Crónicas de un mundo en mutación


El cambio climático ya es una realidad que promete modificar profundamente nuestros paisajes, nuestra flora y nuestra fauna.
El pasado es una ventana que nos permite intuir cómo será ese futuro que os propongo descubrir.

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Cambio climático

¿Invasoras?

Paleoautóctonas

En un lugar del desierto, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo había vida...

Así podría empezar una versión del siglo XXII del Quijote. ¿Desiertos en la Mancha? Pues sí, desiertos y estepas cálidas, ecosistemas similares a los que hoy ya se pueden observar en algunas regiones del SE de la Península o del valle del Ebro.



Amanecer en el desierto de Tabernas (Almería) / Fotografía: Dgalan / Licencia: CC BY-SA

En los artículos anteriores nos hemos centrado en los efectos que podría tener en algunas zonas litorales la subida del nivel del mar como consecuencia de la subida de la temperatura media global del planeta. Un ejercicio relativamente fácil de llevar a cabo, puesto que basta con disponer de un buen mapa topográfico para saber qué zonas se verán afectadas. En este tercer artículo intentaremos anticipar las consecuencias directas del calentamiento de la atmósfera en una región en la que las temperaturas han subido bastante más que en el resto de la Península Ibérica. Tal como se puede ver en la figura a continuación, en buena parte de Castilla-La Mancha (incluyo en ella la provincia de Madrid que realmente forma parte de la misma unidad geográfica) la temperatura media ha subido desde los años 70 entre 1,5 y 3 grados.


Esta subida de la temperatura media en todas las épocas del año tiene dos consecuencias inmediatas: un aumento de la aridez al incrementarse la evapotranspiración y un alargamiento del periodo durante el que las precipitaciones no logran compensar la evapotranspiración. Esto significa que incluso si el mismo nivel de precipitaciones se mantiene, la aridez aumenta tan solo debido al aumento de las temperaturas. Es lo que ha sucedido en gran medida en España, donde no han bajado de forma signifiativa las precipitaciones. Debido a ese aumento de entre 1,5 y 3 grados de la temperatura media anual en el centro de la Península, los climas áridos han extendido consierablemente su área en el último medio siglo, tal como muestra la publicación de Chazarra Bernabé A. et al. (2022).




Tipos de clima de la clasificación de Köppen-Geiger para los periodos de referencia 1951-1980 y 1980-2020. Las zonas de color amarillo y anaranjado corresponden a los climas semiárido cálido (estepario) y árido cálido (desértico). / Chazarra Bernabé A. et al. (2022)

Esta tendencia a la expansión de los climas áridos, a no ser que cambie por completo el régimen de precipitaciones, irá en aumento y de no limitarse la subida de la temperatura media global a un nivel razonable, podría llevarnos a un escenario en el que toda la mitad S y el E de la Península acabarán teniendo climas áridos con el desarrollo, localmente, de auténticos desiertos.




Tipos de clima de la clasificación de Köppen-Geiger para el periodo de referencia 2071-2100 / Climate zones on the move

Llegados a este punto, uno podría preguntarse si ya hubo periodos en los que el centro de la Península tuvo climas tan áridos como los que anticipan los modelos de los climatólogos y la respuesta es que sí, efectivamente, el clima del centro de la Península tuvo un caracter árido durante buena parte del Mioceno y, posiblemente, del Plioceno. Los estudios palinológicos llevados a cabo sobre los sedimentos del Mioceno Medio de la cuenca del Tajo nos muestran la existencia de distintos ambientes paleoecológicos en aquella época.

• Bosques de Pináceas y de frondosas en las cumbres y laderas montañoses (Tsuga, Fagus, Zelkova e Ilex).

• Ambientes ripícolas, con presencia de praderas húmedas y bosques de ribera con Populus, Alnus, Carya y Daphnogene, en zonas de inundación por desbordamiento de los ríos.

• Zonas palustres en las que están presentes géneros como Riccia, Taxodium, etc. En los deltas y márgenes lacustres crecerían Myrica, Phragmites, Esparganiáceas, Tifáceas, Glyptostrobus y algas de agua dulce.

• Praderas xéricas abiertas constituidas fundamentalmente por especies herbáceas de las familias Chenopodiaceae-Amaranthaceae, Poaceae, Asteraceae, Apiaceae y Plumbaginaceae. En estas fromaciones abiertas crecerían de forma dispersa árboles y arbustos de distintos géneros y familias adaptados a la xericidad: Pinus, Juniperus, Quercus, Podogonium, Caesalpináceas, Pistacia, Robinia, Colutea, Paliurus, Ephedra, Celastrus, Phillyrea, Ericáceae.

Las elevadas proporciones de plantas herbáceas adaptadas a condiciones de aridez en todas las muestras de esa época (entre 40 y 90%) sugieren condiciones de aridez con un régimen de bajas precipitaciones desigualmente distribuidas a lo largo del año.




Representación en un perfil esquemático de los distintos paleoambientes y sus paleoasociaciones vegetales. Fernández Marrón et al. (2004)

Los estudios palinológicos realizados sobre los sedimentos del Mioceno Medio sugieren pues la existencia de un clima árido en aquella época (que es la época para la que disponemos de más información) con un fuerte contraste entre la vegetación de los grandes valles aluviales y la de las zonas adyacentes expuestas a largos meses de sequía. Un clima que favoreció la formación de grandes depósitos evaporíticos en buena parte de la cuenca del Tajo, que tenía entonces un caracter endorréico (no tenía salida al mar). Una vegetación típicamente halofítica crecía entonces a orillas de vastas lagunas sometidas a una fuerte evaporación, con la presencia de los géneros Limonium y Armeria, así como especies tolerantes a la salinidad pertenecientes a géneros como Ricinus, Plantago, Linum, Lotus, y familias como las Caryophyllaceae y Euphorbiaceae.



Salvo la URL de la página en la que la he encontrado, ignoro por completo la procedencia y el autor de esta imagen. No me atrevo a hablar de fotografía, porque me parece demasiado perfecta. Parece más bien una imagen generada por alguna IA, pero me parece una perfecta ilustración del aspecto que debía tener la cuenca endorreica de Madrid en periodos de lluvias. Fuente: SPLENDIA LUXURY & CHARCTER HOTELS

Una descripción muy en consonancia con las previsiones de los climatólogos, que apuntan a un aumento de la aridez en buena parte de la Península. Una aridificación que se superpone a la fuerte degradación que muchas regiones ya han sufrido a lo largo de los milenios anteriores, con pérdidas de suelo irreversibles que no harán sino amplificar los efectos del cambio climático. Quienes quieran hacerse una idea de como podrían ser los paisajes de Castilla-La Mancha (y de buena parte de la Península) a finales de siglo y adelante solo tienen con viajar a aquellas zonas que tienen actualmente un clima semiárido cálido (BSh) o árido cálido (BWh),



Desierto de Los Monegros con las nevadas cumbres de los Pirineos al fondo. / Fotografía: Chisquio / Licencia: CC BY-SA

Partiendo de una situación en que la vegetación potencial de buena parte de esta región es el bosque mediterráneo, el cambio de paisaje promete ser bastante drástico, modificando por completo la composición florística y faunística de los actuales ecosistemas. Quienes sueñan con ver bisontes galopando en nuestras dehesas tendrán que transferir sus sueños bastante más al norte. A finales del siglo XXI Castilla-La Mancha será una tierra más bien propia de arruis y de gacelas. Ni que decir que muchos de los cultivos de secano hoy en día posibles en esta región dejarán de serlo en el futuro. Un sector tan importante como el viti-vinícola (la región produce la mitad de todo el vino producido en España) se verá duramente impactado si no recurre de forma masiva al riego, lo que en un contexto de creciente aridificación puede resultar cada vez más insostenible. Es evidente que el sector agrícola tiene por delante días muy complicados y las tensiones por un recurso tan preciado como el agua irán en aumento, convirtiendo la gestión de las distintas cuencas hidrográficas en una auténtica pesadilla. Puede que los trasvases entre cuencas tengan los días contados...



La progresiva aridificación de la Mancha y de buena parte de la Península pone en serio peligro el futuro de zonas húmedas como la de las Tablas de Daimiel / Fotografía: Adrián Rodríguez / Licencia: CC BY-SA

En un contexto como el que acabamos de describir, el futuro del Parque Nacional de las Tablas de Daimiel se ve francamente muy oscuro, siendo ya a día de hoy un entorno que el hombre tiene que alimentar en agua artificialmente para asegurar su supervivencia. Como aumente la aridez, disminuyan los caudales de los ríos y aumente el consumo de aguas subterráneas, todas las condiciones están reunidas para que este espacio natural desaparezca definitivamente.


