Todos, probablemente, conocéis esta locución latina que se podría traducir como "Así pasa la gloria del mundo". Se suele utilizar para señalar lo efímero que son los triunfos en la sociedades humanas pero lo podríamos extender sin ningún problema al mundo natural y, en particular, al caso de las especies invasoras, a las que se ha acusado con poco fundamento de ser la segunda causa de pérdida de biodiversidad sobre la tierra.
Esta afirmación se basa en realidad en los resultados de un estudio que se llevó a cabo en Estados Unidos y publicado en 1998 (Wilcove et al.). En él se establecía una lista de las posibles causas de pérdida de biodiversidad y las especies invasoras aparecían sorprendentemente como segunda causa. Pero esa clasificación tenía truco, ya que el resultado del estudio combinaba casi en iguales proporciones las observaciones realizadas en la parte continental de EE.UU y en Hawai. Eso llevó a una clara sobreevalución de esa causa que fue puesta de manifiesto unos años más tarde por un estudio canadiense muy similar (Venter et al., 2006) en el que las especies invasoras ya tan solo aparecían como sexta causa de pérdida de biodiversidad.
Hoy en día el IPBES (Intergovernmental Science-Policy Platform on Biodiversity and Ecosystem Services), fundado en 2012, considera que las 5 mayores causas de pérdida de biodiversidad son las siguientes (por orden de importancia decreciente):
1) cambios en el uso de la tierra y el mar
2) explotación directa de determinados organismos
3) cambio climático
4) contaminación
5) especies exóticas invasoras
A nadie se le escapará, sin embargo, que el éxito de muchas especies invasoras se ve a menudo favorecido por alguna de las cuatro primeras causas de esta lista. O sea, que más que causa, la proliferación de muchas especies exóticas (y autóctonas) es en realidad la consecuencia directa o indirecta de alguno de estos factores.
Recogida de camalote en Mérida. Su desarrollo es favorecido por aguas ricas en nutrientes, particularmente nitrógeno, fósforo y potasio.
Ahora bien, para entender de lo que estamos hablando, creo que lo primero que habría que definir es el término "invasión". Básicamente, es el hecho de que alguna especie antes ausente de algún lugar de repente aparezca y vea su población aumentar a expensas de las demás especies, bien porque sea particularmente competitiva o porque algún cambio en el medio ambiente favorece esa especie. Algunos autores quisieran restringir el uso de esa palabra a especies exóticas introducidas, pero cómo describir entonces aquellas situaciones en las que la especie que prolifera es autóctona o llega por sus propios medios? El resultado, al fin de cuentas, es el mismo. Utilizaré pues aquí la palabra "invasión" en el sentido más amplio que se le puede dar, que no tiene en cuenta para nada el origen geográfico de la especie.
En realidad, las invasiones son casi siempre la consecuencia de alguna perturbación y muy raramente la consecuencia de la "competitividad" exacerbada de alguna especie (al menos en el mundo de las plantas). Todo cambio importante en las condiciones medioambientales suele manifestarse casi siempre por invasiones de especies que llevan el ecosistema a un nuevo equilibrio. Si se tala un bosque para cultivar una tierra, la respuesta por parte de las especies oportunistas colonizadoreas será casi inmediata. Invadirán ese terreno y contribuirán ellas mismas a modificar las condiciones medioambientales que propiciaron su instalación y desarrollo. Definidas de este modo, las invasiones no están ligadas al caracter autóctono o exótico de las especies, sino a la capacidad que tienen la distintas especies de aprovechar las oportunidades que se les ofrece.
Migración de la Pícea en Escandinavia tras la última gaciación (Seppä H. et al., 2009)
Un bonito ejemplo de invasión lo tenemos en Escandinavia, que tras la última glaciación fue progresivamente colonizada por las especies que constituyen hoy su flora. Algunas de esas especies llegaron bastante tarde. Es el caso por ejemplo de la pícea (Pica abies), que tal como se puede ver en el mapa anterior, colonizó el W de Escandinavia hace apenas 3000 años. Antes de su llegada, el bosque estaba dominado por pinos y especies caducifolias. No debía de ser entonces el bosque boreal muy diferente en su aspecto del que podemos observar hoy en dia en muchas sierras de la Península Ibérica.
