Bosques primarios vs bosques maduros

Cuando los noticiarios dicen que España es uno de los países europeos con más bosques y en el que la superficie forestal más ha crecido durante las últimas décadas, muchos nos quedamos con una sensación medio extraña preguntándonos donde estarán esos bosques... El caso es que lo que se considera como "bosque" en las estadísticas oficiales corresponde a situaciones muy diversas que van desde las plantaciones artificiales de árboles a las vastas superficies de monte bajo que se han desarrollado en las últimas décadas a consecuencia del abandono de muchas actividades agrícolas. Los auténticos bosques, constituidos por un dosel de árboles adultos y que albergan parte de la biodiversidad propia de un bosque primario son en realidad muy escasos.

Deberíamos tal vez empezar por definir lo que es un bosque primario para tener un punto de comparación. En principio, es bastante sencillo de definir: se trata de los bosques que no han sido nunca modificados por el hombre. Un bosque no deja de ser primario por haber sido visitado o recorrido por el hombre, pero mientras el hombre no influya de manera sensible sobre la composición y estructura del bosque, se puede considerar como primario, fruto de una evolucuión natural del ecosistema. Francis Hallé explica que un bosque primario se reconoce de inmediato por un criterio que ningún científico se atrevería a validar: ¡su belleza! El caso es que la rica biodiversidad que albergan y su desarrollo caótico (nada que ver con les hileras de pinos y de eucaliptos de muchos de nuestros montes) confieren a esos bosques una personalidad que no tienen otros y fascina quienes los visitan.



La abundancia de madera muerta es, en las zonas templadas, una de las características más llamativas de los bosques primarios. Bosque de Bialowieza. / Fotografía: Frank Vassen / Licencia: CC BY

En el mapa a continuación se puede ver que la mayor extensión de boques primarios en Europa corresponde al bioma de la taiga y a algunos bosques del Cáucaso y de los Cárpatos. Son escasísimos en el resto de Europa. El icónico bosque de Bialowieza aparece como una pequeña mancha en una vasta extensión sin bosques primarios. Los bosques marcados con pequeños triángulos rojos son pequeños rodales que presentan algunas características de un bosque primario pero que no pueden ser considerados como tales debido a que generalmente los árboles que los constituyen no tienen aún la edad suficiente ni ocupan la suficiente extensión para que la influencia del hombre deje de notarse en ellos. Se habla para describir estos bosques de "bosques maduros", que a pesar de no ser bosques primarios, presentan una biodiversidad mucho mayor que la de cualquier otro tipo de "bosque". El caso es que no existen ya en la Península Ibérica bosques primarios (bosques "vírgenes") que no hayan sido en un momento u otro explotados por el hombre.



Resumen de los fragmentos de bosque primario incluidos en el EPFD v2.0. Tanto los puntos como los polígonos se han ampliado para mejorar la visibilidad. Francesco Maria Sabatini et al. (2021).

Un bosque maduro es un bosque que ha evolucionado sin mucha influencia humana y que no ha sido castigado por eventos extremos como los tempestades o los incendios, permitiendo la permanencia de árboles viejos y de tamaño excepcional y el desarrollo de una rica fauna asociada a la descomposición de la madera, que no se ha retirado sistemáticamente, a menudo más por temas de inaccesibilidad o de costes que por querer contribuir de manera consciente a incrementar la biodiversidad de los bosques. En los usos tradicionales que se hacía del bosque, la recolección de madera muerta para su uso como combustible era una práctica muy difundida. La sustitución de la madera por otras fuentes de energía ha propiciado, sin lugar a dudas, la acumulación de madera muerta en nuestros bosques.



Rodal maduro en Cataluña / Imagen: CREAF / Alba Gimbert

No hay que dejarse engañar por el tamaño de los pequeños triándulos que aparecen en el mapa, en el que se ha primado ante todo la visibilidad. En realidad ocupan superficies muy reducidas. No he encontrado una cifra exacta para la Península Ibérica pero se considera que representan bastante menos del 1% de la superficie arbolada de la Península. En un estudio reciente llevado a cabo sobre este tema en Cataluña, se ha podido mostar que la inmensa mayoría de los bosques de esa comunidad tienen un grado de madurez bajo, que es absolutamente normal teniendo en cuenta que en muchos de ellos los árboles son cortados mucho antes de alcanzar su edad máxima. Esta situación, en realidad, es extensible a toda España,



Madurez del bosque en Cataluña.Brotons L. et al. (2020).

Un bosque maduro es pues un bosque que presenta parte de las características de un bosque primario (existen varias metodologías para estimar su "grado de madurez" que no vamos a detallar aquí) pero que aún no ha completado todo el proceso de maduración y senescencia que lleva finalmente al reinicio de un nuevo ciclo tras desaparecer los grandes árboles que cierran la canopea. Tal como explicaba antes, muchos bosques maduros en realidad nunca llegarán a convertirse en bosques primarios debido a su escasa extensión, que impide que se instalen en esos bosques toda la fauna (megafauna en particular) que ayudaría a equilibrar el ecosistema.



