¿ Gacelas y antílopes en la Península Ibérica ?
Al comparar la fauna europea con la de Oriente Medio o del norte de África, llama mucho la atención la ausencia en Europa de muchas especies y grupos taxonómicos, que solemos considerar poco o nada adaptados al clima europeo. Al hacerlo nos olvidamos generalmente de dos cosas muy importantes. La primera es que muchas especies tienen una plasticidad ecológica mucho más grande de lo que pensamos. La segunda es la de ignorar el pasado. Muchos de esos grupos y especies estuvieron presentes en Europa en un pasado no tan lejano, a veces hasta en fechas muy recientes, siendo el hombre el responsable directo de la desaparición de muchas de esas especies del continente europeo. El ejemplo más llamativo es el de los felinos. Los estudios arqueológicos demuestran que tanto el león como el leopardo sobrevivieron en la Península Ibérica hasta el Holoceno. En los Balcanes, el león aún estaba presente en la Antigüedad y fue precisamente matar al león de Nemea el primero de los doce trabajos de Hércules. Cabe preguntarse cómo habría sido la fauna de nuestro continente sin la intervención humana. Además del león y del leopardo, es probable que muchas otras especies hubiesen conseguido establecerse en Europa, tal como hicieran durante los distintos periodos interglaciares del Cuaternario. Uno de esos grupos hubiese podido ser las gacelas y las antílopes (Antilopinae), presentes hoy en día en todo el norte de África y buena parte de Oriente Medio. O sea, a las puertas del continente europeo. Dudo mucho que las gacelas hubiesen podido ganar a nado la Península Ibérica desde el norte de África (que yo sepa no saben nadar), pero es muy probable que hubiesen podido hacerlo desde Oriente Medio. En cualquier caso, gacelas y antílopes no eran unas desconocidas para las civilizaciones de la antiguedad.
Antílopes en un fresco de Akrotiri (Santorini).
El caso de las gacelas es de lo más interesante. Solemos verlas como especies típicas de las sabanas y de los desiertos africanos pero nos olvidamos al hacerlo que una amplia franja del norte de África pertenece al dominio mediterráneo y tiene mucho parecido con buena parte de la Península Ibérica. Al evocar la fauna de la región mediterránea, a todos nos viene inmediatamente en mente unas cuantas especies emblemáticas como el lince ibérico, el gamo o el águila imperial. Nos olvidamos que especies como el arrui, la gacela de Cuvier o el macaco de Gibraltar son tan propias de los ecosistemas mediterráneos como las que viven en la Península Ibérica. De hecho, algunas de esas especies estuvieron presentes en buena parte del continente europeo en algún momento del Cuaternario. Es el caso, tal como lo explicaba en otro artículo, del macaco de Gibraltar. Tal como demuestran los estudios paleontológicos, las gacelas también estuvieron presentes en la Península Ibérica y en buena parte de la cuenca mediterránea a principios del Cuaternario. Aunque esas gacelas fueron especies diferentes de las actuales, fueron parientes próximos de las especies actualmente presentes en Oriente Medio y en el norte de África. El caso es que aunque las especies actuales nunca llegaron a colonizar el continente europeo, ya sea por la existencia de obstáculos geográficos insalvables o por la intervención del hombre, que ha llevado muchas de ellas a su casi extinción, lo cierto es que se dan en Europa las condiciones idóneas para que algunas de esas especies pudieran instalarse. En el caso de las especies que viven en zonas cubiertas por el bosque mediterráneo (como la gacela de Cuvier), es fácilmente entendible. Otras especies, sin embargo, probablemente lograrían adaptarse en las zonas áridas (semi-desérticas) del SE de la Península. Y teniendo en cuenta que las condiciones climáticas de esa región probablemente se extenderán a otras regiones, podríamos afirmar sin equivocarnos que la Península podría convertirse en un futuro no muy lejano en un paraíso para las gacelas...