Pequeños pinos cembros nacidos de semilla en la Península de Lade, Tronheim, Noruega (Prestø et al., 2013)
Lo normal sobre la tierra es que nada permanezca estable, por mucho que a nuestra escala nos lo pueda parecer. El clima cambia, sometido a las incesantes modificaciones en la órbita de la tierra alrededor del sol. El propio sol también muestra una actividad cambiante. Añadamos a todo eso las perturbaciones que pueden causar fenómenos naturales como las erupciones volcánicas, los terremotos y las grandes tormentas y lo normal es que los ecosistemas estén perpétuamente renovándose y evolucionando, dando lugar a un incesante baile de especies. La relativa estabilidad del clima durante los últimos milenios y cierta reminiscencia de fixismo decimonónico nos ha llevado a idealizar nuestros ecosistemas, cuya composición y estructura es en realidad bastante circunstancial, herencia de los grandes movimientos acaecidos durante y después de las glaciaciones. Permítanme ilustrar ese caracter circunstancial con una pregunta tonta: ¿porqué no hay alerces (Larix decidua) o pinos cembros (Pinus cembra) en Escandinavia? Estas dos especies están perfectamente adaptadas al clima de esa región pero, sin embargo, tal como ocurrió en otras regiones del Hemisferio Norte, no lograron "seguir" su zona climática en su movimiento hacia el norte tras la última glaciación (cosa que sí logró el pino cembro en Siberia, donde la subespecie oriental de esta especie es un elemento del bosque boreal). Que hoy en día se considere invasor al pino cembro en la región de Trondheim, donde ha sido plantado como ornamental, resulta casi irónico (Prestø et al., 2013). Imaginando que ese árbol pudiese pensar y tuviese memoria de lo ocurrido en el pasado, seguramente les diría a los Noruegos: ¿Pero qué hacéis? Si soy uno de vosotros...
Evidencias fósiles de la presencia del Alerce entre 109.000 y 87.000 BP (Wagner S. et al., 2015)
La presencia de estas dos especies en Escandinavia en periodos interglaciares anteriores es muy difícil de poner en evidencia en una región en la que la erosión glaciar arrasó con todo. La presencia de polen y de macrorestos de alerce en sedimentos del norte de Alemania y de Dinamarca del último periodo interglaciar (Eemiense) es si embargo un buen indicio de ello (ver mapa).
El ejemplo que he escogido no es nada inocente, porque si nos retrotraemos en el tiempo unos 20'000 años, resulta que toda Noruega estaba entonces cubierta por el hielo. De algún modo se podría afirmar que todas las especies presentes hoy en día en Noruega son en realidad especies exóticas que en algún momento vieron sus poblaciones aumentar considerablemente tras su llegada. Especies que probablemente vieron sus poblaciones seguir la clásica curva que se utiliza para describir los diferentes estadios de una invasión:
Este es el diagrama clásico que se utiliza para explicar la evolución demografica de las especies invasoras
Esta curva sugiere que tras un periodo de aclimatación más o menos largo, la especie invasora de repente ve sus poblaciones aumentar considerablemente a expensas de las demás especies (autóctonas) hasta alcanzar un máximo de ocupación que se presupone que luego no va a variar, asumiendo que el daño ocasionado (utilizo aquí a propósito el tipo de vocabulario utilizado por esa ciencia) es ya irreversible. Sin embargo, los pocos casos reales que conocemos apuntan a que en realidad el éxito de las especies invasoras a menudo es bastante efímero. Eso depende mucho de la biología de la especie recien llegada y de si tiene o no competencia en el nicho ecológico que ocupa. En el caso de la pícea en Escandinavia, el éxito fue duradero porque competía con especies heliófilas que se ven desfavorecidas por el crecimiento de una especie que tolera mejor la sombra. En otros casos, sobre todo cuando se trata de especies heliófilas, colonizadoras, como pueden ser el ailanto o la falsa acacia, la competencia de otras especies lógicamente acaba condenando a esas especies. Ponerlo de manifiesto, sin embargo, requiere que dispongamos de series de datos muy largas.
