no dejarse influenciar por aquellos que intentan imponer sus verdades, pero resulta muy difícil mantener cualquier imparcialidad cuando aquellos que quieren imponer sus verdades son los mismos que financian la ciencia. Abstraerse de las presiones que ejercen esas personas y los grandes grupos de presión que rigen nuestras economía y nuestra ideología es sumamente difícil y si antes los científicos y los naturalistas iluminaron con sus ideas al resto de la sociedad, hoy luchan para que esa misma sociedad no los encierre en un marco de pensamiento muy rígido que impida el desarrollo de ideas y de conceptos novedosos.



Muy dependiente de la financiación que le concede la sociedad, la investigación científica actual no goza de la misma libertad con la que estudiaban los naturalistas del siglo XIX, guiados por su curiosidad y sed de conocimiento.

Para mí, el auge y desarrollo de la biología de las invasiones es un claro ejemplo de como ideas que no tienen nada que ver con la Ciencia han logrado imponerse a los propios científicos desde fuera, tomando incluso prestado todo un vocabulario belicista e ideas xenófobas que no existían en la ecología "primigenia". Se trata de una ideología que se ha disfrazado de ciencia utilizando un vocabulario científico pero que en el fondo no logra esconder ese carácter de pseudo-ciencia que ya denunciaba David Theodoropoulos hace más de 20 años.



La biología de las invasiones nació en los años 50, en una época marcada por el miedo a invasiones militares extranjeras (las de los "rojos" y de los "amarillos") y extraterrestres. Títulos icónicos como la Guerra de los Mundos datan de aquella época.

Los conceptos y definiciones que maneja la biología de las invasiones no son reproductibles ni en el espacio ni en el tiempo. Pongamos un ejemplo muy sencillo: ¿cómo reconocemos a un mamífero carnívoro? Pues resulta que su dentición está adaptada a esa dieta y presenta características que son iguales aquí, en la tundra o en la jungla amazónica. Es más, cuando descubrimos la mandíbula de un mamífero carnívoro en los sedimentos de hace millones de años, esas mismas características nos permiten saber cual era su dieta. Características reconocibles en cualquier lugar y época. Esto es lo que yo llamo Ciencia. Definamos ahora lo que es una especie invasora... Pues resulta que a día de hoy no hay consenso sobre su definición, porque una especie que es "invasora" en algún lugar, puede perfectamente no serla en otra. Y además, eso varía en el tiempo y depende, sobre todo, de la apreciación de cada observador. Algunas personas pueden ver especies invasoras donde otros solo ven especies oportunistas. ¿Os parece eso Ciencia?



El uso de herbicidas en la lucha contra las plantas invasivas, por muy selectiva que sea su aplicación, no deja de ser un peligro para todo el ecosistema. Esos productos son tan peligrosos que pueden incluso afectar gravemente la salud de quienes los dispersan en la naturaleza, sin saber muy bien donde acabarán estas sustancio y qué efectos tendrán en toda la cadena trófica.

Así que pido un poco de respeto por los auténticos amantes de la naturaleza, aquellos que nos consideramos aún naturalistas y observamos las cosas sin prejuicios, aquellos que no consideramos que la naturaleza comete errores que hay que corregir a toda costa utilizando maquinaria pesada y venenos, aquellos que sabemos que la naturaleza está cambiando perpetuamente, reajustándose una y otra vez para responder a los cambios que ocurren a la superficie de la tierra. El cambio climático actual es el mayor desafío al que nos enfrentamos hoy en día. Todos los demás problemas son chiquilladas en comparación. Quienes no quieran verlo y prefieran vivir obcecados con el pasado (ah, ese bendito Holoceno) algún día sufrirán una gran crisis de consciencia, porque los cambios no cesan y son, para más inri, irreversibles. Pero puede que sea demasiado tarde cuando despierten y abran su mente a la realidad...