Chazarra Bernabé A. et al. (2022) / Evolución de los climas de Köppen-Geiger en España (1951-2020) / XII Congreso Internacional de la Asociación Española de Climatología (AEC)
Fernández Marrón, M. T., Fonollá Ocete, J. F., Sesé Benito, C. y Jiménez Rodrigo, J. C. 2004. Estudio paleoambiental de nuevos yacimientos de plantas y vertebrados de la “Unidad Intermedia” del Mioceno Medio de la cuenca de Madrid. [Palaeoenvironmental study of new plants and vertebrate sites of the “Unidad Intermedia” from Middle Miocene of Madrid basin.] Revista Española de Paleontología, 19 (2), 199-213

De todas las zonas costeras de la Península Ibérica que se verán irremediablemente afectadas por la subida del nivel del mar, la región del Bajo Guadalquivir es sin lugar a dudas la que se verá más impactada. Contrariamente a la Marjalería de Castellón, esta región está muy poco urbanizada, seguramente debido a que los procesos geomorfológicos que han conformado la fisiografía de esta región han sido muy activos durante los últimos milenios y siglos. Consecuencia de ello, esta región ha tenido una geografía muy cambiante que posiblemente sea la explicación de uno de los grandes misterios de la arqueología española: la ubicación de la mítica ciudad de Tartessos. De haber existido esta ciudad y haber estado situada en el Bajo Guadalquivir, sus ruinas probablemente hayan quedado sepultadas por los aportes terrígenas de uno de los ríos más importantes de la Península, en una zona de sedimentación muy activa en el interfaz de la tierra con el Océano Atlántico. Dudo mucho, con la subida del nivel del mar, que nunca encontremos esas fantaseadas ruinas.



Marismas de Doñana / Fotografía: Dvazquezq / Licencia: CC BY-SA 3.0 ES

Desde un punto de vista geológico, la región de Doñana es pues extremadamente joven, habiéndose formado esa extensa zona de marismas a consecuencia de la sedimentación ocurrida en la región el Bajo Guadalquivir tras la estabilización del nivel del mar hace aproximadamente 6500 años. En aquella época el mar se adentró en el valle del Guadalquivir hasta alcanzar la actual ciudad de Sevilla, formándose un extenso golfo que los aportes terrígenos del Guadalquivir fueron rápidamente colmatando.



Evolución de la región del Bajo Guadalquivir entre el momento en que se estabilizó el nivel del mar hace 6500 año (a), el periodo del Bronce Final hace aproximadamente 3000 años (b) y la época romana (c). Borja Barrera F. et al (2018).

La zona de marismas que se ha desarrollado en el gran golfo que se formó tras la subida del nivel del mar a principios del Holoceno tiene una altitud media que apenas supera el metro, situándose muchas zonas por debajo de esa cuota. Una subida del nivel del mar de 1 metro, que es la que se prevé de aquí a finales de este siglo bastaría para inundar una vasta extensión de marismas. Volveríamos entonces probablemente a una situación parecida a la que había en la época del Bronce Final (ver mapa "b" en la figura anterior).



Zonas inundadas en el Bajo Guadalquivir con una subida de 1 metro del nivel del mar (posiblemente hacia 2100). https://coastal.climatecentral.org/.

Con una subida de 3 metros del nivel del mar, éste alcanzaría la región de Dos Hermanas, a las puertas de Sevilla, retrotrayéndonos a la situación que teníamos hace 6500 años. La gran diferencia respecto a esa época es que lejos de estabilizarse, puede que el nivel de mar siga aún subiendo durante siglos, tal vez milenios, hasta alcanzar cuotas que harían desaparecer ciudades enteras. Sin querer ser alarmista, veo muy negro el futuro de una ciudad como Sevilla más allá del año 2200. Como se derritan buena parte de los casquetes de hielo que cubren Groenlandia y la Antártida, el mar podría subir mucho más que esos 3 metros. Imaginemos un instante que se derrita completamente el hielo que cubre Groenlandia, esto supondría una elevación del nivel del mar de 7,4 metros! Y por ahora no parece que seamos capaces ni tan siquiera de frenar nuestro consumo de hidrocarburos. La cosa pinta francamente mal para muchas ciudades del mundo.



Zonas inundadas en el Bajo Guadalquivir con una subida de 3 metros del nivel del mar (posiblemente hacia 2200). https://coastal.climatecentral.org/.

Para no darle a este artículo un tono demasiado pesimista, cabría destacar que a pesar de lo aterrador que pueda resultarnos la perspectiva de ver una ciudad como Sevilla desaparcer bajo las aguas del mar, estamos hablando de un proceso relativamente lento a ecala de una vida humana. O sea, que tomando ya consciencia del problema, da tiempo para ir pensando en como solucionarlo. Pero es evidente que reubicar una ciudad como Sevilla en algún lugar que quede fuera del alcance del mar es algo que habría que ir pensando ya. En el mejor de los casos, si la Humanidad por fin logra ponerse de acuerdo para dejar de consumir hidrocarburos, tal vez tengamos la suerte de ver Sevilla convertirse en una ciudad situada a orillas de un gran estuario. De lo contrario, me temo que poco se podrá hacer para parar el mar. A no ser que la aridificación de la región mediterránea y un mayor aporte de sedimentos logre contrarrestar el avance del mar. Todo dependerá de la velocidad a la que suba el mar, pero me temo que si se vuelven a alcanzar velocidades de subida del mar parecidas a las que hubo tras la última glaciación (hasta 5,5 metros por siglo), no veo claro que vayamos a ganar terreno sobre el mar hasta que este se estabilice dentro de bastantes siglos.

Aunque el mapa de la subida del nivel del mar puede sugerir que el Parque Nacional de Doñana va a desaparecer casi enteramente, engullido por el mar, no hemos de olvidar que nos encontramos en una zona en la que la interacción entre el mar y la tierra es muy dinámica. Seguirán llegando sedimentos que se irán redistribuyendo y depositando a lo largo de toda la costa y es probable que aunque suba el nivel del mar siga habiendo en esta región humedales cuya extensión y repartición cambiarán constantemente. Doñana, como parque nacional con límites claramente definidos, dejará de existir, pero no dejarán de existir las dunas y las marismas, que se moverán tierra adentro ocupando lo que son hoy tierras cultivadas. Es evidente que en el caso de Doñana, habrá que redefinir la mismísima noción de "parque nacional" y aceptar la idea que la geografía de esta región va a cambiar por completo en los siglos venideros.



Anuque Doñana en sus límites actuales desaparezca, no ocurrirá tal cosa con sus ecosistemas que volverán a desarrollarse en otros lugares, en la cambiante geografía de una costa que el mar redibujará constantemente en los siglos venideros. / Fotografia: Ángel M. Felicísimo / Licencia: CC BY 2.0

Con la subida de las temperaturas, sin embargo, podríamos tener unos aliados olvidados e inesperados. Olvidados, porque desaparecieron del litoral de la Península Ibérica hace aproximadamente unos dos millones y medio de años, en la transición entre el Plioceno y el Cuaternario. Estoy hablando de un tipo de vegetación que es muy frecuente en las regiones tropicales en zonas litorales muy llanas en las que no se sabe muy bien donde empieza la tierra y donde acaba el mar: los manglares. Como ya explicaba en el artículo que dedicaba al género Avicennia en mi serie de artículos dedicada a las especies paleoautóctonas, el límite norte alcanzado por el mangle negro en Norteamérica lo marca el hecho de que no haya días de frío en los que la temperatura baja por debajo de los -4ºC. Por debajo de esa temperatura, las plántulas del mangle negro no logran sobrevivir. Tales condiciones se dan ya en la actualidad. Huelva, por ejemplo, a menudo es la ciudad de España con la temperatura mínima más alta. El récord de frío en esa ciudad fue de -5,8 grados y se alcanzó en 1938. Más adelante tan solo llegó a alcanzar ese límite de -4ºC en 1954. Desde entonces, no han vuelto a bajar nunca más por debajo de ese límite y la probabilidad de que eso ocurra es cada vez más baja debido al constante aumento de las temperaturas medias, en particular las invernales.