Si no se dice casi nada de lo que pasa después en los estudios sobre invasoras, tampoco es que esté muy claro porqué de repente una especie se convierte en invasora. Esos estudios insisten mucho en que suele haber tras la introducción un periodo de aclimatación que puede ser más o menos largo y eso suele llevar muchas personas a considerar que casi cualquier especie exótica puede converirse en una potencial especie invasora. Los más fervientes defensores de lo autóctono pondrán por ello en el mismo saco a todas las especies exóticas. Personalmente no me acabo demasiado de creer que las especies introducidas realmente se aclimaten tan rápidamente. Creo más bien que proliferarán si encuentran las condiciones idóneas para ellas o si esas condiciones cambian y de repente se convierten en favorables. Especies como el ailanto y las acacias se cultivan como ornamentales desde hace siglos y resulta cuanto menos sospechoso que su auge y desarrollo coincida exactamente con el periodo de subida de la temperatura actual iniciado en los años 70. No es tanto el ailanto el que ha cambiado sino el propio clima y eso explica mucho mejor la respuesta síncrona del ailanto en toda la cuenca mediterránea. Dicen los mexicanos acerca de la frontera con EE.UU.: nosotros no cruzamos la frontera, la fontera nos cruzó a nosotros... Una señal climática que probablemente también esté detrás de otras invasiones que se observan en otras regiones del mundo.
Evolución del número de citas del ailanto en la literatura científica española (www.anthos.es) comparada con la evolución de la temperatura media en Madrid (Retiro)
Esto ilustra perfectamente, creo yo, la dificultad que tenemos a integrar el factor tiempo en la valoración que hacemos de muchas especies que calificamos de invasoras. La biología de las invasiones en realidad tan solo examina los estadios iniciales de las invasiones, sin pararse a pensar en cual es su evolución a más largo plazo ni en cuales son las causas reales que explican el éxito de esas especies, que se suele atribuir a las supuestas ventajas competitivas de las que disponen estas especies. Buscad alguna descripción del ailanto en cualquier libro sobre especies invasoras e invariablemente os dirán que se trata de una especie con un crecimiento muy ráido, que produce una cantidad ingente de semillas y que secreta sustancias que perjudican el crecimiento delas demás especies (alelopatía). Estrategias que son exactamente iguales a las de muchas especies autóctonas pero de las que nadie habla. Me hizo mucha gracia leer que las acacias tenían el poder de cambiar la composición químca del suelo gracias a su poder de fijación del Nitrógeno, cambiando por completo la composición florística del ecosistema. Curiosamente, cuando se trata de una especie autóctona resulta que ese mismo poder de fijación del Nitrógeno es una cualidad y contribuye a enriquecer los suelos, favoreciendo su evolución. Contradicciones como ésta se pueden leer constantemente, como aquellos que afirman que el ailanto "estropea" la miel, dándole un gusto desagradable. Resulta, sin embargo, que en un país como Italia las mieles de ailanto ganan concursos.
El tiempo también influye en nuestras definiciones. ¿Son autóctonas tan solo las especies presentes actualmente en un territorio? ¿O también consideramos autóctonas todas las especies que estuvieron presentes en ese territorio antes de que el hombre influyera decisivamente en él? Con esa vara de medir, porejemplo, especies como el león y el leopardo se deberían considerar autóctonas en buena parte del sur de Europa...
¿Ponen en peligro las especies invasoras los equilibrios alcanzados tras la última glaciación? La verdad es que en muchos casos no lo sabemos. Acostumbrados que estamos a detectar las posibles amenazas y a combatirlas, no tenemos en realidad mucha idea de como evolucionarían nuestro ecosistemas a más largo plazo. En una de sus conferencias, Francis Hallé le contestó lo siguiente a alguien que le preguntaba si había que erradicar las especies invasoras antes de llevar a cabo su gran proyecto de reconstitución de un bosque primarion en Europa Occidental:
"El concepto de bosque primario se basa en la ausencia total de actividad humana. A mí me interesaría mucho saber si las especies invasoras son realmente invasoras a largo plazo. Esperemos a que estén cubiertas por un dosel cerrado y veríamos entonces qué pasa. No tenemos esa experiencia, sin embargo, porque siempre se están eliminando..."
Francis Hallé es uno de los pocos biólogos acostumbrado a tener en cuenta el tiempo largo en sus reflexiones y así imagina él la evolución a largo plazo hacia el bosque primario a partir de un suelo desnudo (de su último libro "Por un bosque primario en Europa Occidental: un manifiesto"):
1) vegetación herbácea seguida de pequeñas plantas leñosas como zarzas, saúcos y árboles mariposa (Buddleja)
2) árboles pioneros -pinos, abedules, álamos, falsas acacias y ailantos- que formarán un primer bosque secundario.
3) árboles post-pioneros, fresno, arce y olmo, que tardarán en crecer y formar un segundo bosque secundario
4) llegada de los árboles del bosque primario, tejo, haya y roble, que crecerán hasta alcanzar su tamaño máximo, cerrando la canopea.