Capitalismo y liberalismo. Dos palabras que reflejan una misma realidad. La primera hace referencia a un modelo de producción que es el que se ha establecido en gran parte del mundo en los últimos dos siglos y ha llevado el mundo a la situación en la que nos encontramos actualmente. La segunda es su derivada política, siendo el liberalismo, como su propio nombre indica, la ideología que defiende la explotación sin control de los recursos de la tierra por una minoría de personas a las que se les garantiza por la fuerza una total impunidad y un máximo de ganancias en reconocimiento del risego que han asumido. Todos conocemos tales historias de éxito empresarial y de grandes empresas que han forjado su éxito sobre la explotación de recursos naturales gratuitos, que parecían estar esperando desde siempre que los explotáramos. Subyace aquí esa idea tan bíblica de un mundo infinito que cabía a los creyentes explotar y poner en valor. Creced y multiplicaos. Esta frase del Génesis lo resume todo y es la clara demostración de que durante milenios el hombre ha considerado que la tierra era una fuente de recursos ilimitada que se podía expoliar sin miramientos, sin preocuparse por una Naturaleza salvaje que nuestras élites han despreciado desde los comenzos de la Neolitización y sin preocuparse, sobre todo, por los pueblos asentados en esas regiones, que corrieron la misma suerte que la Naturaleza en la que vivían y de la que no tenían ningún título de propiedad. Los últimos milenios han visto la asimilación forazada o la aniquilación de muchos pueblos cuyo modo de vida era mucho más respetuoso de una naturaleza que se ha venido abajo definitivamente en los últimos dos siglos.



Mina de oro ilegal en la región del Homoxi en la Tierra Indigena Yanomami. (Foto: Bruno Kelly/Amazônia Real).

Con el calentamiento global y el desplome de la biodiversidad, de repente mucha gente se ha dado cuenta que el modelo de sociedad que se ha impuesto sobre la tierra durante los últimos dos siglos realmente es una gran estafa que no ha afectado a todos por igual. Los que impulsaron este modelo de sociedad y lo vendieron a los demás como una oportunidad única de progresar y de enriquecerse viven hoy tranquilos en sus vastas mansiones alejadas del bullicio y de la contaminación. Los demás, la inmensa mayoría de la población, vivimos en grandes urbes, ahogados por las deudas y ganando unos salarios que apenas nos permiten seguir soñando con que las cosas algún día mejoren. En este mundo de pantallas que hemos creado para olvidarnos de la realidad, éstas actuán como una venda que no nos permite ver más allá de las pantallas y nos mantiene presos de sueños irrealizables para una inmensa mayoría de personas. Las diferencias sociales no han dejado de acentuarse durante las últimas décadas. La diferencia entre ricos y pobres es hoy en día abismal. Pero lo más grave actualmente es la diferencia entre generaciones, siendo los jóvenes hoy en día los más perjudicados por la mala repartición de la riqueza. Muchos "viejos" lograron alcanzar un nivel de riqueza nunca visto antes y no sueltan prenda, acaparando las viviendas y los buenos puestos de trabajo, a los que los más jóvenes tan solo acceden con muchísima dificultad. A los jóvenes y a los recién llegados (inmigrantes) no les queda otra que compartir piso para "independizarse" y aceptar los trabajos más penosos y peores pagados para salir adelante. ¿Lograrán salir adelante y coger algún día el famoso "ascensor social"?




Evolución observada y prevista de la producción de petróleo en el mundo.

Se avecinan tiempos terribles en los que nos tocará pagar con creces los errores cometidos por las generaciones anteriores, que se tragaron ese cuento del mundo infinito y del crecimiento sin límite. Pero esto está a punto de acabarse. La producción de petróleo ya ha pasado por su máximo y la necesidad de parar el cambio climático nos va a obligar a cerrar el grifo de las explotaciones de hidrocarburos si pretendemos evitar una catástrofe climática global. Esto significa el fin de la energía abundante y barata y pone en tela de juicio todas la inversiones y decisiones tomadas cuando el petróleo no valía casi nada. Imaginaos que hace 20 años os comprasteis una casa fuera de la gran ciudad, en plena naturaleza, totalmente dependiente del coche par ir a trabajar y a comprar. ¿Seguirá siendo posible si el precio del petróleo se multiplica por diez? Qué exagerado estaréis pensando. Pero si el precio del petróleo es capaz de casi duplicarse debido a la política, sin que la producción varíe sustancialmente, qué creéis que pasará el día en que la producción caiga en picado? Se convertirá en un producto de lujo reservado para uso militar o para la elaboración de productos derivados del petróleo que tienen difícil sustitución. ¿Viajar en avión? Una vez más me parece a mí que los único aviones que veremos volar en nuestros cielos dentro de 50 años serán los jets de los millonarios y los transportes de muerte de los militares...



