Paleoautóctonas (39): Liquidambar



Aspecto otoñal de Liquidambar styraciflua, con tonos que van del amarillo anaranjado al rojo y al casi negro. Madrid.



En otoño en Madrid, cada vez es menos raro darse de bruces con el rojo esplendoroso de un árbol que se está plantando con cierta frecuencia estos últimos años. La mayoría de ellos son, por ahora, arbolitos recién transplantados de sus viveros, que no llaman demasiado la atención durante el resto del año. Pero llegado el otoño, sin embargo, sus hojas se tiñen de un rojo intenso (a veces muy oscuro, casi negro) que delata inmediatamente su presencia. Examinando este árbol con más detenimiento, nos daremos cuenta que tiene hojas palmatilobadas, muy parecidas a las de los arces, con un borde más o menos regularmente aserrado. Las inflorescencias femeninas y las infrutescencias son también muy características, agrupándose las flores en cabezuelas esféricas que cuelgan de largos pedúnculos. El liquidambar americano (Liquidambar styraciflua) es una especie con un área de repartición bastante extensa, estando presente en todas las zonas templadas del E de Norteamérica y en las zonas montañosas de México y de América Central (hasta Nicaragua). En la Península Ibérica, la especie se cultiva con cierta frecuencia pero, que yo sepa, por ahora no se ha naturalizado en ningún sitio.




Hoja de Liquidambar styraciflua con su típico color otoñal.



Hace tiempo que quería escribir el artículo de esta serie correspondiente al género Liquidambar. El nombre de este género hace referencia a la resina o goma que exudan estos árboles. Esa resina ha tenido y sigue teniendo muchos usos. Se ha utilizado como chicle, aromatizante del tabaco, perfume en distintos productos cosméticos, incienso y un largo etcétera de usos. El nombre náhuatl de la especie americana, Xochicotzoquahuitl, alude a esa misma carcterística, significando literalmente "árbol que produce trementina aromática".




Distribución en Europa del género Liquidambar durante el Neógeno.



El mapa anterior muestra cual fue la repartición del género Liquidambar en Europa durante el Neógeno. Como se puede ver, el género estuvo bastante repartido por buena parte del continente europeo, alcanzando al norte regiones como Holanda, Inglaterra, el norte de Alemania y Polonia. Más adelante, tras las primeras glaciaciones serias del Cuaternario, su área se contrajo, quedando circunscrito al área mediterránea y al mar Caspio, aunque logró alcanzar Polonia en algún periodo interglacial del Pleistoceno inferior, probablemente remontando los valles del Dniester y del Dnieper. En el Pleistoceno Medio, ya tan solo estaba presente en el S de Italia, Grecia, Turquía, el Cáucaso y el Mar Caspio. Las últimas glaciaciones, finalmente, contrajeron su área aún más, hasta relegarlo a unos cuantos valles aluviales del S de Turquía, donde sobrevive actualmente Liquidambar orientalis.




Hoja de Liquidambar orientalis con su típico color otoñal. Jardín del Príncipe, Aranjuez, Madrid.



El liquidámbar oriental (Liquidambar orientalis) tan solo sobrevive pues hoy en día en algunos puntos del S de Turquía y en la isla de Rodas y la especie está catalogada como "vulnerable" por la IUCN. Existen también algunas poblaciones naturalizadas en la cercana isla de Chipre. Se trata sin embargo de una especie que podría tener un área de distribución mucho más extensa a juzgar por el extraodinario aspecto de los cerca de 80 ejemplares que se plantaron en el Jardín del Príncipe de Aranjuez en el siglo XVIII. Algunos de estos ejemplares alcanzan un tamaño que no alcanzan ni tan siquiera en su área de distribución original. Es curioso, viendo el éxito alcanzado en Aranjuez que esta especie no se haya cultivado en otros sitios.