Una evolución que necesita ni más ni menos que 800 años (algo menos si la vegetación ya es en gran parte arbórea). La proliferación de una u otra especie exótica durante un tiempo relativamente limitado visto a esta escala ya no aparece como un problema sino como una simple etapa en el desarrollo del bosque. Lo que determina la desaparición de esas especies exóticas es en realidad la ausencia de nuevas perturbaciones. Todo lo contrario de lo que solemos hacer interviniendo con métodos más o menos agresivos en contra de estas especies.
Todo lo anteriormente expuesto me lleva a pensar que muchos de los principios de la biología de las invasiones simplemente no se sostienen cuando uno los examina a una escala de tiempo amplia. Me llama en particular muchísimo la atención algunas observaciones que me parecen entrar totalmente en contradicción con las afirmaciones de esa "ciencia":
1) Muchas especies que consideramos invasoras (en el sentido más restrictivo de especies exóticas introducidas) son en realidad especies ornamentales que fueron introducidas hace varios siglos. Que algunas de ellas como el ailanto y las acacias no hayan mostrado veleidades de expansión hasta que el clima comenzase a cambiar hace medio siglo me parece demostrar claramente que esas especies están siendo favorecidas por el cambio climático, que ha sido el que realmente ha dado el pistoletazo de salida a su expansión.
2) Muchas especies invasoras, por otro lado, están infeodadas a medios que han sido muy modificados por la actividad humana o literalmente creados por la actividad humana (escombreras). Calificar de invasoras especies capaces de colonizar estos terrenos fuertemente antropizados que muy pocas especies autóctonas son capaces de habitar no tiene mucho sentido. Por poner un ejemplo, Reynoutria joponica, considerada una de las más temibles invasoras, es en realidad una especie capaz de crecer sobre terrenos altamente contaminados por metales que contribuye a descontaminar.
3) Lejos de proseguir su expansión, algunas especies exóticas que ya lograron establecerse desde antiguo en prácticamente todos los terrenos que les eran favorables muestran hoy claros indicios de retroceso. Es el caso de la caulerpa en el Mar Mediterráneo, por ejemplo, que ha desaparecido del 80% de los lugares en los que fue señalada. También es el caso de la falsa acacia en Italia, por ejemplo, que va siendo sustituida por especies más exigentes en muchos lugares en los que jugó su papel de especie colonizadora y ahora pierde protagonismo. Esto va totalmente en la línea de lo que afirma Francis Hallé y la ecología más clásica.
4) Con la subida imparable de las temperaturas, el baile de las especies seguirá y es muy probable que veamos otras muchas eespecies invadir nuestros ecosistemas en un futuro no tan lejano. Especies autóctonas provenientes de zonas aledañas y especies exóticas, introducidas o provenientes de nuestros parques y jardines, de donde salieron muchas de las plantas qe hoy consideramos como invasoras. Ni que decir que dentro de 800 años, el bosque primario que tanto desea crear Francis Hallé podría ser muy diferente de lo que sus propios instigadores imaginaban. Mientras los ecologistas siguen soñando con "restaurar" los ecosistemas que el hombre alteró, las temperaturas siguen subiendo y ese pasado fantaseado en realidad ya no existe.
Todos los esfuerzos de los biólogos de las invasiones son vanos. El hombre no podrá evitar que la Naturaleza haga lo que le dé la gana con lo que tiene a disposición. El Hombre puede eventualmente facilitar de alguna manera el trabajo de la Naturaleza ayudando algunas especies a encontrar un sitio donde crecer pero la última palabra la tiene siempre la Naturaleza. Pongo siempre como ejemplo las encinas que se plantaron muy voluntariosamente en algunos taludes artificiales de mi barrio, que muy pronto se van a quedar sin luz debido al desarrollo espontáneo de olmos de Siberia y de ailantos, que han demostrado ser las especies mejor adaptadas a este tipo de suelo. La Naturaleza tendrá siempre la última palabra. Gastar millones en hacer lo contrario que lo que hace la Naturalea es no solamente una actitud muy orgullosa sino también muy ignorante... ¡La naturalea nunca se equivoca!
¿ No os llama nada la atención en esta fotografía ? Pues sí, efectivamente, la zona está llena de olmos de Siberia (y algún ailanto que no aparece en la fotografía) que han crecido en los últimos años. Y claro, viéndo así esas encinitas rodeadas de olmos, un se dice que hay algo de tremendamente romántico en ese empeño que algunos tienen en querer plantar encinas sí o sí, sin importar el contexto.
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