Los jets privados probablemente sean los únicos vuelos comerciales viables a largo plazo... Fotografía: Juergen Lehle / Licencia: CC BY

Es evidente que ha llegado el momento de cambiar nuestro modelo de sociedad si queremos que el cambio climático no nos afecte de pleno. Todos somos conscientes, en mayor o menor medida, de que tenemos que actuar. Yo el primero, que llevo años advirtiendo de lo que se nos viene encima. Pero mi propio ejemplo no invita al optimismo. Ahogado por las deudas, víctima de unos okupas que han dejado de pagarme el alquiler y me han dejado sin ninguna capacidad de reacción financiera (una manera elegante de decir que soy oficialmente pobre), llevo años sin ni tan siquiera poder salir de Madrid, preso de este monstruo de ciudad en el que estoy condenado a desperdiciar mis mejores años. El día en que la cosa mejore, tal vez ya no esté yo ya para muchos trotes. Esa es mi situación particular. Pero millones de personas podrían contar historias similares y pedir a esas personas que de repente cambien su modo de vida y hagan un sacrificio que no pueden costearse es irrealista. Lo más que podemos hacer es pegar cuatro gritos, con el peligro de que luego nos llamen extremistas o antisistemas. Lo que sería toda una paradoja, ya que somos precisamente nosotros los que estamos presos de este sistema del que no hay manera de escapar y en el que participan activamente los bancos, la justicia, los empresarios, etc. La otra manera es negar simple y llanamente que existe el problema y dejarse seducir por las sirenas de una extrema derecha que lanza mensajes muy fáciles de entender, auque basados en mentiras difíciles de contrarestar cuando tu mente anda ocupada por problemas del día a día mucho más acuciantes que unas cuantas décimas más de calentamiento global.

En fin, para no cerrar este post con un mensaje demasiado negativo y pesismista, quisiera insistir en la idea de que solo entre todos lograremos cambiar esta sociedad y "redimensionarla" de acorde a las posibilidades de este mundo. Algo similar me pasa a escala personal: solo lograré salvarme renunciando a la herencia de mis padres, vendiendo el piso que compraron ahorrando toda su vida. Un destino que probablemente comparto con muchos millenials, que deberán el no caer en la pobreza a lo que hereden de sus padres. El próximo que me diga que "España va bien" se habra merecido el sopapo que millones de personas en este país le podrían soltar...

Cuando hablamos de Gimnospermas, solemos pensar inmediatamente en las Coníferas, que todos reconocemos de inmediato por algunos rasgos morfológicos evidentes. Sus hojas suelen ser aciculares o muy alargadas y sus inflorescencias son conos constituidos por escamas en cuya base se disponen los óvolos. Esos conos ofrecen a los óvulos una protección que poco tiene que envidiar a la de los frutos de las Angisopermas. Nos olvidamos generalmente que existen algunas Gimnospermas que difieren muy notablemente de las Coníferas y cuyos évulos realmente están plenamente expuestos. Estamos hablando de las Cicadáceas y de un árbol excepcional que ha atravesado los tiempos geológicos: el ginkgo (Ginkgo biloba). Al igual que el árbol de la gutapercha (Eucommia ulmoides), el ginkgo vio su área de repartición reducirse drásticamente durante las glaciaciones, hasta el punto de que ni tan siquiera sabemos hoy cuál fue exactamente su área de repartición natural en tiempos recientes. Se trata del único superviviente de un orden (Ginkgoales) que conoció su periodo de esplendor en la era secundaria. Una supervivencia que dura ya 55 millones de años, conociéndose la existencia de una única especie (Ginkgo adiantoides) durante ese largo periodo de tiempo, en el que no ha sufrido ningún cambio morfológico de consideración. Se suelen describir los fósiles del Terciario bajo el nombre de Ginkgo adiantoides pero se trata de un convencionalismo. Esa especie, en efecto, es absolutamente indistinguible de la especie actual y habría de considerarse, en realidad, como la misma especie. O, para no herir sensibilidades, como su descendiente directo (y único).



