Llegadas para quedarse (1): Brachychiton populneus

Con esta entrada inicio hoy una nueva serie de artículos que probablemente no vayan a hacer mucha gracia a algunos conservacionistas. La idea de partida de esta serie es una simple constatación: algunas especies exóticas no solamente son capaces de sobrevivir en nuestro país, cultivadas en parques y jardines, sino que también son capaces de naturalizarse y de adaptarse a nuestro clima. Esas especies, queramos o no, ya forman parte de nuestra realidad y su naturalización es, muchas veces, síntoma de que muchas cosas han cambiado o están cambiando en nuestro entorno. Desde ese punto de vista, estas especies son de algún modo una respuesta de la naturaleza a esos cambios que hemos inducido en el medio ambiente. Vistas por algunos como una amenaza, también pueden ser vistas como una solución de cara a la adaptación de nuestros ecosistemas al cambio climático. Vale pues la pena, como mínimo, aprender a conocer estas especies que mañana podrían desempeñar un papel muy relevante en nuestro medio ambiente.





No volveremos a tratar, en esta serie, de aquellas especies ya evocadas en la serie de las paleoautóctonas, en la que ya hablamos a consciencia de especies como el ailanto, por ejemplo. Para empezar esta serie, me ha parecido interesante hablaros de una especie de árbol que he aprendido a conocer y a valorar mucho estos últimos años al intentar su cultivo en una región que, a priori, no era la más favorable para ella. Quienes siguen la página de Facebook asociada a este blog sabrán que estoy hablando del braquiquito (Brachychiton populneus), una especie australiana hoy cultivada con bastante frecuencia en todas las ciudades del litoral mediterráneo y de Andalucía que he intentado plantar en un pequeño descampado del barrio de Madrid en el que vivo desoyendo los consejos dados por muchas personas.


10 de agosto de 2018: esto es lo que quedaba del braquiquito tras ser devorado 2 veces por los conejos, cortado por los subcontratas del ayuntamiento y haber sufrido los efectos de un pequeño incendio. Básicamente nada, tan solo un pequeño muñón que apenas emergía de tierra. 15 de septiembre de 2019: 13 meses más tarde, el pequeño brote que surgió con las primeras lluvias de agosto del 2018 ha crecido de manera espectacular hasta alcanzar casi 1,60 m de altura.



No se suele, en efecto, recomendar el cultivo del braquiquito en el centro de la Península pero lo cierto es que esta especie no es tan friolera como pudiese parecer. Según las fuentes que he podido consultar, es sobre todo sensible a las heladas cuando es muy joven pero aguanta luego fuertes heladas una vez bien establecida. De hecho, es la existencia de dos ejemplares, uno en el Real Jardín Botánico de Madrid y otro en los jardines del colegio Tajamar de Madrid (muy cerca de mi barrio) lo que acabó convenciéndome de que este árbol es perfectamente capaz de desarrollarse en el centro de la Península. De hecho, mi propia experiencia me ha demostrado que este árbol es un superviviente nato. Tras plantar un arbolito de apenas un año en un descampado de mi barrio, éste fue devorado dos veces por los conejos, segado por los subcontratas del ayuntamiento y sufrió finalmente los efectos de un incendio. A pesar de todo, cuando cayeron las primeras lluvias del otoño volvió a brotar a partir de su raíz y este año, bien protegido de la diente de los conejos, ha crecido más de metro y medio.




Mapa de distribución del braquiquito (Brachychiton populneus) en Australia. Tan solo las poblaciones del oeste de Australia son naturales.



El braquiquito es un árbol originario de Australia muy resistente a la sequía, gracias a que es capaz de acumular agua en su tronco, cuya base engrosada también le vale el nombre de árbol botella, que comparte con otras especies del mismo género en los que ese carácter es mucho más pronunciado. Sus raíces, por otra parte, son muy profundas y le permiten ir a buscar agua en niveles que otras especies no alcanzan. Un agua que remonta a la superficie y que contribuye a hidratar tanto el árbol como el suelo. Los jóvenes ejemplares poseen una raíz tuberosa que desempeña el mismo papel y que, tal como ocurrió en el descampado de mi barrio, les permite rebrotar de cepa tras un incendio. Es interesante notar que esa raíz es comestible y era consumida por los aborígenes autralianos. Se trata, sea dicho de paso, de una especie muy palatable para los herbívoros, sirviendo sus hojas de forraje en Australia en los períodos de sequía. Eso explica que los conejos no dejasen ni rastro de los varios ejemplares que planté en el descampado junto al que milagrosamente sobrevivió y logró desarrollarse tras ser protegido.




Raíz tuberosa (aún incipiente) de un jovencísimo braquiquito.



Con tales características, no es de extrañar que esta especie haya logrado naturalizarse en algunos puntos de la Península. De momento tan solo hay mención de ello en Extremadura (1), donde se han observado varios ejemplares en los márgenes de las canalizaciones del Canal de Montijo, en Torremayor (Badajoz). Me han comentado, sin embargo, que esta especie también se ha naturalizado a lo largo del cauce del torrente de Sant Joan, en Vilanova i la Geltrú (Barcelona). De cara al futuro, y viendo cual es su actual distribución en Australia, parece más que evidente que esta especie podría verse favorecida por una subida de las temperaturas tal como la que se prevé de aquí a finales de siglo. Si a eso le unimos su gran resistencia a la sequía y al fuego, es de suponer que la expansión de esta especie en la Península Ibérica tan solo está en ciernes.





