La espada de Damocles (3): Castilla-La Mancha

En un lugar del desierto, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo había vida...

Así podría empezar una versión del siglo XXII del Quijote. ¿Desiertos en la Mancha? Pues sí, desiertos y estepas cálidas, ecosistemas similares a los que hoy ya se pueden observar en algunas regiones del SE de la Península o del valle del Ebro.



Amanecer en el desierto de Tabernas (Almería) / Fotografía: Dgalan / Licencia: CC BY-SA

En los artículos anteriores nos hemos centrado en los efectos que podría tener en algunas zonas litorales la subida del nivel del mar como consecuencia de la subida de la temperatura media global del planeta. Un ejercicio relativamente fácil de llevar a cabo, puesto que basta con disponer de un buen mapa topográfico para saber qué zonas se verán afectadas. En este tercer artículo intentaremos anticipar las consecuencias directas del calentamiento de la atmósfera en una región en la que las temperaturas han subido bastante más que en el resto de la Península Ibérica. Tal como se puede ver en la figura a continuación, en buena parte de Castilla-La Mancha (incluyo en ella la provincia de Madrid que realmente forma parte de la misma unidad geográfica) la temperatura media ha subido desde los años 70 entre 1,5 y 3 grados.


Esta subida de la temperatura media en todas las épocas del año tiene dos consecuencias inmediatas: un aumento de la aridez al incrementarse la evapotranspiración y un alargamiento del periodo durante el que las precipitaciones no logran compensar la evapotranspiración. Esto significa que incluso si el mismo nivel de precipitaciones se mantiene, la aridez aumenta tan solo debido al aumento de las temperaturas. Es lo que ha sucedido en gran medida en España, donde no han bajado de forma signifiativa las precipitaciones. Debido a ese aumento de entre 1,5 y 3 grados de la temperatura media anual en el centro de la Península, los climas áridos han extendido consierablemente su área en el último medio siglo, tal como muestra la publicación de Chazarra Bernabé A. et al. (2022).


Tipos de clima de la clasificación de Köppen-Geiger para los periodos de referencia 1951-1980 y 1980-2020. Las zonas de color amarillo y anaranjado corresponden a los climas semiárido cálido (estepario) y árido cálido (desértico). / Chazarra Bernabé A. et al. ()

Esta tendencia a la expansión de los climas áridos, a no ser que cambie por completo el régimen de precipitaciones, irá en aumento y de no limitarse la subida de la temperatura media global a un nivel razonable, podría llevarnos a un escenario en el que toda la mitad S y el E de la Península acaben teniendo climas áridos e incluso, localmente, auténticos desiertos.




Tipos de clima de la clasificación de Köppen-Geiger para el periodo de referencia 2071-2100

Llegados a este punto, uno podría preguntarse si ya hubo periodos en los que el centro de la Península tuvo climas tan áridos como los que anticipan los modelos de los climatólogos y la respuesta es que sí, efectivamente, el clima del centro de la Península tuvo un caracter árido durante buena parte del Mioceno y, posiblemente, del Plioceno. Los estudios palinológicos llevados a cabo sobre los sedimentos del Mioceno Medio de la cuenca del Tajo nos muestran la existencia de distintos ambientes paleoecológicos en aquella época.

• Bosques de Pináceas y de frondosas en las cumbres y laderas montañoses (Tsuga, Fagus, Zelkova e Ilex).

• Ambientes ripícolas, con presencia de praderas húmedas y bosques de ribera con Populus, Alnus, Carya y Daphnogene, en zonas de inundación por desbordamiento de los ríos.

• Zonas palustres en las que están presentes géneros como Riccia, Taxodium, etc. En los deltas y márgenes lacustres crecerían Myrica, Phragmites, Esparganiáceas, Tifáceas, Glyptostrobus y algas de agua dulce.

• Praderas xéricas abiertas constituidas fundamentalmente por especies herbáceas de las familias Chenopodiaceae-Amaranthaceae, Poaceae, Asteraceae, Apiaceae y Plumbaginaceae. En estas fromaciones abiertas crecerían de forma dispersa árboles y arbustos de distintos géneros y familias adaptados a la xericidad: Pinus, Juniperus, Quercus, Podogonium, Caesalpináceas, Pistacia, Robinia, Colutea, Paliurus, Ephedra, Celastrus, Phillyrea, Ericáceae. El hallazgo de conos y semillas aladas de pinos indica una presencia significativa de estas Coníferas, lo que sugiere climas continentales semiáridos a áridos.