Hoja fósil del Paleoceno de Ginkgo adiantoides (Sentinel Butte formation, Dakota du nord, EE.UU.) / Fotografía: Carion Minéraux

El ginkgo es una especie termófila que aguanta, incluso, cortos periodos de sequía. Desapareció del continente europeo relativamente temprano, víctima tanto del frío como de la probable desaparición de los vectores de sus semillas. En sus últimos reductos naturales, el ginkgo es una especie que se desarrolla preferentemente en grietas de rocas o en zonas perturbadas como las laderas de los ríos (levée), pendientes rocosas abruptas o bordes de roquedos. Su cultivo como planta ornamental, sin embargo, la ha extendido por todo el mundo, ya que tolera una gran variedad de suelos y de condiciones climáticas. La única limitación, entendible visto el tipo de medios en el que vive, es que el suelo debe estar bien drenado. Debido a su gran resistencia a la contaminación, se utiliza dese hace tiempo en Asia como árbol viario, siendo más reciente su uso en las calles de las ciudades españolas. Cabe destacar, en Madrid, la larga alineación de ginkgos de la calle Príncipe de Vergara. El ginkgo parece que está de moda hoy en día y esa es, sin duda, una muy buena noticia para ese auténtico fósil viviente.



Evolución de la distribución de Ginkgo adiantoides durante el Terciario Tralau (2007)

El ginkgo parece haberse extendido por todo el centro y sur de Europa cuando empezaron a bajar las temperaturas tras el Óptimo Climático Mioceno. Antes estaba presente en latitudes mucho más altas principalmente en Asia y Norteamérica, por encima de los 45 grados de latitud. En el Plioceno, los restos fósiles parecen concentrarse en el centro y el sur del continente. Es interesante notar que, contrariamente a lo que se suele afirmar generalmente, sí parece que el ginkgo logró sobrevivir durante parte del Cuaternario en la región del Cáucaso (Chechenia).





Distribución en Europa del género Ginkgo durante el Neógeno. Ver la explicación de los colores en la columna de la derecha.

Su presencia en la Península Ibérica ha sido puesta de manifiesto por distintos estudios, tanto de macrorestos como de palinomorfos. Su presencia está bien documentada, por ejemplo, en la Cuenca del Duero en el Mioceno. En el Mioceno de la Cerdanya se han encontrado macrorestos indiscutibles, asociados a géneros como Tsuga, Torreya, Buxus, Zelkova, Quercus, Acer y Populus. En Huelva, macrorestos del Plioceno interpretados como pertenecientes a esta especie son, sin embargo, bastante más dudosos.



No os cuento como olían mis manos tras recoger esas "semillas"...

El cultivo del ginkgo a partir de semillas es de lo más sencillo. La parte más “delicada” siendo, tal vez, la recogida y la limpieza de sus semillas. El ginkgo, en realidad, no produce “semillas” en el sentido más estricto de la palabra. Los óvulos, desnudos, acaban de madurar e incluso de ser fecundados en el suelo. La parte exterior del óvulo es carnosa y tiene un olor a mantequilla rancia o a vómito muy persistente y característico. Eso hace que se suelan privilegiar los pies machos en los parques y jardines.

