Migraciones asistidas

Hoy os invito a pensar acerca de un tema que es aún considerado como un tabú por una mayoría de científicos y por la casi totalidad de los grupos conservacionistas. La idea de la migración asistida empezó realmente a despertar el interés de los científicos hace unos 10 años, cuando verdaderamente empezaron a tomar consciencia del peligro que el calentamiento global podía hacer pesar sobre algunas poblaciones de plantas y de animales amenazados de extinción. El concepto quedó formalmente definido de la siguiente manera por Mueller y Hellman en 2008:

Human aided translocation of species to areas where climate is projected to become suitable to reduce the risk of extinction due to climate change.

Debido a la rapidez y a la amplitud del fenómeno del cambio climático, esta definición se tendría que revisar teniendo en cuenta que las condiciones climáticas ya han cambiado en las últimas décadas y que muchas especies viven actualmente en condiciones que no son aquellas en las que se desarrolló el ecosistema en el que viven. La temperatura media en España ha subido casi 3 grados desde la época preindustrial, la mayor parte desde los años 70.


Número de publicaciones o artículos publicados acerca del tema de la migración asistida

Esa idea de mover hacia zonas más acogedoras algunas especies amenazadas de extinción no se le ocurrió a los científicos. Los "culpables" son algunos grupos de activistas que llevan ya años preocupándose por estos temas. El más conocido es probablemente el de los Torreya Guardians, que se han fijado como objetivo salvar de la extinción la Torreya de Florida (Torreya taxifolia), una especie que naturalmente tan solo crece en un pequeño refugio de la última glaciación en el norte de Florida y el sureste de Georgia. La especie muestra en ese lugar un inquietante declive, habiendo pasado su población de aproximadamente 600.000 individuos en los años 50 a menos de 600 en la actualidad. Para este grupo, el futuro de la especie se tiene que buscar en otros lugares situados más al norte, a lo largo de toda la cadena de los Appalaches. La organización de este grupo es particularmente interesante, al no organizar actividades como grupo y al fomentar sobre todo las iniciativas personales: "Torreya Guardians does not speak or take action as a group, but instead encourages subsets of those involved to post ideas and initiatives on this website and to help establish links with synergistic organizations and websites.". Ese activismo era mal visto al principio por la comunidad científica pero lo cierto es que los resultados del experimento son bastante positivos por ahora.


Vigorosa ramilla de un jóven ejemplar de Torreya taxifolia plantado en Waynesville, Carolina del Norte (EE.UU.) / Fotografía: Connie Barlow

Uno de los argumentos que se repite más a menudo en contra de la migración asistida es que los organismos que viven en algún lugar son capaces de responder a esos cambios y de adaptarse sin que sea necesario suplantarlos por otras especies. Si bien es cierto que se han podido observar respuestas rápidas de ciertos organismos a cambios imprevistos, conviene sin embargo no perder de vista las lecciones del pasado. Las glaciaciones del Cuaternario ofrecen, desde ese punto de vista, una imagen muy clara de la manera en que las distintas especies han respondido a esos cambios. La inmensa mayoría de ellas, claramente, no se adaptaron a esos cambios. Llama mucho la atención, en todo caso, que la mayoría de los grupos de plantas tropicales desaparecieran irremediablemente a finales del Plioceno, cuando los cambios climáticos aún no eran ni tan acusados ni tan rápidos como en épocas sucesivas. Muchas de esas especies siguen manteniendo hoy en día exactamente los mismos requísitos ecológicos que tenían millones de años atrás. Ese conservadurismo que demuestran muchas especies y grupos es, precisamente, lo que nos permite hoy reconstituir con bastante precisión los climas del pasado en base al estudio de las paleofloras y de las paleofaunas.


Últimos registros de manglares de Avicennia en el Mediterráneo / Biltekin, Demet. (2010). Vegetation and Climate of North Anatolian and North Aegean Region Since 7 Ma According to Pollen Analysis.

La capacidad de los organismos de adaptarse a cambios medioambientales es, sin embargo, bien real. Muchos géneros de plantas tropicales o subtropicales nos muestran que fueron capaces de adaptarse progresivamente a condiciones más frías que las de sus antecesores. El género Quercus es, desde ese punto de vista, un caso particularmente evidente de ello, existiendo en ese género tanto especies perennifolias en las zonas tropicales como especies caducifolias en las zonas templadas. Ese género es además muy interesante al mostrar cómo los fenómenos de hibridación permiten la constante aparición de taxones nuevos capaces de adaptarse a condiciones nuevas, diferentes de las condiciones en que viven sus progenitores (La hibridación, coctelera de nuevas especies). Ya sea consecuencia de una evolución progresiva o consecuncia de la hibridación, esos cambios genéticos son sin embargo muy lentos en comparación con el actual cambio climático. Un estudio reciente ha intentado comparar la velocidad de ambos cambios y el resultado está claro: el cambio climático actual es aproximadamente 10.000 veces más rápido que el cambio genético que induce (evolución).