Los manglares son reconocidos por su función protectora contra la erosión costera mediante la estabilización de la tierra, la acreción de sedimentos y la disipación de las mareas producto de tormentas, además secuestran carbono, son ricos en biodiversidad y se desempeñan como filtro ante la contaminación / Fuente: Conecto.mx

La presencia de pequeños manglares en esta zona en la que tierra y mar andan peleados sin duda lograría disminuir el poder erosivo del mar y favorecería la fijación de los sedimentos traídos por el Guadalquivir. ¿No existe ningún lugar en todo el litoral atlántico andaluz en el que se podría testear el cultivo del mangle? Ya puestos a imaginar una subida del mar de varios metros, intentemos al menos buscar ideas originales para pararle los pies...



Ya me imagino yo la Romería del Rocío progresando en barcas entre las raíces de los mangles...

Borja Barrera, F., et al., 2018. Evolución de la llanura aluvial del bajo Guadalquivir durante el Holoceno medio-superior. Geoarqueología y reconstrucción paleogeográfica de la vega de Itálica (Sevilla, España). Boletín Geológico y Minero, 129 (1/2): 371-420

Con este artículo emprendo un pequeño e incómodo viaje a través de las regiones de España más amenazadas por el cambio climático. Un tema del que se habla muy poco en la prensa y que solemos contemplar como un problema con el que las generaciones venideras tendrán que lidiar. Para una inmensa mayoría de las personas, los agoreros de malas noticias como yo somos vistos como un incordio o, peor aún, un peligro al advertir y concienciar de fenómenos que ya tienen o deberían tener consecuencias hoy en día. Sobre todo cuando hablamos de terrenos y de bienes inmobiliarios cuyo valor actual depende en gran medida de la posibilidad de ser vendidos en el futuro por sus propietarios o herederos. Es obvio que un bien llamado a desaparecer por completo en un plazo muy breve de tiempo no tiene absolutamente ningún valor. Solo los bienes imperecederos como el oro mantienen su valor en el tiempo. Todo lo demás se degrada y pierde inevitablemente valor, por mucho que intentemos revalorizarlo alegando razones inmateriales. Si alguien te vende una vieja y típica masía tradicional, no estarás pagando por el valor de la construcción en sí, que muy probablemente tendrás que reformar por completo, sino por un concepto, una idea.



Imagen aérea de la Marjaleria de Castelló. / Erik Pradas - El Periódico Mediterráneo

Es obvio que el cambio climático va a modificar el valor de muchos terrenos y de muchas edificaciones, que en el peor de los casos podrían llegar a desaparecer por completo, sumergidas por las aguas del mar, o quedar expuestos a riesgos climáticos cada vez más importantes e impredecibles. Y como todos sabemos, el nivel de riesgo al que se ven expuestos determina en gran medida la posibilidad de asegurar esos bienes. El aumento de esos riesgos ya ha llevado muchas aseguradoras a retirarse de amplias zonas en las que ya no ven negocio. Se niegan cada vez más a cubrir el riesgo en zonas expuestas a peligros extremos. En Estados Unidos, ya son muchas las aseguradoras que se han retirado de estados como California y Florida, obligando los propietarios a recurrir a aseguradoras mucho más caras y muchas veces inasumibles. Que yo sepa, no ocurre aún nada parecido en España, pero las aseguradoras ya están ajustando sus precios a esa nueva realidad. A más largo plazo, puede que ocurra algo parecido a lo que ya ocurre en Estados Unidos.



Calle inundada en la Marjaleria de Castelló. / El Periódico Mediterráneo

Puede, pues, que estos artículos no vayan a sentar muy bien a algunas personas que no desearían que esta realidad quede expuesta con tanta crudeza. Pero la realidad es la que es y como geólogo que soy, tan solo pretendo exponer en estos artículos unos hechos determinados en primera instancia por la geomorfología de esas regiones y las previsiones que hacen los climatólogos de la futura evolución del clima. En este primer artículo, hablaremos de una zona del litoral mediterráneo que ilustra perfectamente los retos y los riesgos a los que se enfrentan las poblaciones asentadas en ese lugar, en el que se asentaron sin ser conscientes del peligro al que se verán expuestos en un futuro no tan lejano. Estamos hablando de la Marjalería de Castellón, una zona de marjales que ocupa unas 800 hectáreas y que se extiende, grosso modo, entre la ciudad de Castellón y la costa y en la que se cultivaba arroz hasta mediados de los años sesenta, cuando se inició su desecado y se transformó en zona de huertas. En ese sinfín de pequeñas propiedades, poco a poco fueron construyendo sus propietarios pequeñas residencias secundarias y hoy en día conviven aquí zonas más o menos urbanizadas, zonas agrícolas y zonas turísticas sin un claro ordenamiento del territorio. El hecho de haberse urbanizado esta zona situada a muy poca altitud la convierte en una de las zonas más expuestas a una de las consecuencias menos visibles por ahora del cambio climático: la subida del nivel del mar.



Subida del nivel del mar tras la última glaciación / Robert A. Rohde / CC BY-SA 3.0

La relativa estabilidad del nivel del mar durante los últimos 7.000 años ha propiciado que se formara en muchos puntos del litoral mediterráneo una llanura litoral más o menos ancha que presenta un desnivel muy suave y se caracteriza en muchos puntos por la existencia de extensas zonas de marjales tras el cordón dunar litoral. En algunos lugares, esos marjales siguen existiendo y albergan aún una rica biodiversidad (Albufera de Valencia, Estanys d'Almenara, etc). En otros, se aprovecharon para el cultivo del arroz o, como acabó siendo el caso en la Marjalería de Castellón, se acabaron desecando y aprovechando para otros tipos de cultivos. Todas estas zonas de marjales se situán a pocos centímetros por encima del nivel del mar y deben fundamentalmente su permanencia en el tiempo a esa estabilidad del nivel del mar durante gran parte del Holoceno. Una estabilidad que el calentamiento global ha interrumpido al recalentarse el agua de los océanos y al empezar al derretirse los glaciares presentes en las grandes cadenas montañosas del mundo y, sobre todo, los casquetes de hielo que cubren Groenlandia y la Antártida. Si bien la subida del mar ha sido tan solo de unos cuantos centímetros desde la época preindustrial, no hemos de perder de vista que lo que hemos visto hasta ahora es tan solo el inicio de un proceso que no es linear. La subida de las temperaturas en realidad acelera el deshielo. Ya ocurrió tras la última glaciación. En el punto álgido de la desglaciación el mar llegó a subir casi 5,5 metros por siglo. Eso nos da una idea de la velocidad a la que podría subir el mar en el futuro cuando coja carrerilla.



Zonas inundadas en el litoral de Castellón de la Plana con una subida de 1 metro del nivel del mar (posiblemente hacia 2100). https://coastal.climatecentral.org/.

Por ahora, se prevé que de aquí a finales del siglo el mar suba un mínimo de 1 metro. Puede parecer poca cosa, pero si miramos las zonas de la Marjalería de Castellón que quedarían cubiertas por el mar y lo comparamos con una simple vista aérea de la zona, queda muy claro que la Diputación de Castellón se enfrentará a un problema de dimensiones considerables en un futuro no tan lejano. De aquí a algunas décadas, veremos como el nivel del agua en las acequias y zonas pantanosas irá subiendo paulatinamente en consonancia con la subida del nivel del mar, hasta que en algún momento el mar invada esas zonas si no se hace nada para impedirlo. Pero aunque logremos contener el agua del mar construyendo infraestructuras que se antojan muy costosas, nada impedirá que el agua salada poco a poco vaya filtrándose en el subsuelo y salinizando toda esa zona de marjales. De todos modos, el mar seguirá subiendo durante muchos siglos y eso significa que resultará muy difícil dimensionar cualquier obra que se intente llevar a cabo para impedir que el mar invada esa zona costera, que será de todos modos imposible proteger a lo largos de cientos de kilómetros. Más vale hacerse a la idea, creo yo, de que deberemos retirarnos definitivamente de estas zonas. Y si queréis realmente asustaros y ver cual podría ser el trazado del litoral cuando el mar haya subido 3 metros (a finales del siglo XXII diría yo a ojos de buen cubero), pues echad una ojeadita al segundo mapa...



Zonas inundadas en el litoral de Castellón de la Plana con una subida de 3 metros del nivel del mar (posiblemente hacia 2200). https://coastal.climatecentral.org/.