Su capacidad de dispersión, sin embargo, se ve limitada por ahora por la ausencia de especies autóctonas capaces de dispersar sus semillas. A no ser, claro está, que alguna especie acabe descubriendo que sus semillas son comestibles (también lo son, sea dicho de paso, para los humanos) y añada las semillas del braquiquito a su dieta. No parece pues que a corto o mediano plazo esta especie se convierta en una peligrosa especie invasora. Tal como lo hemos comentado anteriormente, esta especie podría incluso pasar a ser consumida por los herbívoros autóctonos, con lo que parece incluso que su presencia podría tener efectos positivos.


BrachychitonFamilia: MalvaceaeOrden: Malvales

Árboles con hojas enteras o palmatilobadas. Inflorescencia axilar o terminal, en racimo simple o en panícula. Flores actinomorfas, unisexuales o hermafroditas o de los dos tipos en el mismo pie. Cáliz 5-lobado, con lóbulos generalmente patentes. Pétalos ausentes. Estambres 10-15. Carpelos 5, soldados, libres en la madurez; ovario 5-locular; estigma peltado, radiado o lobado. Eterio de folículos pediculados, leñoso. Semillas numerosas, biseriadas, envueltas en un espeso endocarpo faveoloide.

Brachychiton populneus

Ár­bol pe­renni­fo­lio o se­mi­pe­renni­fo­lio, de 6-20 m de al­tu­ra. Ho­jas de co­lor ver­de brillan­te en el haz, más cla­ras y glau­cescen­tes en el envés, con un pecío­lo pulvi­ni­forme de 2-6 cm; lim­bo muy va­riable, de en­te­ro a 3-5 lo­ba­do, o­va­do a o­va­do-lan­ceo­la­do, elípti­co, 5-10 x 2-6 cm, cu­mi­na­do o cus­pi­da­do, glabro. Es­típu­las cae­di­zas, es­trecha­men­te triangu­la­res, a­cu­mi­na­das, 4-7 × 0,7-1,2 m­m. La inflo­rescen­cia, a­xi­lar, es u­na panícu­la pén­du­la compues­ta por 10-60 flo­res. Brác­teas cae­di­zas, o­va­do-lan­ceo­la­das, de 2-4 m­m de longi­tud. Flo­res u­ni­se­xua­les, vis­to­sas; pe­di­ce­lo 2-8 m­m, arti­cu­la­do. Cáliz campa­ni­forme, 1-2 cm, lo­ba­do has­ta la mi­tad, de co­lor cre­ma o ver­do­so en el ex­te­rior y teñi­do de ro­jo o púrpu­ra en el in­te­rior. Co­lumna es­ta­mi­nal ca. 5 m­m, di­la­ta­da en la ba­se, glabra. Ova­rio li­ge­ra­men­te to­men­to­so. Fru­to en folícu­lo, sobre un pedícu­lo de 2-3 cm, marrón, elípti­co, compri­mi­do la­te­ral­men­te, 4-6 x 1.5-2.5 cm, glabro, a­gu­do. Se­millas re­don­dea­das, 3-4 m­m de diámetro, de co­lor a­ma­rillo, re­cu­biertas por pe­los es­trella­dos largos y rígi­dos.

Descripción:  Flora of Pakistan




Para acabar esta entrada, tan solo quisiera señalar a las personas interesadas por su cultivo que su propagación por semilla es de lo más fácil y que se trata de un árbol muy fácil de cultivar y de transplantar. Para favorecer su crecimiento en sus primeros años, le he dado unos cuantos riegos de apoyo durante el verano pero me imagino que pronto será totalmente innecesario. No dudéis en compartir aquí vuestras experiencias con esta especie que me parece podría tener un gran futuro en nuestro país a poco que dejemos sus incipientes poblaciones asentarse definitivamente. Es esa, sin embargo, una decisión en la que entran en juego consideraciones éticas que yo resumiría en una pregunta muy sencilla: ¿ debemos aceptar que nuevas especies se instalen en nuestro territorio en respuesta al cambio climático ? Personalmente tengo claro que las especies actualmente presentes no podrán aguantar indefinidamente los cambios medio ambientales provocados por la subida constante de las temperaturas. Permitir que estas especies se asienten en nuestro territorio equivale un poco, creo yo, a guardar un as en la manga por lo que pueda ocurrir en el futuro. Un futuro del que pocos climatólogos dudan, sea dicho de paso...



(1) Vázquez Pardo F. M. et al. (2016) / Aportaciones a la Xenoflora de Extremadura / Folia Botanica Extremadurensis, Vol. 10, pp. 137-15



3 comentarios

  1. Olá, muito interessante como de costume. Posso adiantar que esta espécie se encontra naturalizada nalguns locais próximos de Lisboa: Parque de Monsanto em Lisboa, Estádio Nacional em Cruz Quebrada e no Montijo.

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  2. Lo he visto en mi ciudad, Barcelona, pero desconocía todas sus características y usos.
    Tengo un pequeño terreno donde voy creando un -Vergel.
    Estoy rodeada de campos de almendros y cereales.
    De momento, he plantado especie autóctonas: olivos, higuera, "marfull" , espantalobos junto a una encina y un almez silvestres.
    Creo que lo voy a incorporar porque me interesa que reparta el agua, que sea melifera y, si fuera necesario, comestible.
    Voy a coger semillas y plantarlas: a ver si tengo suerte!
    Gracias por compartir tus conocimientos.

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  3. Están en la calle de mi casa en Elche (Alicante). Crecen en pleno asfalto, y son preciosos

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