Cráneo de Gazella borbonica, Villafranchiense de Saint-Vallier (Pleistocene Mammals of Europe / Bjorn Kurten)
Más allá de la ideonidad de nuestros ecosistemas para algunas especies de gacelas como la gacela de Cuvier (Gazella cuvieri) o la gacela de montaña (Gazella gazella), llama mucho la atención el papel desempeñado por el CSIC en la cría en cautividad de algunas especies de gacelas que, desde hace muchos años, contribuye a reintroducir en su medio natural. La experiencia adquirida desde que se creó el centro de recuperación de fauna de zonas áridas hace unos 40 años (ver vídeo a continuación) podría servir para lograr que se establezca en la Península alguna población salvaje de gacelas. La gacela de Cuvier me parecería la candidata ideal pero lo cierto es que tras ver como se ha tratado al arrui estos últimos años desde asociaciones como SEO y Ecologistas en Acción, dudo mucho que la introducción de las gacelas sea bien visto. Y sin embargo me parece que tiene mucha lógica viéndolo desde la perspectiva del cambio climático. Amenazadas en su área de origen y sometidas a condiciones climáticas cada vez menos favorables, su llegada e instalación en la Península Ibérica me parecería la opción más lógica para lograr asegurar su supervivencia a largo plazo.
Una de las gacelas de Cuvier introducidas por el CSIC en Túnez en una típica zona de vegetación mediterránea
Antílopes en un fresco de Akrotiri (Santorini).
El caso de las gacelas es de lo más interesante. Solemos verlas como especies típicas de las sabanas y de los desiertos africanos pero nos olvidamos al hacerlo que una amplia franja del norte de África pertenece al dominio mediterráneo y tiene mucho parecido con buena parte de la Península Ibérica. Al evocar la fauna de la región mediterránea, a todos nos viene inmediatamente en mente unas cuantas especies emblemáticas como el lince ibérico, el gamo o el águila imperial. Nos olvidamos que especies como el arrui, la gacela de Cuvier o el macaco de Gibraltar son tan propias de los ecosistemas mediterráneos como las que viven en la Península Ibérica. De hecho, algunas de esas especies estuvieron presentes en buena parte del continente europeo en algún momento del Cuaternario. Es el caso, tal como lo explicaba en otro artículo, del macaco de Gibraltar. Tal como demuestran los estudios paleontológicos, las gacelas también estuvieron presentes en la Península Ibérica y en buena parte de la cuenca mediterránea a principios del Cuaternario. Aunque esas gacelas fueron especies diferentes de las actuales, fueron parientes próximos de las especies actualmente presentes en Oriente Medio y en el norte de África. El caso es que aunque las especies actuales nunca llegaron a colonizar el continente europeo, ya sea por la existencia de obstáculos geográficos insalvables o por la intervención del hombre, que ha llevado muchas de ellas a su casi extinción, lo cierto es que se dan en Europa las condiciones idóneas para que algunas de esas especies pudieran instalarse. En el caso de las especies que viven en zonas cubiertas por el bosque mediterráneo (como la gacela de Cuvier), es fácilmente entendible. Otras especies, sin embargo, probablemente lograrían adaptarse en las zonas áridas (semi-desérticas) del SE de la Península. Y teniendo en cuenta que las condiciones climáticas de esa región probablemente se extenderán a otras regiones, podríamos afirmar sin equivocarnos que la Península podría convertirse en un futuro no muy lejano en un paraíso para las gacelas...
Cráneo de Gazella borbonica, Villafranchiense de Saint-Vallier (Pleistocene Mammals of Europe / Bjorn Kurten)
Más allá de la ideonidad de nuestros ecosistemas para algunas especies de gacelas como la gacela de Cuvier (Gazella cuvieri) o la gacela de montaña (Gazella gazella), llama mucho la atención el papel desempeñado por el CSIC en la cría en cautividad de algunas especies de gacelas que, desde hace muchos años, contribuye a reintroducir en su medio natural. La experiencia adquirida desde que se creó el centro de recuperación de fauna de zonas áridas hace unos 40 años (ver vídeo a continuación) podría servir para lograr que se establezca en la Península alguna población salvaje de gacelas. La gacela de Cuvier me parecería la candidata ideal pero lo cierto es que tras ver como se ha tratado al arrui estos últimos años desde asociaciones como SEO y Ecologistas en Acción, dudo mucho que la introducción de las gacelas sea bien visto. Y sin embargo me parece que tiene mucha lógica viéndolo desde la perspectiva del cambio climático. Amenazadas en su área de origen y sometidas a condiciones climáticas cada vez menos favorables, su llegada e instalación en la Península Ibérica me parecería la opción más lógica para lograr asegurar su supervivencia a largo plazo.
Una de las gacelas de Cuvier introducidas por el CSIC en Túnez en una típica zona de vegetación mediterránea
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