Una vez eliminada la parte carnosa, las “nueces” limpias se pueden conservar a temperatura ambiente hasta la primavera. La tasa de germinación, al menos aquí en Madrid, suele ser bastante alta. Aunque por ahora tan solo estoy plantando Ginkgos en parques y jardines, mi idea es averiguar en qué lugares sería capaz esta especie de crecer sin ningún tipo de ayuda. A priori, veo factible su supervivencia a orillas de los ríos y al pie de la sierra. Tardaré probablemente unos añitos en averiguarlo. Así que os tocará ser pacientes…



Plántula de Ginkgo biloba, Madrid

No tengo constancia de ningún proyecto llevado a cabo actualmente para utilizar al Ginkgo como árbol forestal. Existen extensas plantaciones en el SE de Francia para el uso farmacológico de los extractos de sus hojas, pero a nadie parece habérsele ocurrido que el ginkgo podría ser un valiosísimo árbol forestal. El único precedente que he encontrado es una plantación experimental llevada a cabo en en S de Francia (Tauzin, 1994), pero no he logrado encontrar ninguna información reciente acerca de ese proyecto. Si alguien tiene información sobre algún proyecto de introducción del ginkgo como árbol forestal, le agaradecería de todo corazón que nos lo cuente en los comentarios.

Ginkgo bilobaFamilia: GinkgoaceaeOrden: Sapindales

Árbol de hasta 40 m, con un tronco que puede alcanzar los 4 m de diámetro; corteza gris clara o castaña-grisácea, fisurada longitudinalmente, en particular en los árboles más viejos; copa inicialmente cónica, finalmente anchamente ovoidea; ramillas largas de un color amarillo acastañado claro al principio, luego gris, internodos (1)1,5-4 cm; braquiblastos de color gris negruzco, densamente cubiertos de cicatrices irregularmente elípticas; yemas de invierno ovadas, de un color castaño amarillento. Hojasde color verde claro que se torna amarillo intenso en otoño, con un pecíolo de (3)5-8(10) cm; lámina de hasta 13 x 8(15) cm sobre los árboles jóvenes pero generalmente de 5-8 cm de anchura, las hojas de las ramillas largas divididas en dos lóbulos por un profundo seno apical, las de los braquiblastos con el ápice ondulado y escotado. Conos masculinos de color marfil, 1,2-2,2 cm; sacos polínicos en forma de barca, con una ancha apertura. Semillas elípticas, estrechamente obovoideas, ovoideas o subglobosoas, 2,5-3,5 x 1,6-2,2 cm; sarcotesta de color amarillo o amarillo anaranjado glauco, con un olor rancio cuando alcanza la madurez; esclerotesta de color blanco, con 2 o 3 costillas longitudinales; endotesta de color castaño rojizo claro.

Ginkgo 

Árboles decíduos, dioicos; tronco alto, muy ramificado; ramillas dimorfas, cortas o largas. Hojas alternas, dispersas y espiraladas sobre las ramillas largas, fasciculadas sobre las ramillas cortas, largamente pecioladas, flabeladas, de venación paralela, apretada, dicótoma, abierta, raramente anastomosada; base anchamente cuneada; margen recto, entero; ápice bilobado o emarginado. Estructuras reproductivas producidas en fascículos en la axila de las hojas escuamiformes del ápice de las ramillas cortas, antes de desarrollarse las hojas. Conos masculinos pedunculados, péndulos, amentiformes; microesporófilos numerosos, dispuestos en espiral, bastante laxamente; microesporangios 2, elípticos; sacos polínicos dehiscente longitudinalmente. Óvulos nacidos sobre un largo pedúnculo dividido dicótomicamente, a veces dividido en 3-5 ramas terminales; cada rama de ápice discoidas, portando un óvulo erecto, sésil; generalmente tan solo llega a madurar una única semilla en cada pedúnculo. Semillaslargamente pedunculadas, péndulas, drupáceas, con un único tegumento que se diferencia en una sarcotesta carnosa, una esclerotesta ósea y una endotesta membranosa; tejido del gametofito femenino abundante. Cotiledones 2(3). Germinación hipógea. 2n=24.