Representación en un perfil esquemático de los distintos paleoambientes y sus paleoasociaciones vegetales. Fernández Marrón et al. (2004)

Los estudios palinológicos realizados sobre los sedimentos del Mioceno sugieren pues la existencia de un clima árido en el Mioceno (que es la época para la que disponemos de más información) con un fuerte contraste entre la vegetación de los grandes valles aluviales y la de las zonas adyacentes expuestas a largos meses de sequía. Un clima que favoreció la formación de grandes depósitos evaporíticos en buena parte de la cuenca del Tajo, que tenía entonces un caracter endorréico (no tenía salida al mar). Una descripción muy en consonancia con las previsiones de los climatólogos, que apuntan a un aumento de la aridez en buena parte de la Península. Una aridificación que se superpone a la fuerte degradación que muchas regiones ya han sufrido a lo largo de los milenios anteriores, con pérdidas de suelo irreversibles que no harán sino amplificar los efectos del cambio climático. Quienes quieran hacerse una idea de como podrían ser los paisajes de Castilla-La Mancha (y de buena parte de la Península) a finales de siglo y adelante solo tienen con viajar a aquellas zonas que tienen actualmente un clima semiárido cálido (BSh) o árido cálido (BWh),



Desierto de Los Monegros con las nevadas cumbres de los Pirineos al fondo. / Fotografía: Chisquio / Licencia: CC BY-SA

Partiendo de una situación en que la vegetación potencial de buena parte de esta región es el bosque mediterráneo, el cambio de paisaje promete ser bastante drástico, modificando por completo la composición florística y faunística de los actuales ecosistemas. Quienes sueñan con ver bisontes galopando en nuestras dehesas tendrán que transferir sus sueños bastante más al norte. A finales del siglo XXI Castilla-La Mancha será una tierra más bien propia de arruis y de gacelas. Ni que decir que muchos de los cultivos de secano hoy en día posibles en esta región dejarán de serlo en el futuro. Un sector tan importante como el viti-vinícola (la región produce la mitad de todo el vino producido en España) se verá duramente impactado si no recurre de forma masiva al riego, lo que en un contexto de creciente aridificación puede resultar cada vez más insostenible. Es evidente que el sector agrícola tiene por delante días muy complicados y las tensiones por un recurso tan preciado como el agua irán en aumento, convirtiendo la gestión de las distintas cuencas hidrográficas en una auténtica pesadilla. Puede que los trasvases entre cuencas tengan los días contados...



La progresiva aridificación de la Mancha y de buena parte de la Península pone en serio peligro el futuro de zonas húmedas como la de las Tablas de Daimiel / Fotografía: Adrián Rodríguez / Licencia: CC BY-SA

En un contexto como el que acabamos de describir, el futuro del Parque Nacional de las Tablas de Daimiel se ve francamente muy oscuro, siendo ya a día de hoy un entorno que el hombre tiene que alimentar en agua artificialmente para asegurar su supervivencia. Como aumente la aridez, disminuyan los caudales de los ríos y aumente el consumo de aguas subterráneas, todas las condiciones están reunidas para que este espacio natural desaparezca definitivamente.


Chazarra Bernabé A. et al. (2022) / Evolución de los climas de Köppen-Geiger en España (1951-2020) / XII Congreso Internacional de la Asociación Española de Climatología (AEC)
Fernández Marrón, M. T., Fonollá Ocete, J. F., Sesé Benito, C. y Jiménez Rodrigo, J. C. 2004. Estudio paleoambiental de nuevos yacimientos de plantas y vertebrados de la “Unidad Intermedia” del Mioceno Medio de la cuenca de Madrid. [Palaeoenvironmental study of new plants and vertebrate sites of the “Unidad Intermedia” from Middle Miocene of Madrid basin.] Revista Española de Paleontología, 19 (2), 199-213

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