Paleoautóctonas (23): Podocarpus



Frutos de Podocarpus macrophyllus en el Real Jardín Botánico de Madrid.


Al observar sus frutos y sus hojas hace años en el Parque del Retiro, me costó un poco realizar que el arbolito que estaba observando era, en realidad, una conífera. El fruto es, en efecto, una de las características más llamativas de las especies pertenecientes a la familia de las Podocarpáceas. La semilla, portada por un pedúnculo y un receptáculo engrosado constituido por la fusión de varias brácteas, parece una drupa, al estar cubierta por una capa externa carnosa. Se trata de una familia constituida por unas 170 especies distribuidas principalmente por las regiones tropicales y subtropicales, a menudo en zonas montañosas. Aunque la mayoría de las especies viven en el Hemisferio Sur, también se extiende esta familia hacia el norte en regiones como China, Japón, México, Centroamérica y el Caribe.




Mapa de distribución de la familia de las Podocarpaceae. Angiosperm Phylogeny Website.



La presencia de este género en las zonas templadas del SE asiático, donde tantísimos géneros han encontrado refugio durante las glaciaciones, es un claro indicio de que ese género debió de tener un área de distribución mucho más amplia en el pasado. Los indicios de su presencia en Europa a finales del Terciario (Plioceno) y principios del Cuaternario (Pleistoceno) no son muy abundantes y apuntan, tal como muestra el mapa a continuación, a que este género probablemente ya había desaparecido de las partes más occidentales del continente en el Plioceno. El género se mantiene durante el Cuaternario Inferior en el norte de la Península Itálica, el este de la cuenca mediterránea y la región del Cáucaso y del Mar Negro.




Aunque se trata de un género relativamente frecuente en las regiones tropicales y subtropicales, los Podocarpus no suelen ser elementos dominantes de los bosques en los que viven, sino que aparecen de forma dispersa. La mayoría de las especies es propia de climas húmedos y parece evidente que la aridificación de la región mediterránea tuvo algo que ver con la premura con la que este género desapareció de esta región.


PodocarpusFamilia: PodocarpaceaeOrden: Cupressales

Árboles y arbustos perennifolios, dioicos. Hojas alternas, espiraladas, a veces subopuestas y dispuestas en un solo plano, ± monomórficas, lineares, lanceoladas u ovadas-elípticas, ápice agudo o mucronado, nervio central a menudo sobresaliente en una o en las dos superficies, estomas presentes en el envés; hojas juveniles similares a las hojas adultas pero con frecuencia más grandes o más anchas. Estróbilos masculinos, axilares, solitarios o en fascículos, sésiles o cortamente pedunculados, rodeados en la base por varias escamas estériles; microsporofilos numerosos, imbicados, dispuestos en espiral, sacos polínicos 2 en la cara posterior y terminando en un apículo triangular. Estróbilos femeninos por lo general axilares, raramente terminales, solitarios, con un receptáculo carnoso formado por la fusión de dos o más brácteas portando el óvulo exerto, envuelto por un segundo tegumento (epimacio). Semilla de maduración anual, drupácea, seca o correosa, subesférica o elipsoidal, más o menos apiculada, encerrada en una testa doble (epimatio), la interna de consistencia leñosa y la externa carnosa, a veces coloreada y suculenta.

Descripción:  Flora of China & FLORA DEL BAJÍO Y DE REGIONES ADYACENTES




Se cultivan distintas especies de podocarpos en los parque y jardines de la Península pero, debido a sus exigencias ecológicas, no muestran estas especies ninguna tendencia a naturalizarse. La sequía estival y el frío excesivo en invierno son dos factores limitantes para estas especies. A priori, tan solo la fachada atlántica de la Península pudiese ofrecer, hoy en día y muy localmente, las condiciones necesarias para el desarrollo natural de alguna especie de podocarpo. En un futuro, con la subida de las temperaturas -fundamentalmente invernales- tal vez buena parte de Europa Central pudiese convertirse en potencialmente favorable para ellas.




Podocarpus macrophyllus de los Jardines del Real e Valencia. Foto: arbolesconhistoria.wordpress.com



Quienes quieran ver podocarpos en la Península Ibérica deberían en primer lugar visitar los parques de Barcelona, ciudad que alberga algunos de los ejemplares más espectaculares que se pueden ver. Se trata fundamentalmente de podocarpos de hoja de adelfa (Podocarpus neriifolia), que se pueden observar en el parque de la Ciutadella, el zoo, la plaza de Pío XII, el jardín de la Universidad Central o el paseo de Pedralbes, por citar tan solo los lugares más importantes. Un bonito ejemplar de Podocarpus macrophyllus se puede observar, por otra parte, en el parque de aclimatación de Montjuich. Un amplio reportaje fotográfico dedicado a los podocarpos de esa ciudad se puede ver en el blog Árboles con alma. En Madrid los podocarpos son menos frecuentes. Se pueden ver un par de ejemplares de P. nerrifolia en el Parque del Retiro, cerca de la salida que da a la calle de la Estrella y varios ejemplares de P. macrophyllus en el Real Jardín Bitánico. De esta última especie también cabe citar un ejemplar catalogado como árbol de interés local en los Jardines del Real en Valencia. En las regiones de influencia atlántica, como Portugal y Galicia, se cultivan las mismas especies y se pueden ver otras especies mucho menos frecuentes como Podocarpus totara (Parque de Lourizán) o Podocarpus manii (=Afrocarpus manii) en el Jardín Botánico Tropical de Lisboa.




Inflorescencias masculinas de Podocarpus macrophyllus, Prefectura de Chiba, Japón / Fotografía: Wikimedia Commons



Poca cosa os puedo decir de su cultivo, que nunca he intentado. Si alguien tiene alguna experiencia en ello, que no dude en contárnoslo en los comentarios de esta entrada, abiertos a la participación de todo aquél que quiera dejar una opinión acerca de esta entrada o del blog.

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