(1) Hably, L., & Marrón, M. T. F. (2007). The first macrofossil record of Ginkgo from the Iberian Peninsula. Neues Jahrbuch fur Geologie und Palaontologie - Abhandlungen, 244(1), 65-70
(2) Rivas Carballo R. Valle M.F. (1986) / Nuevas aportaciones a la palinología del terciario de la Cuenca del Duero (Torremormojón, Palencia). / Studia Geologica Salmaticensia, Vol. XXII, pp. 133-143
(3) Muñiz F. et al. (1999) / Nuevos datos sobre macroflora del Plioceno en el Suroeste de la Península Ibérica (Lepe, Huelva, España) / Geogaceta, Vol. 25, pp.143-146
(4) Tralau H. (2007) / Evolutionary trends in the genus Ginkgo. / Lethaia, Vol. 1, pp. 63-101
(5) Tauzin N. (1994) / Introduction du Ginkgo biloba dans les Maures. / Forêt Méditerranéenne, Vol. XV (3), pp.352-353



La publicación hace unos días de un interesantisimo artículo de Miguel Delibes en El Pais (Los cangrejos de Felipe II: el capricho real que cambió la fauna ibérica) acerca de la manera en que se descubrió que el cangrejo de río "autóctono" en realidad fue introducido por Felipe II desde la Toscana italiana ilustra a la perfección lo difícil que resulta a veces determinar qué especies de nuestra fauna y flora realmente son autóctonas y no fruto de antiguas migraciones propiciadas por el Hombre. Bien es sabido que los fenicios, griegos y romanos introdujeron muchas especies en la Península Ibérica que hoy nadie considera como exóticas. Son especies que los botánicos califican de "arqueofitos", cuya presencia desde hace tanto tiempo hace que las consideremos autóctonas, por mucho que su expansión probablemente presentase en su momento todas las características de una invasión. Esas especies, hoy, viven en equilibrio en los ecosistemas que invadieron, dando pleno sentido al proverbio romano que decía Tandem aliquando, invasores fiunt vernaculi. Lo que significa "finalmente, los invasores se convierten en indígenas".



Cangrejo de patas blancas (Austropotamobius pallipes), Aquarium du Val-de-Loire, Lussault-sur-Loire, Indre-et-Loire, FRANCE / Autor: Bernard DUPONT / Licencia: CC BY-SA 2.0

¿Es pues el cangrejo que se podía encontrar en muchos ríos ibéricos una especie autóctona o una especie exótica? Esta pregunta nos devuelve a la que nos hacíamos en el anterior artículo: ¿cómo se integra el factor tiempo en la interpretación de las invasiones biológicas? ¿Dónde se fija el límite para considerar una especie autóctona aunque provenga de fuera? Personalmente tiendo a pensar que una especie se puede considerar autóctona a partir del momento en que ya se ha integrado y se ha establecido un nuevo equilibro entre esa especie y los ecosistemas en los que que se ha establecido. ¿Era ese el caso del cangrejo "ibérico"? Casi. En realidad, desde el momento en que se introdujo, el cangrejo fue expandiéndose por toda la Peninsula, ya sea espontáneamente o intoducido por el hombre (caso del S de la Península). Parece por ejemplo que alcanzó y se expandió por Cataluña tan solo al principio del siglo XX. Se podría pues considerar que en el siglo XX el cangrejo de río aún se podía considerar como una especie exótica invasora, al menos localmente.



Especies tan comunes como las amapolas son muy probablemente arqueofitas que llegaron siguiendo los cultivos cuando se produjo la Neolitización del continente europeo.

Muchas especies de nuestra flora son probablemente arqueofitas. Sobre todo aquellas especies ruderales muy infeodadas a nuestros cultivos, que probablemente siguieron el proceso de Neolitización desde el E de la cuenca mediterránea y Oriente Medio. Un estudio realizado en Irlanda estableció que de las aproximadamente 3815 especies que constituyen la flora de esa isla, probablemente 96 son arqueofitas (2,5 %). En la cuenca mediterráneaes es probable que ese porcentaje sea mucho mayor. En el mundo animal, una especie como el gorrión "doméstico" parece tener el mismo origen y siguió los primero agricultores en su desplazamiento hacia el Oeste. En la Península Itálica se topó con otra especie de gorrión con la que se hibridó, surgiendo una especie completamente nueva (el gorrión itálico). Este ejemplo demuestra que la llegada de especies exóticas no neceariamente es siempre perjudicial. Puede impulsar y favorecer el nacimiento de nuevos taxones que son muy difíciles de evaluar con las definiciones que maneja la biología de las invasiones. Imaginemos que dos especies exóticas se hibridan en algún lugar y que de ese evento surge una especie perfectamente adpatada al entorno en que nació y empieza a expandirse. ¿Cómo ha de considerarse esta nueva especie? No proviene de fuera, puesto que nació en el propio territorio que ahora coloniza. Ejemplos como éste habrá muchos más en el futuro, porque además de hibridarse, las plantas naturalizadas en alguna región emprenden un camino evolutivo diferente al de las poblaciones de las que son originarias y algunos estudios demuestran que este proceso puede ser mucho más rápido de lo que se pensaba. Al erradicar una especie invasora, no estamos eliminando especies tan ajenas al medio como parece porque en muchos caso ya han cambiado mucho desde que se introdujeron.