La situación actual de esta zona es consecuencia de una total falta de control por parte de las autoridades, que durante muchos años cerraron los ojos ante una salvaje urbanización llevada a cabo sin ningún tipo de permisos ni de estudios de riesgo. La entrada en vigor, hace un par de años, del Plan General Estructural de la Generalitat ha permitido que 24.531 viviendas ilegales construidas en esta zona se regularicen, pero esa regularización no cambia nada al hecho de que fueron construidas en una zona de marjal que, por definición, es una zona inundable. Por muy regularizadas que estén, no tengo claro que las aseguradoras vayan a hacerse cargo del 100% de las pérdidas que pueda ocasionar alguna inundación, si es que realmente aseguran esos riesgos en esta zona (cosa que no he podido averiguar). De todos modo, tal como hemos visto anterirormente, puede que a medio o largo plazo los habitantes de esta zona se vean de todos modos obligados a abandonar sus viviendas ante la imparable subida del nivel del mar. Ninguna protección, creo yo, podrá evitarlo, ya que si impedimos que el mar entre tierra adentro, nada impedirá que el nivel freático suba a la par que el nivel del mar. No tengo nada claro que la Generalitat o el Estado estén dispuestos a emprender obras faraónicas para impedir que el mar ocupe una zona que nunca tuviese que haberse urbanizado.



Tras la inclusión del arrui (Ammotragus lervia) en el listado nacional de especies invasoras en 2013, a petición de varias asociaciones ecologistas (SEO, Ecologistas en Acción), el porvenir de esta especie en la Península Ibérica parecía más que seriamente comprometido. Se abría entonces la veda para el inicio de una campaña de erradicación que fue llevada a cabo sin que casi nadie levantara la voz para evitar la eliminación de una especie sin embargo amenazada y teóricamente protegida por las leyes internacionales. Leyes que España ignoró por completo y que en países como Alemania llevaron a la prohibición total de la caza del ñandú (Rhea americana) por poner un caso análogo (¿Qué hace un ave como tú en un lugar como éste?).



A pesar de ser un ave completamente exótica en Alemania, su caza está prohibida en ese país por estar protegida la especie por las mismas leyes internacionales que en teoría deberían haber protegido al arrui aquí en España.

El sacrificio de estos ungulados, llevado a cabo por las administraciones regionales de Murcia y de Valencia y posiblemente por muchos furtivos dispuestos a aprovecharse de la barra libre decretada por el estado, se cobró las vidas de miles de arruis entre el año 2014 y la actualidad, siendo el periodo 2014 a 2017 probablemente el más mortífero, estimándose en unos 2200 ejemplares los que fueron abatidos durante esos 3 primeros años. En los siguientes años se siguieron abatiendo alrededor de 400 arruis anualmente, bajando esa cifra tan solo en el año de la pandemia de Covid. No existe ninguna cifra oficial del número de arruis que fueron abatidos durante los últmos 10 años. Si sumamos unos 400 anuales a los 2200 que fueron abatidos entre 2014 y 2017, serían unos 5400 animales abatidos. Algunas asociaciones de cazadores suben la cifra hasta los 8000. Poco importa, el caso es que fue una auténtica masacre perpetrada con el beneplácito de la inmensa mayoría de las asociaciones ecologistas, que han mirado hacia otro lado mientras esto ocurría.



Arrui macho / Fotografía: Ximo Albors (?)

Como naturalista que soy, siento una profunda verguenza por lo ocurrido con el arrui, consecuencia del lavado de cerebro que la biología de las invasiones ejerce desde hace años en nuestras sociedades, tan propensas a culpabilizar por cosas que ocurrieron en un pasado que ya nadie puede cambiar. Y así estamos hoy, con presidentes latinoamericanos más blancos que Trump exigiendo que los españoles pidamos perdón por hechos ocurridos hace siglos, ignorando que la inmensa mayoría de los españoles actuales somos descendientes de campesinos y de peones que en aquellos tiempos vivían en la más horrenda de las miserias, sometidos a una casta de nobles, eclesiásticos y grandes burgueses de la que posiblemente proceden las familias de esos presidentes tan propensos a dar lecciones de moral a los demás...



Pobres en Barcelona, en el siglo XVIII. Gustave Doré.

Aunque había muchas buenas razones para no considerar esta especie como invasora (El porvenir truncaddo del arrui), hubo que esperar la publicación de varios artículos científicos mostrando la diferencia de dieta entre el arrui y la cabra montesa para que quedara en entredicho la mayor de las acusaciones que se le hacía al arrui, a saber la de competir con la cabra montesa. Un argumento un tanto forzado, tenieno en cuenta que la cabra montesa ha estado ausente durante décadas de las zonas pobladas por el arrui. Al solaparse las areas de repartición de ambas especies, finalmente se pudo llevar a cabo un estudio comparativo concienzudo que ha demostrado que ambas especies no compiten una con otra (When the Evidence Points to the Non-Invasive Nature of an Allegedly Invasive Alien Species: The Case of the Aoudad in Mainland Spain). Este estudio publicado muy recientemente no hace sino confirmar lo que los mejores conocedores de la especie llevan años afirmando y siendo ignorado por quienes promovieron la inclusión del arrui en el listado de especies invasoras. Es más, esta decisión se basó en estudios científicos que fueron malinterpretados, teniendo que aclararlo hace unos años uno de los autores de dichos estudios (Misconception and mismanagement of invasive species: The paradoxical case of an alien ungulate in Spain).

Afortunadamente, la expansión del arrui fuera de la región de Murcia probablemente le vaya a salvar la vida a esta especie, tan bien adaptada a vivir en las zonas subdesérticas. Ya va siendo hora que dejemos esa especie colonizar las muchas sierras peladas y despobladas que hay en el S de la Península. Podría desempeñar en ellas un papel ecológico de primera importancia. A ver si los ecologistas de este país logran por fin ver las cualidades de esta especie y se olvidan de una vez por todas que fueron los cazadores quienes la introdujeron, haciendo realidad la recomendación de José Antonio Valverde, que también fue el artífice de la operación mohor para salvar las gacela saharauis y uno de los miembros fundadores de SEO-Birdlife (sí, sí, la misma asociación que años más tarde abogaría por la inclusión el arrui en el listado nacional de especies invasoras pero que no le pone pegas a la llegada a la Península de aves africanas).



José Antonio Valverde fue junto a Francisco Bernís uno de los principales impulsores de la creación del Parque Nacional de Doñana. Su labor se extendió mucho más allá de nuetsras fronteras, erigiéndose en un gran defensor de la fauna norteafricana, cuyo rescate llevó a la creación e la Estación Experimental de Zonas Áridas. Él fue quien sugirió en uno de sus libros la introducción del arrui en España, una idea que las asociacione de cazadores adoptaron con gran entusiasmo y se llevó a cabo en los años 70. / Fotografía: WWF.

Ojalá la publicación de este reciente artículo logre sacar al arrui de la lista nacional de especies exóticas invasoras. Seria una muy buena señal conseguirlo desde el mundo de la Ciencia y no desde el de la economía (caza), tal como ha ocurrido con otras especies. Es muy fácil incluir especies en ese listado. Sacarlas de él, sin embargo, resulta mucho más difícil y las consecuencias para esas especies pueden ser letales, porque el mundo está lleno de personas bienpensantes dispuestas a colgarse medallas por erradicar aquellas especies que la sociedad señala como invasoras. A mi ojos, sin embargo, esas personas no difieren funamentalmente de aqellos cazadores que en el siglo XIX disparaban a los bisontes en las praderas americanas defendiendo el avance de un progreso en el que no podía haber ni indios ni bisontes...



La masacre del arrui tiene tan poca justificación como la tuvo la del bisonte americano. Y es probable que quienes acabaron con esas miles de vidas tengan colgado en su salón algún trofeo que sea el testimonio de la nula culpa que sintieron al realizar esa infame masacre amparada por la ley y convenientemente ignorada por quienes se supone son protectores de la naturaleza...

Quien sabe, igual dentro de unos años le pase al arrui lo mismo que le pasó al castor europeo, denostado y odiado por los ecologistas españoles por haber sido introducido ilegalmente por alguna asociación extranjera y hoy de repente amado por todos. Quien te ha visto y quien te ve... Es lo mínimo que le puedo yo desear al arrui, que si lo dejan prosperar podría convertirse en uno de los animales más emblemáticos de nuestra futura fauna. Ojalá no sea, en todo caso, para fomentar aún más el turismo cinegético. Los cazadores tienen que entender de una vez por todas que la regulación de las poblaciones de ungulados no son su responsabilidad, sino la de sus depredadores...

