Invasiones biológicas: ¿Neofijistas vs. neodarwinistas?

El fijismo es una hipótesis científica nacida en el siglo XVIII que básicamente afirmaba que las especies habían permanecido inmutables desde la Creación. La gran diversidad de especies existentes era obra de Dios y tan solo se aceptaba entonces que algunas grandes catástrofes hubiesen podido eliminar parte de esa diversidad para explicar la aparición de tantas especies fósiles. La acumulación de evidencias durante el siglo XIX llevó finalmente Charles Darwin a desarrollar su conocidísima teoría de la evolución, que hoy es la piedra angular de todas las ciencias que estudian los seres vivos.

En un tal contexto, me parece personalmente una incongruidad aboluta la prevalencia de las ideas de la "biología de las invasiones" en el mundo actual y el debate naciente en torno a esas ideas me recuerda mucho lo ocurrido con los fixistas y los darwinistas. Durante un largo tiempo, las ideas de los fixistas tenían por así decirlo "valor de ley" y proponer ideas alternativas podía tener amargas consecuencias para quienes no las defendieran.




Caricatura de Charles Darwin

Y sin embargo, ya veis, acabaron por imponerse. Las ideas que defienden hoy en día los biólogos invasionistas tienen, creo yo, mucho de fixista:

- petenden devolver a un estado prístino la naturaleza, en el que tan solo las especies presentes antes de que el hombre interviniera son admisibles.

- ignoran por completo los cambios realizados por el hombre en su medio y la aparición de nichos ecológicos absolutamente nuevos y diferentes de los que había, que en muchas regiones, sin embargo, ocupan la mayor parte del territorio.

- no han asimilado que el clima que permitió el desarrollo de esos ecosistemas "idealizados" está cambiando por completo. El propio vocabulario desarrollado por esa ciencia pierde todo su sentido en un mundo en el que todo cambia. ¿Qué sentido tiene calificar de exótica o de invasora cualquier especie en un mundo en el que TODAS las especies se ven obligadas a desplazarse?

En contra de la idea que defienden estos "neofixistas", las observaciones realizadas durante las últimas décadas nos demuestran claramente que los ecosistemas también evolucionan. No son entes inmutables que ninguna nomenclatura latina pueda caracterizar y fijar. Lo que era cierto hace medio siglo, ya no lo es hoy en día. Las asociaciones vegetales y los ecositemas son conyunturales. Una simple fotografía en un lugar dado y en un momento dado. Nada más. Conviven entre ellas especies que en gran medida solo deben a la suerte y al azar el haber coincidido juntas. La tan cacareada "coevolución" no se debe ver como algo tan estrecho como parece. Tal como demuestra lo ocurrido en la isla de Ascensión, especies de muy distintos orígenes pueden convivir y constituir ecosistemas perfectamente funcionales en muy poco tiempo. Y paradójicamente, esto se debe a la coevolución, que permite que aves e insectos polinicen la flores de especies con las que nunca convivieron o que los micro organismos del suelo establezcan relaciones privilegiadas con las raíces de plantas totalmente exóticas. La coevolución interviene a un nivel mucho más alto que el que solemos considerar cuando acusamos a las especies exóticas de no haber coevolucionado con las especies autóctonas.





Camino de acceso al parque nacional (!!) de la Green Mountain, Ascension Island / Fotografía: LordHarris / Licencia:

Al fin y al cabo, la inmensa mayoría de los ecosistemas europeos son muy jóvenes y se han constituido en los últimos milenios y son en gran medida el resultado de migraciones de especies a miles de kilómetros de distancias. Visto con los ojos de un geólogo, son apenas menos jóvenes que el bosque de la Green Moutain en la isla de Ascensión... Caricaturizo un poco, claro está, para que se me entienda bien, pero lo que me parece evidente es que la mayor parte de la coevolución de esas especies es una herencia mucho más antigua que probablemente antecede con creces las glaciaciones. No es pues nada extraño que cualquier especie de árbol traído de América o de Oriente sea capaz de naturalizarse sin mucho esfuerzo aquí en Europa. Al fin y al cabo, todas estas especies de árboles de las zonas templadas pertenecieron a un gran bioma cuya continuidad tan solo fue interrumpida por las glaciaciones del Cuaternario. Esa continuidad fue particularmente evidente en el continente eurasiático, moviéndose muchos taxones y especies a lo largo de toda su extensión. Muchas especies, como el ailanto por ejemplo, tuvieron un área de distribución holártica en aquella época.




Distribución de los bosques templados caducifolios desde el Eoceno / Loidi J. et al, 2022

Podríamos citar otros muchos ejemplos, y no solamente en el reino vegetal. El caso del rabilargo es un claro ejemplo de ello. Aunque cabe destacar que la evolución y diferenciación de especies es mucho más rápida en el mundo animal, habiendo demostrado los estudios de ADN que ambas poblaciones (la ibérica y la china) podían ser consideradas como especies independientes. En el mundo vegetal, en cambio, muchas especies se han conservado prácticamente inalteradas desde finales del Terciario, portando a veces los fósiles un nombre diferente, por puro convencionalismo. Es el caso por ejemplo, del Ginkgo, de la la Eucommia, del ailanto que citábamos antes, de Cercidiphyllum, de Sequoia y un largo etcétera de taxones.




Rabilargo ibérico, Parque natural de la Sierra de Andújar, España / Fotografía: Frank Vassen / Licencia: CC BY 2.0

Permítanme pues considerarme como "neodarwinista" al afirmar que los ecosistemas no son entes fijos, sino que no paran de evolucionar y de adaptarse a las cambiantes condiciones, al afirmar que no son sistemas cerrados, sino abiertos a la llegada de nuevas especies en sustitución de aquellas especies incapaces de adaptarse a las nuevas condiciones. No hemos de olvidar aquí que la "adaptación" de las especies es un fenómeno mucho más lento que los cambios climáticos y que por lo tanto necesitamos que lleguen esas especies si no queremos que los ecosistemas, en última instancia, colapsen cuando las especies clave del mismo desaparezcan.




La transición de un arrecife de coral a un arrecife de algas como consecuencia del blanqueamiento y la sobrepesca es uno de los ejemplos más fácilmente identificables del colapso de un ecosistema local / Fotografía: Stop Adani /. Licencia: CC BY 2.0

En muchas regiones en las que no existen sustitutos para aquellas especies que desaparecerán, el problema es bien sencillo: ¿preferimos que el ecositema colapse y sufra una enorme simplificación antes que favorecer la llegada de especies mejor adaptadas (y que en muchos casos estuvieron presentes en un pasado no tan lejano)? En otras regiones del mundo, puede que no parezca tan urgente contestar a esta pregunta, pero en un continente que sufrió una pérdida de biodiversidad brutal a consecuencia de las glaciaciones, me parece importante. A no ser que a esa gran pérdida de biodiversidad consecuencia de las glaciaciones prefiramos añadir la que provocará el cambio climático en curso. La suma de una y otra podría dejar en Europa unos paisajes de una pobreza inédita. Que no me vengan luego a hablar de "protección de la biodiversidad"...

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