Paleoautóctonas (21): Pittosporum



Cuando llega el invierno en los parques de mi barrio, llama inevitablemente la atención un pequeño arbusto de hojas perennes cuyos frutos, globosos, se abren y liberan unas llamativas semillas anaranjadas que aparecen cubiertas por una sustancia pegajosa, resinosa, que probablemente permite que se adhieran al pico de las aves y sean transportadas aunque no sean consumidas. Esta característica, que comparten muchas especies de este género, fue la que le valió su nombre genérico: Pittosporum, que deriva del idioma griego πίττα (por πίσσα) 'resina' y σπόρος, 'semilla, simiente', o sea 'simientes pegajosas'. Integrado por unas 150 especies principalmente distribuidas por el SE Asiático y Australasia, el género Pittosporum también está presente en África (5 especies) y alcanza, hacia el oeste, la isla de Madeira donde crece el único representante europeo de este género (Pittosporum coriaceum).




Mapa de distribución actual de la familia de las Pittosporaceae, que corresponde grosso modo al del género Pittosporum, que constituye la mayor parte de esta familia.



Como era de esperar, este género también estuvo presente en Europa antes de las glaciaciones. No se trata, sin embargo, de un género que haya dejado una gran impronta en el registro fósil. Los únicos restos de este género son macrorestos (frutos y hojas), no habiendo rastro de este género en los registros polínicos, tal como ocurre con otras muchas plantas entomófilas. De hecho, para lo que es el Plioceno, época inmediatamente anterior al Cuaternario, tan solo se han descubierto restos de este género en Portugal, en los depósitos de Rio Maior (1). Más antiguos, se conocen fósiles del Mioceno en Austria (2), Hungría (3) y Grecia (4). Los restos encontrados en Portugal y descritos bajo el nombre de Pittosporum tavaresi se parecen mucho a la actual Pittosporum tobira, que es, circunstancialmente, la especie de este género más comúnmente cultivada en Europa.




Este género es hoy muy conocido en la región mediterránea por el cultivo como ornamentales de varias especies. La más frecuente, con diferencia, es el pitósporo del Japón (Pittosporum tobira) que, como su nombre indica, es originario de Japón, S de Corea y Taiwan. Se trata de un arbusto que puede alcanzar el tamaño de un pequeño árbol (6 m) si se le deja crecer, ya que se trata de una especie que se poda con frecuencia. En la actualidad, se ha naturalizado en distintas zonas costeras de la Península. Ya vimos en un artículo de este blog (El pitósporo y el bonetero del Japón a la conquista del Levante) cómo se está naturalizando en los naranjales abandonados de Moncofar (Castellón) y no sería nada extraño viendo la facilidad con la que se propaga, que esta especie se vaya extendiendo poco a poco por todas las zonas que le son favorables.




Flor de Pittosporum tobira, un parbusto muy comúnmente cultivado en nuestros parques y jardines.



Otra especie que se cultiva con frecuencia en la Península Ibérica es el pitósporo de bayas anaranjadas (Pittosporum undulatum), una especie originaria del S y E de Australia que alcanza el tamaño de un pequeño árbol (15 m) que ha expandido considerablemente su área de distribución. Se ha naturalizado con notable éxito en el W de Portugal, en particular la región de Lisboa donde cubre casi todas las pequeñas colinas húmedas. También está muy presente en las Azores y en la isla de Madeira, donde ocupa más o menos el nicho que ocupaba Myrica faya. Esto le ha valido, lógicamente, ser incluida en el listado nacional de plantas invasoras de Portugal.




Hojas y frutos de Pittosporum undulatum. / Fotografía: Jardim Botânico UTAD



Más anecdótica es por ahora la presencia de Pittosporum crassifolium, que tan solo se ha citado como naturalizada en la región de Cabo Raso (Cascais), en comunidades de Juniperus turbinata (5). Esta especie tiene cierto parecido con Pittosporum tobira pero sus hojas son más gruesas y coriáceas, además de pubescentes, y sus flores tienen un color púrpura oscuro.



Hojas y flor de Pittosporum crassifolium.



Caso aparte es el pitósporo de Madeira, especie endémica del norte de la isla considerada en peligro crítico de extinción del que tan solo quedan unos 40-50 individuos maduros muy dispersos (IUCN). Esta especie aparentemente también estuvo presente en las Islas Canarias (Tenerife) y se llegó a plantearse su reintroducción en zonas de monteverde pero no tengo constancia de que tal proyecto finalmente se haya llevado a cabo.



(1) Teixeira, C. 1973-74. Sur la présence de Pittosporum dans le Pliocène du Portugal. Revista da Faculdade de Ciências de Lisboa, 2ª série, C, 11, 599-601.
(2) Kovar-Eder J., Kvacek Z. & Stròbitzer-Hermann M. (1997) / The Miocene Flora of Parschlug (Styria, Austria) – Revision and Synthesis / Ann. Naturhist. Mus. Wien, Vol. 105 A, pp. 45–159
(3) Erdei B. & Kvazek Z. (1997) / A newly recovered collection of the Earl y Miocene flora of Kymi (Greece) previously misinterpreted as the Upper Miocene flora of Tállya (NE Hungary) / ANNALE S HISTORICO-NATURALES MUSEI NATIONALI S HUNGARICI, Vol. 89, pp. 5-10
(4) Hably L. (1985) / EARLY MIOCENE PLANT FOSSILS FROM IPOLYTARNÓC, N HUNGARY / Geologica Hungarica. Series paleontologica - Fasc. 44-46.
(5) Silva V., Saraiva S. & Correia I. (20012) / Adições corológicas de espécies não indígenas naturalizadas na Estremadura portuguesa / Acta Botanica Malacitana, Vol. 37, pp. 185–186,




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