Pudiera parecer al leer el título de este artículo que es una simple presentación de plantas exóticas invasoras como hay ya miles en intermet. Pero no, no es esa mi intención. Lo que pretendo aquí hoy es en realidad cuestionar el significado comúnmente aceptado de estas palabras, cuya interpretación tiene extraordinarias consecuencias teóricas y prácticas, que van desde qué consideramos ciencia a la aplicación de políticas medioambientales contraproductivas que pueden hacer más daño que el que pretenden evitar por una comprensión errónea de los fenómenos que están ocurriendo en la naturaleza.

¿Especies exóticas?

Lo primero que cabría preguntarse, puesto que condiciona todo lo demás, es qué consideramos exótico y autóctono, intentando no entrar en contradicciones graves e irresolubles. Se considera exótica una especie cuando está presente fuera de ciertos límites que habría que definir claramente.

Límites políticos y temporales

En todos los países del mundo se suelen establecen listas de especies exóticas que están basadas en límites arbitrarios definidos por el hombre: las fronteras políticas de los estados. Un límite claramente poco satisfactorio porque a poco que pensemos un poco en ejemplos concretos, nos enfrentamos a interesantes dilemas:

- ¿Ha de considerarse exótica una especie que crece naturalmente en zonas aledañas a esas fronteras y que podría aparecer esporádicamente en ese territorio?

- ¿Ha de considerarse exótica una especie que pudo haber estado presente en el territorio en el pasado y que no lo está debido a la acción humana o a cambios climáticos sufridos en el pasado?

Se pone complicada la cosa, ¿no es cierto? Además de delimitar un espacio en el que una especie se puede considerar como autóctona o exótica, vemos que también importa la evolución de esos límites en el tiempo. Eso añade otra pregunta:

- ¿existe un límite temporal que se pueda establecer para considerar que una especie es o ha sido autóctona?

Una vez más estamos hablando de un límite arbitrario que los biólogos han decidido fijar en el año 1500, que es más o menos el momento en que empezaron los grandes intercambios intercontinentales propiciados por la expansión de los europeos en buena parte del planeta (esta sí que fue una invasión en toda regla). Pero es evidente que muchas especies estuvieron presentes en nuestro territorio mucho antes. Algunas en periodos interglaciares anteriores del Cuaternario (plátano oriental, castaño de Indias, cedro del Atlas, nogal del Cáucaso, Zelkova, Eucommia y un largo etcétera de taxones), otras antes de las glaciaciones (ginkgo, ailanto). Dependiendo pues del marco de tiempo considerado, muchas especies podrían ser consieradas como autóctonas o, como me gusta llamarlas, "paleoautóctonas".

Limites climáticos

Ajenas a los límites establecidos por los hombres, a gran escala las especies se reparten en la superficie de la tierra básicamente según un gradiante latitudinal y altitudinal reflejo de las condiciones de temperatura y de humedad que son capaces de aguantar. Las especies con exigencias medioambientales similares se agrupan en grandes unidades (biomas) que tienen una extensión longitudinal considerable, siendo o habiendo sido muchos de esos biomas "circumboreales". Los fenómenos de convergencia evolutiva hacen que las especies presentes en cada bioma tengan características compartidas, como puede ser por ejemplo el caracter esclerófilo de muchas especies presentes en las regiones con clima meiterráneo. Si utilizamos como criterio estos límites biogeográficos para establecer si una especie es exótica o no, vemos que se expande considerablemente el área en que se puede considerar como "autóctona" una especie. En la región mediterránea, por poner un ejemplo, este área biogeográfica viene claramente definido por la extensión de algunas especies:

Mapas de distribución del algarrobo (izquierda) y del pino carrasco (derecha), os especies típicamente mediterráneas y termófilas.

Dentro de este área, sin embargo, cabe destacar la mayor riqueza específica de la parte oriental, donde crecen hoy en día muchas especies y géneros cuya presencia en un pasado no muy lejano ha sido fehacientemente documentada en la Península ibérica. Estamos hablando de especies como el ciprés (Cupressus sempervirens), el árbol del amor (Cercis siliquastrum), el plátano (Platanus orientalis), el liquidambar oriental (Liquidambar orientalis), el carpe negro (Ostrya carpinifolia) y otras muchas especies que podrían incrementar la biodiversidad del bosque mediterráneo en la Península Ibérica. Algunas de ellas con posibles propiedades ignífugas que nos vendrían muy bien de cara al futuro tan negro que nos espera...

Límites geográficos

La existencia de grandes barreras geográficas es en realidad muchas veces el auténtico límite que impide la expansión de muchas especies entre regiones con características muy similares por otra parte. El caso de las islas es el más evidente, con sus numerosos endemismos desarrollados gracias a la falta de contacto con otras zonas de la tierra. Un fenómeno extensivo a continentes o microcontinentes enteros como Australia o Madagascar, cuya separación del resto de masas continentales es muy antiguo. Límites que, sin embargo, pueden tarde o temprano desaparecer, como ocurrió en el gran intercambio de fauna y de flora que ocurrió tras el cierre del estrecho de Panamá, muy bien documentado por ser relativamente reciente, pero que probablemente también ocurrió cuando la India entró en contacto con el continente eurasiático.

Lo que el hombre ha propiciado en los últimos siglos / milenios es en realidad algo muy similar al poner en contacto floras y faunas de zonas distantes al moverlas activamente o pasivamente de una región a otra. El fenómeno no es nuevo y muchas especies que hoy en día consideramos autóctonas son muy probablemente especies que fueron transportadas por el hombre o que lo acompañaron en sus migraciones. Es muy probablemente el caso de muchas especies adventicias de los cultivos, que se dispersaron por toda Europa en el Neolítico. Es también el caso del dingo en Australia, llegado hace unos 3500 años y que los biólogos no acaban plenamente de aceptar como una especie salvaje.

A pesar de las distancias considerables que separan estas regiones, una vez más son las condiciones ecológicas del lugar al que llegan lo que determinará el éxito o el fracaso de la instalación de especies provenientes de tan lejos. Y no es una sorpresa que en todas las regiones de clima mediterráneo del mundo se aclimaten prioritariamente especies provenientes de otras regiones de clima mediterráneo. Son exóticas por su provenencia geográfica pero están perfectamente adaptadas a nuestro clima, presentando a menudo el mismo tipo de adaptaciones:

Llama mucho la atención la extraordinaria similitud en la forma y consistencia de estas dos hojas, que pertenecen a dos especies típicamente mediterráneas. Los más observadores habrán notado que, sin embargo la venación secunaria de amabs hojas es diferente, craspedódroma la primera, broquidódroma la segunda. La primera es la hoja de una encina (Quercus ilex) y la segunda la del quillay (Quillaja saponaria). Un bonito ejemplo de convergencia evolutiva.

¿Especies Invasoras?

Tras matizar un poco el significado de la palabra "exótica", miremos ahora qué significado tiene la palabra "invasora". Una vez más, se trata de una palabra que se presta a múltiples interpretaciones y para ilustrar de alguna manera la problemática a la que nos enfrentamos, me servirá de hilo conductor una especie que todos conocéis probablemente por haberla visto plantada en muchos parques y jardines y, sobre todo, por ser el árbol de Navidad vivo que más se vende: la pícea o abeto rojo (Picea abies). Como todos sabéis, la pícea no crece de forma natural en la Península Ibérica. Su presencia es fruto de pequeñas repoblaciones que se efectuaron en distintos macizos montañosos y también a que muchas personas las plantaron en nuestros montes una vez pasado el período navideño. Algo hoy en día absolutamente prohibido, en aplicación del famoso "principio de precaución" que nadie tampoco sabría muy bien cómo definir.

    

Mapa de distribución de la pícea en la comunidad de Madrid y aledaños (izquierda) y píceas catalogadas como árboles singulares en el antiguo vivero forestal de la Cebadilla, Lozoya (derecha).

El caso es que la pícea ha sido señalada como naturalizada en muchos lugares de los Pirineos y Cordillera Cantábrica así como en algunos puntos del Sistema Central. En este último caso, en el piso oromediterráneo, que es el único en el que encuentra las condiciones necesarias para su buen desarrollo. A poco que estas píceas se encuentren a gusto y empiecen a dispersarse, pronto vendrán algunos a decir que se trata de una especie invasora y muy probablemente acabaría siendo incluida en el listado de especies invasoras de la Comunidad de Madrid por poner en peligro al pino albar y privarle de la necesaria luz que requiere para desarrollarse. La pícea, en efecto, es una especie de sombra o semisombra que en su juventud aguanta perfectamente la falta de luz y acaba poco a poco desplazando a las especies heliófilas como el pino albar.