La coloración del mapa denota la distribución fenotípica indicada por los dibujos de aves a la derecha del mapa. Los dibujos de los pájaros indican las características específicas del plumaje masculino de los tres taxones [16]. Los diagramas de tarta indican el índice híbrido medio en las localidades de muestreo, donde el color blanco y el negro indican la contribución genética del gorrión común y el gorrión molinero, respectivamente. Las localidades con evidencias de intercambio genético reciente entre gorrión común y gorrión chillón se indican con flechas (Trier et al., 2014).

Todos estos ejemplos nos demuestran que las invasiones biológicas no son una realidad nueva, por mucho que el fenómeno se haya acelerado considerablemente al mover el Hombre muchas especies fuera de las provincias corológicas a las que pertenecían. Muchas personas ven en ello un peligro para la biodiversidad y abogan por un regreso a las condiciones originales en todas las regiones en las que especies exóticas han hecho su aparición. Pero no todas las especies exóticas son problemáticas y el éxito de una u otra no necesariamente significa que esta sea peligrosa para las demás especies. Muchas de las especies que calificamos de invasoras en realidad sacan provecho de las condiciones que el hombre ha creado. Que eso favorezca un pequeño grupo de especies (no todas exótica sea dicho de paso) que ven sus poblaciones aumentar considerablemnte no significa para nada que vayan a extinguir a las demás, como sugiere el clásico gráfico con el que la biología de las invasiones explica la "explosión" demográfica de las especies invasoras (ver artículo anterior). Además, una vez que se han establecido nuevos equilibrios entre especies, los cambios que han llevado a ese equilibrio casi nunca son 100% reversibles.



Muerte masiva de las chumberas en la ladera del cerro de La Mola (Novelda) / Fotografía: ELPERIODIC.COM

Escuché en una conferencia alguien que vivía en la Sierra de los Filabres quejarse de que la completa eliminación de las chumberas, atacadas por las cochinillas del carmín (Dactylopius coccus / Dactylopius opuntiae), había conducido a una situación crítica, al no haber ahora ninguna especie autóctona capaz de fijar el suelo en las vertientes orientadas hacia el sur. La casi total eliminación de las chumberas en muchos lugares solo ha llevado en realidad a acelerar los procesos erosivos y de desertización porque simplemente, ya no había vuelta atrás posible. Aunque la desaparición de las chumberas es vista con buenos ojos por los "protectores" de la naturaleza, lo cierto es que esa especie desempeña un papel muy importante en amplias zonas del S peninsular y el esfuerzo de los biólogos se centran ahora en encontrar algún depredador capaz de regular las poblaciones de cochinillas para evitar la completa desaparición de la chumbera. Este caso es particularmente interesante, porque nos demuestra que algunas especies que algunos consideran invasoras tienen en realidad un fuerte arraigo en nuestro territorio y pueden ser consideradas como naturalizadas no solamente desde un punto de vista estricatmente biológico, sino también "culturalmente", al ser especies muy conocidas y apreciadas por los usos que se hacen de ellas.