Fases del ciclo de madurez del bosque. Brotons L. et al. (2020)

El esquema que se muestra en la figura anterior en realidad es aún más complicado, al poder haber una sucesión de especies que puede llevar varios siglos en desarrollarse. Lo describe muy bien Francis Hallé en su alegato para la creación de un bosque primario en Europa Occidental:

«En aras de la simplicidad, retomamos la hipótesis —muy poco probable— de que nuestro proyecto comenzaría en un suelo desnudo. La instalación de vegetación herbácea irá seguida de la llegada de pequeños árboles como zarzas, saúcos y árboles de las mariposas (Buddleja); luego vendrán los árboles pioneros —pinos, abedules, álamos, robinias y ailantos—, que tendrán que crecer, constituir un primer bosque secundario, envejecer y morir (un siglo). Este será sustituido por árboles pospioneros, fresnos, arces y olmos, que tardarán en crecer y formar un segundo bosque secundario, que a su vez envejecerá y morirá (cuatro siglos); entonces llegarán los árboles del bosque primario, tejos, hayas y robles, que tardarán en crecer hasta que, algunos de ellos habiendo alcanzado su máximo tamaño, el dosel esté completamente cerrado (cinco siglos); el bosque primario se habrá hecho finalmente realidad».

Me parece muy interesante resaltar que a Francis Hallé le trae al pairo la presencia de especies como el árbol de las mariposas, la robinia y el ailanto, que en el tiempo largo están condenadas a desaparecer. Tan solo permanecerán en lugares en los que el bosque sufra un rejuvenecimiento debido a alguna perturbación como tempestades, deslizamientos de terreno, etc. La diferencia con respecto a los planteamientos de los adalides de la biología de las invasiones es evidentísimo: el tiempo. Unos se mueven en la inmediatez cuando otros piensan con siglos de anticipación...

Para completar esta breve presentación de lo que son los bosques primarios y los bosques maduros, creo necesario también decir unas palabras acerca de los bosques y ecosistemas que queremos dejar "en libre evolución". Se ha vuelto muy popular esta idea de la libre evolución y me parece importante decir que los bosques maduros no son, por lo general, espacios que se han dejado en libre evolución. Como tampoco lo son muchos ecosistemas que se siegan cada año para impedir su desaparición. Sí lo son, en cambio, los bosques primarios y, de facto, todos los territorios ganados por el bosque durante las últimas décadas a consecuencia del abandono del campo. Estos bosques son muy jóvenes pero han acumulado durante el poco tiempo en que han podido crecer libremente una importante biomasa que ahora alimenta los terribles incendios que han arrasado el NO de España estos últimos veranos. Los bosques primarios son supuestamente más resistentes al cambio climático (resilientes) gracias a su extraordinaria biodiversidad y un mayor nivel de humedad, pero no hemos de perder de vista que todos los bosques primarios actuales también deben mucho al largo periodo de estabilidad que ha sido el Holoceno. Lo ocurrido estos últimos años en la Amazonia o en muchas zonas de taiga (Rusia y Canadá) es un claro indicio que esa supuesta resiliencia de los bosques primarios podría ser más teórica que real.

Si queremos que mañana haya bosques con una rica biodiversidad en un contexto de cambio climático, deberemos aceptar una serie de ideas que a primera vista son un poco contraintuitivas:

- Los bosques primarios también se verán afectados por el cambio climático y se verán obligados a evolucionar. Su resiliencia, por muy grande que sea, no es infinita.

- La idea de la "libre evolución" de los ecosistemas, por muy atractiva que parezca adolece de un grave defecto: está condicionada actualmente por un cambio mayor provocado por el hombre. Puede llevarnos a algo totalmente diferente de lo que esprábamos.

- El hombre puede de alguna manera acelerar el proceso de maduración del bosque cambiando las prácticas silvícolas. Si a una plantación de árboles le sucede tras su recolección otra plantación de árboles, es evidente que no habrá nunca ninguna evolución que favorezca la biodiversidad además de acabar muy probablemente con toda la riqueza del suelo.

- La biodiversidad está directamente relacionada con el grado de madurez del bosque. El origen de las especies que constituye el bosque no necesariamente es un impedimento para que se desarrolle un bosque maduro con una rica biodiversidad. Los bosques de cedros del Mont Ventoux son un claro ejemplo de ello. Se pueden aprovechar las plantaciones abandonadas para no partir de cero en el conseguimiento de esa meta.

Como conclusión, me sentiría tentado a decir que a falta de pan, buenas son tortas. Cuidemos pues de los pocos bosques maduros que aún nos quedan y fomentemos la creación de nuevos bosques maduros a partir de las masas arbóreas actualmente explotadas teniendo en cuenta lo apremiante que es la situación de cambio climático que vivimos. Para responder con rapidez al cambio climático debemos deshacernos cuanto antes de muchos tabúes que nos impiden incluso valorar la gravedad de lo que está ocurriendo. Es tiempo de ser prácticos y empíricos y dejar de pensar como ingenieros empecinados en calcular rendimientos...



Brotons L. et al. (2020) / Estado de la Naturaleza en Cataluña 2020. / Departamento de Territorio y Sostenibilidad. Generalitat de Catalunya. Barcelona.
Francesco Maria Sabatini et al. (2021) / European primary forest database v2.0

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