Bosque de píceas en Svartberget, Suecia.

¿Os suena a ciencia ficción lo que os cuento? Pues sabed que tiene un precedente en Europa. Ocurrió hace aproximadamente 2500 años en Noruega. Hasta aquél entonces, el bosque boreal en esa región era un pinar de pino albar en el que aparecían abedules y sauces temblones en algunas zonas más húmedas. ¿Os suena de algo esta decripción? A los que han caminado por la Sierra de Guadarrama es imposible que no les recuerde muchos lugares de la sierra. Y es que ambas situaciones tienen un punto en común: se trata del bosque que se desarrolló en ambas regiones tras remitir la última glaciación y subir de repente de forma abrupta las temperaturas. El pino albar, especie heliófila, conquistó los terrenos recuperados y se desarrolló un pinar prácticamente monoespecífico que se mantuvo inalterado durante miles de años. Hasta que hace 2500 años Noruega sufrió una invasión. La pícea, recién llegada de regiones más orientales, se inmiscuyó en el pinar y acabó desplazando al pino casi por completo. Hoy en día, el pino se mantiene en zonas poco propicias para la pícea pero desempeña ya un papel muy secundario en ese bosque, que ha cambiado por completo de fisionomía. Aunque esa evolución ha sido absolutamente natural, no deja de ser un claro ejemplo de "invasión" lo que ocurrió entonces.



Migración de la Pícea en Escandinavia tras la última gaciación (Seppä H. et al., 2009)

¿Y porqué no pasó lo mismo en la Sierra de Guadarrama y en otras muchas sierras de la Península? Pues muy sencillo, porque no había ninguna pícea ni ninguna otra especie que fuese capaz de sustituir al pino y de llevar esos bosques a otro estadio de desarrollo. Los pinares del Sistema Central se quedaron tal como estaban desde que los pinos recolonizaron esta sierra. Son de alguna manera un "fósil viviente". Una muestra de cómo era el bosque boreal en sus primeros estadios de desarrollo. No nos olvidemos que en ambos casos nos situamos en el límite del bosque. Altitudinal en el Sistema Central y latitudinal en Noruega. Pero resulta ahora que el Hombre ha plantado píceas en las sierras de la Península y puede con un poco de suerte (si el cambio climático lo permite), que se repita exactamente la misma historia que en Noruega. Y eso me lleva a hacer la pregunta del millón: si no se considera invasora la pícea en Noruega, ¿porqué habríamos de considerarla invasora aquí en circuntancias muy similares a las que vivió Noruega hace 2500 años? Más teniendo en cuenta que antes de la última glaciación sí que estuvo presente la pícea en la Península en distintos momentos del Cuaternario...

Pinar de pino albar en el valle de la Acebeda, Revenga, Segovia (izquierda), abedul en la Sierra e la Morcuera (derecha)

Para rizar el rizo, nos podríamos preguntar ahora si acaso no hay especies de árboles invasoras en Noruega... Pues resulta que las hay y su éxito reproductivo en Escandinavia suscita nuevas preguntas. Una de estas especies es el pino cembro (Pinus cembra), especie originaria de los Alpes donde crece, oh coincidencia, en el piso alpino inferior. No es pues nada extraño que plantado como ornamental en la región de Trondheim, este árbol se sintiese como en casa y empezase a expandirse por toda esa región. Eso le ha valido ser considerado una planta invasora en Noruega. La gran pregunta que me hago yo, viendo las grandes similitudes existentes entre la flora y fauna de los Alpes y la escandinava, es cómo es posible que este árbol no estuviese ya presente en Escandinavia... Un elemento de respuesta nos lo da otra especie alpina también considerada como invasora en Noruega: el alerce (Larix decidua). Ambas especies crecen en los Alpes en ecosistemas muy similares a los boreales pero no están presentes en Escandinavia, donde sin embargo prosperan en cuanto se les da una oportuniad. La explicación es bien sencilla y es la misma que en el caso del Sistema Central: no están presentes porque no lograron llegar hasta allá...



Pequeños pinos cembros nacidos de semilla en la Península de Lade, Tronheim, Noruega (Prestø et al., 2013)

En realidad no es que no lograsen llegar, sino más bien que no lograron regresar porque al examinar sedimentos de anteriores periodos intergalciares de Dinamarca, se puede ver que el alerce entonces sí que estaba presente en Escandinavia asi como muy probablemente el pino cembro (cuyo polen no se diferencia del de otros pinos). La situación actual es en realidad una anomalía: se trata de dos especies propias del bosque boreal que quedaron atrapadas en los Alpes, víctimas de un deshielo demasiado rápido al acabarse la última glaciación. Buena prueba de ello es que si nos vamos a Siberia a ver qué composición tiene allá el bosque boreal, pues resulta que la subespecie oriental del pino cembro (Pinus sibirica) y los alerces (existen varias especies) son elementos constitutivos esenciales del bosque boreal en esa región...

Tras contaros toda esta historia decidme pues: ¿qué especies son invasoras y cuales no? Yo solo veo especies que regresan a lugares que ya ocuparon en el pasado. Los "Indianos" del mundo vegetal, que ahora miramos como si fuesen extranjeros porque tras tanto tiempo nos olvidamos de ellos. Yo no sé ustedes, pero visto lo visto, ya no me parecen tan fuera de lugar ni los alerces que también se plantaron en la Sierra de Guaradarrama...

En este post, que no es un artículo de opinión al uso, iré añadiendo enlaces y vídeos que me han parecido interesantes por lo que aportan al debate sobre las especies invasoras. Lo que me interesa mostrar aquí es que no todos los científicos y naturalistas comulgan con la "biología de las invasiones", que los países anglosajones han erigido en ciencia y que el sector conservacionista ha erigido casi en una nueva religión. Afortunadamente, aún quedan unos cuantos ateos como yo que no adoran ese falso Dios... Aquí van pues algunas sugerencias, en orden cronológico decreciente...


L’huître creuse colonise la mer des Wadden (2025)

Originaire du Pacifique, l’huître creuse colonise la mer des Wadden depuis les années 1960, s’installant d’abord sur les côtes néerlandaises puis, depuis une vingtaine d’années, sur les rivages danois de la mer du Nord. Une source de préoccupation pour les défenseurs de l’environnement, comme le biologiste John Frikke. En effet, la partie danoise de la mer des Wadden fait office de garde-manger pour la faune ornithologique endémique, tout comme pour les oiseaux migrateurs qui y font étape...

Plantas invasoras. El ailanto y la seda (2024)

Seguramente, en algún momento, paseando por un jardín, por la costa o por una calle, nos ha llamado la atención alguna planta muy vistosa, pero alguien nos ha dicho: sí, es muy bonita, pero es una invasora. Y las plantas invasoras son un peligro para nuestros ecosistemas, por lo que hay que erradicarlas, cueste lo que cueste. Son plantas malas...

Gilles Clément & "Eloge des Vagabondes" (2023)

Paysagiste, jardinier et écrivain, Gilles Clément est l'invité de Sonia Devillers à 9h10 sur France-Inter à l'occasion de la réédition de son best-seller "Eloge des Vagabondes". 23/02/2023

Ecological Systems and Future Implications (2023)

OIn mano-Y-ola LLC’s 5th Hispanic Farmers and Agricultural Professionals Symposium, hosted in October 2023 during National Hispanic American Heritage Month, scientist, ecologist, and Former Director of the International Institute of Tropical Forestry (IITF) for the USDA U.S. Forest Service, Dr. Ariel Lugo, gives an informative presentation on “Ecological Systems and Future Implications.”

Invasive Tree Rescues Arizona Town! (2022)

Permaculture instructor Andrew Millison journeys to the town of Jerome, Arizona to discover how the town was saved from sliding down the mountain by the infamous invasive 'Tree of Heaven', Ailanthus altissima.

Fools & Dreamers: Regenerating a Native Forest (2019)

Fools & Dreamers: Regenerating a Native Forest is a 30-minute documentary about Hinewai Nature Reserve, on New Zealand’s Banks Peninsula, and its kaitiaki/manager of 30 years, botanist Hugh Wilson. When, in 1987, Hugh let the local community know of his plans to allow the introduced ‘weed’ gorse to grow as a nurse canopy to regenerate farmland into native forest, people were not only skeptical but outright angry – the plan was the sort to be expected only of “fools and dreamers”.