El otro argumento de peso que los oponentes a la migración asistida repiten con insistencia es el peligro de provocar invasiones biológicas en aquellos lugares en los que se introducen los organismos desplazados. Es evidente que ese es un riesgo que no se puede subestimar. Sin embargo, cabe aquí preguntarse si, desde un punto de vista ético, está más justificado dejar que las especies amenazadas por el cambio climático desaparezcan o si preferimos asumir el riesgo de que algunas de esas especies puedan convertirse en invasoras. De todos modos, es de esperar que muchas de las especies que sí tendrán la oportunidad de desplazarse por sí solas muestren en el futuro un carácter invasor al irrumpir en regiones y en ecosistemas en los que no están presentes en la actualidad. Queramos o no, la idea de buscar lugares más favorables a especies amenazadas ya se está aplicando actualmente, síntoma de que la comunidad científica poco a poco está tomando consciencia del problema.

Un caso práctico de migración asistida es el de la zelkova siciliana (Zelkova sicula ). Esta especie relictual fue descubierta en 1991 en el SE de Sicilia, a orillas de un arroyo en pleno piso mesomediterráneo. La superviencia de esa especie en ese lugar (se descubrió otro muy próximo algo más tarde) es un auténtico milagro. Sobrevivió aquí gracias a que no le faltaba el agua (borde de un arroyo) y a que era capaz de propagarse vegetativamente (el sobrepastoreo la mantenía en estado arbustivo). Lo primero que se hizo fue proteger esas poblaciones del ganado pero pronto resultó claro que esas poblaciones relictuales estaban sobreviviendo en condiciones ecológicas que no son las más óptimas para esa especie. El proyecto de recuperación de esta especie (Azione A3 Localizzati i primi siti di introduzione) pasa ahora por la implantación de esa especie en otros lugares de Sicilia que se consideran más favorables que las actuales (macizos montañosos Nebrodi, Madonie, Monti Sicani y monte Etna).


Plantación de pequeñas zelkovas en un bosque de Sicilia / Sauvetage de Zelkova sicula en Sicile, Jardin Botanique de Brest

Examinando este problema al revés, uno podría preguntarse también si regiones como Islandia o Groenlandia deberían renunciar a la posibilidad que les ofrece el calentamiento global de ver crecer en su territorio bosques perfectamente adaptados a las nuevas condiciones climáticas. Prometedores ensayos ya se están llevando a cabo en ambos sitios y parece obvio que la colonización de esas tierras por el bosque boreal es una consecuencia lógica del cambio climático, por mucho que sea el hombre quien ayude esas especies a vencer unos obstáculos que de otra manera resultarían prácticamente insalvables.

Bosque en Tasermiut (Groenlandia) / GREENLAND EXPEDITIONS BY LAND AND SEA

En zonas continentales los ecologistas y los científicos preferirían que se establezcan “corredores verdes” que permitan la migración natural de las especies . A nadie se le escapa, sin embargo, que establecer tales corredores es prácticamente imposible en un continente como el nuestro en el que los ecosistemas están tan fragmentados. Es de notar, por otra parte, que de poco servirían esos corredores a especies que viven confinadas en regiones de alta montaña muy aisladas que el cambio climático promete reducir aún más. Volviendo al ejemplo del pinsapo, es difícil imaginar que logre por sí solo migrar hacia otras zonas que le sean favorables en el contexto actual. En casos como éste, la única solución es la translocación. Afortunadamente, los ingenieros forestales se han adelantaron casi un siglo plantando pinsapos y cedros del Atlas en sierras de nuestro país o de otros países mediterráneos, demostrando con éxitos rotundos que algunos miedos actuales son infundados. Pero otras muchas especies de las que nadie se ha preocupado pronto podrían verse abogadas a la extinción si no cambiamos nuestra manera de pensar...

¿ Una locura, pues, la idea de buscar un nuevo hogar a plantas amenazadas por el cambio climático o susceptibles de ocupar nuevos territorios ?

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