¿Significa pues todo lo anterior que las invasiones biológicas no tienen consecuencias para las especies establecidas y que las especies invasoras acaban siempre asimilándose? No necesariamente. Muchas especies invasoras acaban fracasando en su intento. Pero es cierto que cualquier cambio en un equilibrio significa que parte de las especies que participan de ese equilibrio acabarán sometidas a un estrés al que tendrán que reaccionar de una u otra manera. En Francia, en algunos bosques, se ha podido constatar que tras varios veranos muy estresantes, enfrentando temperaturas y sequías inusuales, muchos árboles han reaccionando con abundantes fructificaciones, sabiendo de alguna manera que les tocaba "moverse" y buscar lugares que les sean más favorables. La competencia con especies mejor adaptadas a las nuevas condiciones climáticas inevitablemente favorecerá a las especies recién llegadas. La proliferación de esas especies, muchas de ellas exóticas, ha de relacionarse siempre con algún cambio ocurrido en los ecosistemas o por ocupar esa especie algún nicho ecológico actualmente desaprovechado. La expansión actual de la hiedra y de varias especies de lianas exóticas en los bosques europeos me parece una buena ilustración de ello. Frecuentes en las regiones tropicales, las especies trepadoras y epífitas son escasas en los bosques templados y la subida de las temperaturas claramente favorece la expansión de tales especies en nuestros bosques, que poco a poco van "tropicalizándose". Esto también incluye, en algunas regiones, la instalación y el desarrollo de especies perennifolias (laurofilización).

Me parecen muy interesantes algunos estudios llevados a cabo por la biología de las invasiones, que intentan predecir el poden invasivo de muchas especies para anticiparse a su posible expansión. Pero la pregunta que realmente tiene sentido es otra:¿tiene realmente algún sentido querer evitar algo que es inevitable? Si los modelos de los climatólogos son ciertos, esto significa que nuestra fauna y flora van a sufrir en algunas regiones una renovación más o menos completa. El cambio esperado es tan importante que no existe en el continente europeo ninguna especie adaptada a las condiciones esperadas. Imaginemos que mañana las condiciones climáticas favorezcan en algunas regiones húmedas el crecimiento de auténticas laurislivas. ¿De dónde provendrán las especies capaces de prosperar en tales ecosistemas? La única especie de árbol propio de tales bosques que ha sobrevivido en la Europa continental es el laurel. ¿Qué pretenden los invasionistas? ¿Que de reconstituirse tales bosques en el futuro estos sean formaciones puras de laurel? No tendría ningún sentido, además, sabiendo que en el resto del mundo estos bosques son auténticos centros de biodiversidad. La naturaleza, sin embargo, no ha esperado a que nos lo planteemos. En regiones como "Insubria" (N de Italia y cantón suizo del Ticino) especies como la palmera de Fortune, el alcanforero del Himalaya y otras muchas especies perennifolias cultivadas en esa región llevan décadas invadiendo los bosques caducifolios de esa región.



Un laurel cerezo (Prunus laurocerasus) en un bosque al sureste de Bruselas. / Fotorafía: La Gazette des Plantes

¿Qué hacemos ante cambios espontáneos como los que ya se pueden observar en muchas regiones? ¿Nos gastamos millones intentando frenar esa evolución o la favorecemos y acompañamos sin tener miedo de lo que venga? De todos modos el cambio climático es inevitable. Ignorar sus consecuencias, claramente no nos lleva a ningún lado. Erradicar todas las especies exóticas que muestren veleidades expansivas podría ser totalmente contraproducente al evitar la necesaria renovación de las faunas y floras a la que aludíamos antes. Dicho de otro modo, esa lucha numantina contra las invasoras podría convertirse en un auténtico suicidio a medio y largo plazo.


Trier C.N. et al. (2014) / Evidence for Mito-Nuclear and Sex-Linked Reproductive Barriers between the Hybrid Italian Sparrow and Its Parent Species / PLOS Genetics, Volume 10, Issue1, e1004075
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SOBRE EL AUTOR

Geólogo de formación, nacido en Suiza pero establecido en España desde hace más de 20 años, trabajo actualmente en el sector de la informática (soporte). Eso no me ha impedido mantener vivo mi interés por los temas medioambientales, el cambio climático en particular, cuyas consecuencias intento anticipar buscando respuestas en ese pasado no tan lejano hacia el que parece que estamos empeñados en querer volver.

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