The New Wild: Why Invasive Species Will Be Nature's Salvation (2018)

By Fred Pearce for the Massey University Political Ecology Research Centre

Les plantes invasives: un perpétuel ajustement à notre monde (2017)

Venues d'ailleurs, les plantes invasives risquent d'envahir leur nouveau milieu et de menacer la biodiversité d'un système. Mais ces espèces, opportunistes par nature, ne révéleraient-elles pas plutôt des dégradations liées à l'activité humaine? Conférence de Jacques Tassin, chercheur, écologue au Centre de coopération internationale en recherche agronomique pour le développement (Cirad), Montpellier, présentée à la Cité des sciences dans le cadre du cycle "Migrations: une nécessité du vivant".

The New Wild. Why invasive species will be nature's salvation (2015)

Un libro de Fre Pierce
Icon Books Ltd


Veteran environmental journalist Fred Pearce used to think of invasive species as evil interlopers spoiling pristine ‘natural’ ecosystems. Most conservationists would agree. But what if traditional ecology is wrong, and true environmentalists should be applauding the invaders? In The New Wild, Pearce goes on a journey to rediscover what conservation should really be about. He explores ecosystems from Pacific islands to the Australian outback to the Thames estuary, digs into the questionable costs of invader species, and reveals the outdated intellectual sources of our ideas about the balance of nature. Keeping out alien species looks increasingly flawed. The new ecologists looking afresh at how species interact in the wild believe we should celebrate the dynamism of alien species and the novel ecosystems they create. In an era of climate change and widespread ecological damage, we must find ways to help nature regenerate. Embracing the ‘new wild’ is our best chance.

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¿De dónde son los camellos? Creencias y verdades sobre las especies invasoras (2015)

Un libro de Ken Thompson
Alianza editorial - El libro de bolsillo


En el lapso de nuestra existencia, vemos la flora y la fauna que nos rodean como algo natural: plantas y animales que damos por hecho son autóctonos del lugar y que siempre han estado allí. Sin embargo, esto no es así. Asociamos los camellos con África y Asia, pero la especie apareció en América del Norte y los únicos dromedarios salvajes se encuentran en Australia. Algunas de estas especies que hoy creemos autóctonas fueron en su día "invasoras" y desalojaron a otras "nativas". Estas contradicciones obligan a replantearnos la muy presente cuestión del peligro y los trastornos que suponen las llamadas "especies invasoras" como otra cara de la biodiversidad. En este libro fascinante Ken Thompson examina a través de una multitud de casos la cuestión de hecho que formulan estas especies y deja en el aire, asimismo, la pregunta de si nuestros actuales temores al respecto no pueden ser, a la larga, contraproducentes.

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Where do camels belong? (2014)

"In the Arab world" may seem the obvious answer, but they are relative newcomers there. They evolved in North America, retain their greatest diversity in South America, and the only remaining wild dromedaries are in Australia. Thompson examines The Story and Science of Invasive Species.

La grande invasion
Qui a peur des espèces invasives? (2014)


Un libro de Jacques Tassin
Odile Jacob

Invasions de frelons asiatiques, de ragondins, d’ibis sacrés, de renouées du Japon… On entend souvent parler de ces nouvelles menaces pour l’environnement. Un raz de marée d’espèces venues d’ailleurs serait-il sur le point d’envahir nos villes et nos campagnes ?

Le thème scientifique de l’invasion biologique est très émotivement connoté, et l’auteur propose ici de le dépassionner. D’une part, les bouleversements écologiques observés dans des écosystèmes fermés, lacs ou îles, ne sont pas généralisables aux milieux plus ouverts.

D’autre part, les espèces invasives devraient-elles être considérées comme des espèces inutiles et contraires à l’écologie ? Et d’où vient cette conception étroite de la « nature » comme collection d’éco-systèmes bien ordonnés ayant existé de toute éternité ? Non seulement les espèces, animales ou végétales, ne cessent d’évoluer, mais les invasions correspondent à un ajustement du vivant au monde réel que nous avons façonné et dans lequel nous vivons aujourd’hui.

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Forestación Urbana y Comunitaria (2013)

Serie especial de dos episodios, moderada por María Falcón, que sirve de foro para la divulgación de los servicios del Programa de Forestación Urbana y de Comunidades del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales de Puerto Rico.

En el primer episodio de esta serie especial se narra la historia forestal de Puerto Rico. Relata los problemas de deforestación y pérdida de bosques primarios. Se habla sobre la reforestación natural y como las áreas verdes se han adaptado a la sociedad.
María Falcón comparte con el Dr. Ariel Lugo, director del Instituto Internacional de Dasonomía Tropical y la Dra. Tamara Heartsill, científica especializada en ecología, IITF.

INVASION BIOLOGY OR INTEGRATION BIOLOGY? (2013)

This is the First Half of David Theodoropoulos' Presentation

Who is behind the deforestation and pesticiding of the East Bay Hills, killing over 486,000 trees from Richmond to Hayward, and doing the same to San Francisco's beautifully forested Mt. Sutro?

What's the connection between the "native plants restoration movement" and the pesticide industry?

San Francisco Bay Area residents explore these questions with evolutionary biologist David Theodoropoulos in a public forum co-sponsored by DontSprayCalifornia.org and the Berkeley Fellowship of Unitarian Universalists -bfuu.org

David Theodoropoulos debunks the pseudoscience - and reveals the corporate agenda - driving the "native plants restoration movement". He is the author of Invasion Biology: Critique of a Pseudoscience Published by Avvar Books, Blythe, California. ISBN 0-9708504-1-7

http://dtheo.org/InvasionBiology.htm

David Theodoropoulos & Invasion Biology (2011)

David I. Theodoropoulos directs the Las Sombras Biological Preserve in La Honda, CA and is the author of "Invasion Biology: Critique of a Pseudoscience, the first comprehensive refutation of invasion biology." His talk was titled "Invasion Biology -- Science or Pseudoscience?, a brief overview of invasion biology's scientific failings, and current scientific perspectives on invasive species."

Invasion Biology: Critique of a Pseudoscience (2003)

Conservation biologist Theodoropoulos argues that anthropogenic dispersal of "invasive" species increases biological diversity and is not harmful to ecosystems, contrary to the views of "invasion biology." He asserts that the "invasive species crisis" is based on distorted science not supported by the data. After looking at the ecological facts of anthropogenic dispersal and the often destructive reactions to "invaders," he discusses the reasons for the rise the "pseudoscientific ideology" of "invasion biology," blaming the corporate drive towards globalization and the "theft of the commons." He then proposes his own theory of anthropogenic dispersal (testable and falsifiable), viewing it as a promoter of global biological diversity. Annotation (c) Book News, Inc., Portland, OR (booknews.com)

DESCATALOGADO

Elogio de las vagabundas: Hierbas, árboles y flores a la conquista del mundo (2002)

Un libro de Gilles Clément
Editorial GG

El perejil gigante del Cáucaso, las onagras, el hinojo, la ambrosía… Arrastradas por el viento, desplazadas por los animales o bajo las suelas de nuestros zapatos, las especies vagabundas han conquistado con audacia y vitalidad nuestros bosques y páramos. Se las llama “malas hierbas”, “plagas” o “invasoras” y, con demasiada frecuencia, se les prohíbe la entrada en nuestros jardines. Son muchos los que se empecinan en declararlas enemigas, pero ¿representan verdaderamente algún peligro?

El botánico y paisajista francés Gilles Clément alaba estas especies de nombres exóticos y originales comportamientos que campan felices en su “jardín en movimiento”. En este bello alegato, nos describe los orígenes y la historia de una variada selección y nos permite entender cómo la acción de los seres humanos es en gran medida la causante de sus vagabundeos.

Una magnífica defensa del mestizaje planetario escrita desde la sabiduría del jardinero y la poética del escritor.

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Tras cumplir años hace unos días y sin mucho que hacer salvo esperar el desenlace del culebrón de la okupación del piso de mis padres, he pasado este fin de semana perdiendo el tiempo viendo vídeos de Youtube y reflexionando un poco sobre lo que ha sido mi vida y cuales han sido los condicionantes de la misma. No se puede volver atrás, claro está y todas las puertas que no abriste en su día ya nunca se volverán a abrir pero a veces todos tenemos ratos de estos en los que te preguntas cómo hubiese sido tu vida si hubieses tomado otras decisiones o si el azar te hubiese llevado a seguir un camino diferente. La vida es como un gran árbol que va poco a poco ramificándose y que te obliga a escoger la rama por la que seguirás creciendo, a veces conscientemente y otras obligado por las circunstancias. La ruta que escoges viene condicionada por muchos factores entre los que destacan el medio en el que te crías, tu potencial y tu personalidad. Todos interactúan unos con otros y condicionan tus decisiones en mayor o menor medida. Solemos creer que somos dueños de nuestras decisiones. Creemos en el libre albedrío pero la realidad es que nuestras decisiones vienen condicionadas por un sinfín de factores de los que muchas veces no somos ni tan siquiera conscientes.