LiquidambarFamilia: AltingiaceaeOrden: Saxifragales

Árboles caducifolios aromáticos y resiníferos. Tronco gris-castaño, profundamente fisurado; ramas y ramillas a veces con alas suberosas. Yemas escamosas, rostradas, brillantes, resinosas, sésiles. Hojas simples, alternas, en espiral, estipuladas, largamente pecioladas, fragantes al ser estrujadas, glabras o a veces pubescentes en el envés, con pelos simples; limbo palmatilobado, con (3-)5(-7) lóbulos; base de profundamente cordada a truncada; margen glandular-aserrado; ápice de cada lóbulo largamente acuminado. Inflorescencias en cabezuelas multifloras; cabezuelas masculinas agrupadas en racimos terminales, constituidas por un fascículo de estambres; cabezuelas femeninas péndulas, axilares, largamente pedunculadas, constituidas por flores ± coalescentes. Inflorescencias masculinas y femeninas sobre el mismo pie, apareciendo con las hojas. Flores unisexuales, aclamídeas. Flores masculinas con numerosos estambres; anteras biloculares, de dehiscencia longitudinal. Polen periporado. Flores femeninas de un verde pálido o de un amarillo verdoso, provistas de 5-8 estaminodios; ovario semi-ínfero, con 6vulos numerosos, anátropos, de placentación axilar; estilos recurvados, papilosos, endurecidos y espinescentes en el fruto. Infrutescencia esférica formada por la fusión basal de los frutos. Cada fruto es una cápsula septicida, glabra, bivalvada, que contiene 1 o varias semillas aladas. x = 16.





Hace unos años me convencí de que era absolutamente necesario cultivar esta especie a este lado del Mediterráneo para constituir una o varias pequeñas poblaciones ex-situ. Para ello, empecé entonces a buscar semillas pero me dí cuenta de que no era tan sencillo encontrar quien distribuyera semillas de esa especie. En aquél entonces no encontré ningún distribuidor pero tras descubrir la existencia de la "pequeña" colección del Jardín del Príncipe en Aranjuez, intenté recolectarlas en aquél parque con bastantes dificultades. Primeramente, no es fácil llegar justo en el momento en que los frutos se abren o están a punto de abrirse. Luego es fácil llegar cuando ya se han dispersado. Pero sobre todo, se trata de una especie vecera, que no produce semillas regularmente cada año. A pesar de ello, logré unas pocas semillas que sembré en unas jardineras sobre mi terraza tras dejarlas parte del invierno en un cajoncito sobre mi terraza, expuestas al frío.




Frutos de Liquidambar styraciflua a la izquierda y de Liquidambar orientalis a la derecha.




Para mi gran sorpresa, buena parte de las semillas que había conseguido germinaron sin demasiados problemas y pronto me encontré con unos pequeños y prometedores liquidambares que lamentablemente planté en lugares bastante inapropriados. Dos de ellos los transplanté en alcorques próximos a mi domicilio y esa fue su perdición. Fueron cortados y pisoteados sin piedad y no hay día que pase que no lo recuerde. La verdad es que me acobardé tras leer algunos comentarios que me hicieron y renuncié a mi idea inicial, que era plantarlos a orillas de algún río. Este año pensaba volver a Aranjuez hacer acopio de semillas pero el COVID desbarató mis planes. La suerte, sin embargo, se pueso de mi lado y descubrí hace poco que un distribuidor de semillas turco vendía semillas de esta especie por ebay. No lo dudé ni un segundo y ya tengo sobre la terraza mis semillas, aguantando el frío y esperando pacientemente la primavera a que las siembre. Esta vez, sin embargo, no haré el canelo y los plantaré en los lugares que les convenga. Un par de ellos los plantaré en el descampado de mi barrio y los demás probablemente los plante a orillas de algún curso de agua. Sé que no es muy legal pero esta especie bien se merece efectuar un come-back a lo grande tras haber dominado la ribera de los ríos y las llanuras aluciales de nuestro continente durante millones de años.





No tengo constancia de la existencia de esta especie en ningún otro lugar que el Jardín del Príncipe en Aranjez. Si acaso sabéis de la existencia de otros individuo en la Península Ibérica, no dudéis en hacérmelo saber...


2 comentarios

  1. Muy interesante tu libro. Gracias.

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    1. Gracias. Espero que sirva para iniciar una reflexión sobre el futuro que nos espera y la mejor manera de evitar las peores consecuencias del cambio climático.

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