Fichas didácticas
Llevo un tiempo preparando una serie de fichas didáctcas que pretenden ser una especie de resumen de lo que cuento en mi libro "Rumbo al Plioceno" y que creo que podrían ser útiles para todos aquellos que intentan explicar la realidad del cambio climático y sus consecuencias actuales y futuras en los ecosistemas de este país y continente. Cualquier persona que necesite de un material de apoyo para sus cursos o conferencias y no encuentra nada convincente en la web dispone aquí de una serie de fichas en las que se ha intentado ceder todo el protagonismo a las imágenes y figuras, reduciéndose el texto, en la medida de lo posible, a una sucinta explicación de las figuras presentadas.
No soy yo ningún especialista en ninguno de los temas que presento aquí. Soy un simple vocero, que intenta explicar de forma sencilla temas que no lo son tanto o que algunos intentan envolver en un halo de incertidumbre que realmente no existe en el mundo científico respecto a un fenómeno (el cambio climático) cuyas causas están hoy en día claramente establecidas y cuyas dramáticas consecuencias a duras penas aceptamos a la vista de la amplitud de los cambios que se avecinan, que solo un cambio radical en nuestra relación con la naturaleza podría atenuar. Nuestro futuro está ya en gran parte comprometido. Los cambios que hemos provocado en los grandes equilibrios de este mundo son en gran medida irreversibles y no nos debe caber duda de que tarde o temprano la naturaleza nos hará pagar por ello una factura cuyo coste no podemos aún ni imaginar.
Estamos, sin embargo, aún a tiempo para reaccionar, pero esto supone aceptar que tenemos un problema grave. Además de intentar parar cuanto antes la locomotoca desbocada en la que se ha convertido nuestra sociedad, que en vez de frenar parece creeer que acelerar aún más puede ser la solución a todos sus males (como si electrificarlo todo no tuviese un impacto brutal sobre los ecosistemas del planeta). Estas fichas tan solo pretenden ser un pequeño diagnóstico de la situación, basado en los síntomas más evidentes de la crisis actual. Vale, no soy doctor, ni tan siquiera investigador y quienes quieran desacreditarme lo tendrán bien fácil. Pero si algo he aprendido con el transcurso de los años, es que no hay mejor manera de separar la paja del grano que poniendo constantemente en duda lo que uno sabe o cree saber. Los que siguen a pies juntillas aquellos que pretenden imponernos sus verdades son
No soy yo ningún especialista en ninguno de los temas que presento aquí. Soy un simple vocero, que intenta explicar de forma sencilla temas que no lo son tanto o que algunos intentan envolver en un halo de incertidumbre que realmente no existe en el mundo científico respecto a un fenómeno (el cambio climático) cuyas causas están hoy en día claramente establecidas y cuyas dramáticas consecuencias a duras penas aceptamos a la vista de la amplitud de los cambios que se avecinan, que solo un cambio radical en nuestra relación con la naturaleza podría atenuar. Nuestro futuro está ya en gran parte comprometido. Los cambios que hemos provocado en los grandes equilibrios de este mundo son en gran medida irreversibles y no nos debe caber duda de que tarde o temprano la naturaleza nos hará pagar por ello una factura cuyo coste no podemos aún ni imaginar.
Estamos, sin embargo, aún a tiempo para reaccionar, pero esto supone aceptar que tenemos un problema grave. Además de intentar parar cuanto antes la locomotoca desbocada en la que se ha convertido nuestra sociedad, que en vez de frenar parece creeer que acelerar aún más puede ser la solución a todos sus males (como si electrificarlo todo no tuviese un impacto brutal sobre los ecosistemas del planeta). Estas fichas tan solo pretenden ser un pequeño diagnóstico de la situación, basado en los síntomas más evidentes de la crisis actual. Vale, no soy doctor, ni tan siquiera investigador y quienes quieran desacreditarme lo tendrán bien fácil. Pero si algo he aprendido con el transcurso de los años, es que no hay mejor manera de separar la paja del grano que poniendo constantemente en duda lo que uno sabe o cree saber. Los que siguen a pies juntillas aquellos que pretenden imponernos sus verdades son
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