El medio en el que te crías desempeña un papel fundamental en el desarrollo de toda persona y aquí influyen mucho los valores que te inculcan tus padres y la educación que recibes. Hoy me doy cuenta que ser hijo de emigrantes nacido en un país tan poco dado a "asimilar" los inmigrantes tuvo una importancia capital en el desarrollo de mi personalidad y el discurrir de mi vida. Aunque hoy en día las cosas han cambiado bastante, integrarse en la sociedad civil suiza era una tarea árdua hace 60 años. Por mucho que te esforzaras, los suizos siempre te consideraban como un extranjero. Y al menor problema, no eras tratado como cualquier ciudadano suizo, te jugabas la renovación de tu permiso de residencia o, en casos graves, directamente la expulsión del país. Todos los hijos de extranjeros que nos criamos en Suiza conocemos a personas de nuestra generación que tuvieron que volver a su país de origen, a pesar de haber nacido en Suiza y de no conocer absolutamente nada de su país de origen. Un desarraigo total y cruel.

Este miedo constante a no querer infringir las leyes y reglas no escritas de nuestro país de acogida obligó una mayoría de inmigrantes a adoptar un perfil bajo que les llevó a no querer destacar de ninguna manera, renunciando muchas veces a competir con los propios suizos a pesar de tener muchos demostradas capacidades para alcanzar las más altas metas. Este miedo latente fue transmitido a sus hijos de una manera difusa a pesar de estar ya mucho más integrados en la sociedad suiza. Muchos adquirieron la nacionalidad suiza pero aún así, siguieron siendo vistos como extranjeros por muchos suizos. Tener un apellido extranjero en aquellos tiempos (y aún hoy en día me temo yo conociendo el percal) no ayudaba mucho a la hora de postular a puestos de cierta relevancia...

La tendencia "natural" para muchos extranjeros era pues la de aceptar -los suizos esperaban además que con gratitud- las oportunidades que les daban sin plantearse la posibilidad de alcanzar metas que les parecían totalmente inalcanzables. Pocos como mi padre creyeron en ellos mismos y lograron coger el famoso "ascensor social". Él estaba muy orgulloso de haber sido el primer extranjero en obtener el prestigioso título de "Maestro Ebanista" pero era obviamente una excepción en aquella época. En la mayoría de los casos, los inmigrantes eran obreros y peones cuyos hijos rara vez estudiaban más allá de Secundaria. Tuve suerte y tanto mi hermana como yo pudimos estudiar, cosa que hacían una minoría de hijos de emigrantes en aquella época. Aquí interviene otro factor que mencionaba antes: el potencial. Muchas personas tienen un potencial extraordinario que a veces se acaba desaprovechando porque sus padres no supieron verlo y estaré reconociente toda mi vida a un profesor de Secundaria que insisitió mucho en hablar con mis padres para convencerles de que me dejaran estudiar, porque veía en mí un gran potencial. De todos modos creo que mis padres ya lo tenían claro, porque por aquel entonces era yo un alumno brillante, pero esto ilustra perfectamente la importancia que a veces es toparse en la vida con personas que sepan apreciar tu potencial y que te den ganas de trabajar para alcanzar metas que probablemente no te planteabas alcanzar.

No ocurrió lo mismo en otros ámbitos como el deporte, por ejemplo, que siempre practiqué como un simple aficionado, sin dedicarle el tiempo necesario para realmente llegar a nada. Aparte su pasión innata por el fútbol, los españoles que emigraron a Suiza no vinieron con mucha tradición por los deportes y fueron los hijos los que descubrieron, al contacto con los otros niños y gracias a la escuela, la existencia de esos deportes que tan poca relevancia tenían en España por aquél entonces. Algunos lograron destacar y lo debieron fundamentalmente a su fuerza de voluntad, porque es evidente que es mucho más fácil destacar en el deporte cuando vienes de una familia muy deportista que si tus padres llegan de algún pueblo perdido en el que por aquél entonces los únicos deportes eran el trabajo en el campo y en las obras (tan duros como cualquier entrenamiento profesional, sea dicho de paso). A no ser, de nuevo, que algún ojeador o entrenador fuese capaz de ver tu potencial y de darte el impulso que necesitabas para dar el salto y lograr metas mucho más ambiciosas. Pero eso, cuando vives en una ciudad perdida entre abetos y campos resulta difícil que ocurra. Y eso que mi profesor de educación física en el liceo intentó convencerme más de una vez de convertirme en lanzador de disco, porque pensaba que yo tenía el físico para ello. Pero llegó ya demasiado tarde y no tenía un buen substrato esa semilla para germinar y prosperar...

Mi hermana en cambio es un buen ejemplo de adonde te puede llevar la fuerza de voluntad. Practicó el baloncesto durante años en equipos aficionados, como eran por aquel entonces todos los equipos femeninos suizos (solo recibía un salario la jugadora extranjera contratada por el club) y aún así logró destacar, convirtiéndose en la mejor marcadora "suiza" del campeonato de primera división. Me pregunto muchas veces que hubiese ocurrido si hubiese nacido en Madrid o en Barcelona... Dónde naces, qué educación recibes, de qué apoyos dispones y qué posibilidades de progresar existen allá donde vives condicionan mucho tu progresión en todos los ámbitos de tu vida.

La "identidad" es un tema complicado para los hijos de emigrantes, y a mi me costó andar un poco perdido durante algunos años (los de la universidad). Sintiendo un fuerte apego por la cultura de mis padres pero estando al mismo tiempo totalmente integrado en la sociedad suiza (hasta que no decíamos nuestro nombre, nadie podía sospechar que yo o cualquiera de los españoles de segunda generación no fuésemos suizos), he vivido muchos años dividido entre estas dos identidades en un país que por aquél entonces no reconocía la doble nacionalidad a los españoles, cosa que hubiese resuelto en gran parte el dilema en que vivíamos muchos españoles de segunda generación. Eran también los años en los que la idea de la construcción europea gozaba de gran popularidad y renunciar a la nacionalidad española y europea no era una opción para mí. Más tarde, al marcharme de Suiza, acabé perdiendo absolutamente todos mis derechos y hoy en día, si volviera a Suiza, tendría que empezar todo desde cero. Algo ya imposible, ya que con la pensión de jubilado que recibiría de España, no daría ni para alquilar un cobertizo.



Hoy en día por fin existe la posibilidad para los españoles y demás europeos de obtener la doble nacionalidad.

Se da sin embargo la curiosa paradoja de que hoy en día me considero yo tan suizo como español. Y cuando veo que algún famoso se ha instalado en Suiza para pagar menos impuestos y tras apenas unos años ha obtenido la nacionalidad suiza (es un trato de favor que Suiza concede a los que se instalan allá y se traen toda su fortuna) y encima presume de ello, a mí me hierve la sangre. ¿Qué sabrán ellos de Suiza, de la que tan solo conocen el lado más amable? Recuerdo entonces todo lo que pasaron nuestros padres, los esfuerzos que tuvieron que hacer en silencio para ser "aceptados" en aquél país que muchos de ellos acabaron abandonando para volver a sus países de origen una vez jubilados (una clara muestra de su falta de integración) y a veces me digo que las nacionalidades son una gran estafa. El auténtico reconocimiento, aquí y en la Cochinchina lo otorga el dinero y sin él, eres un paria incluso en tu propio país. Así que desde hace algún tiempo considero que la única identidad válida es la personal. Ser uno mismo y sentirse igual a cualquier otra persona sea cual sea su origen o "identidad". Los nacionalistas encierran a las personas en identidades soñadas que son cárceles del alma y salir de eso te puede llevar años. ¡Sed vosotros mismos y mandad al carajo todos los nacionalistas vendedores de humo!







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SOBRE EL AUTOR

Geólogo de formación, nacido en Suiza pero establecido en España desde hace más de 20 años, trabajo actualmente en el sector de la informática (soporte). Eso no me ha impedido mantener vivo mi interés por los temas medioambientales, el cambio climático en particular, cuyas consecuencias intento anticipar buscando respuestas en ese pasado no tan lejano hacia el que parece que estamos empeñados en querer volver.

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