Paleoautóctonas (66): Larix

Larix Familia: Pinaceae Orden: Pinales

Árboles caducifolios, de ramificación irregularmente verticilada, extendida; ramillas fuertemente dimórficas: ramillas largas (macroblastos) con hojas presentes sólo el 1er año, las partes más viejas con hojas en densos fascículos en ramillas cortas laterales (braquiblstos) desarrolladas a partir de yemas axilares. Hojas dispuestas en espiral en las ramillas largas, en grupos densos de 15-50 o más en las ramillas cortas, sésiles, caducas, amarilleando y cayendo en otoño, linear-agudas, aplanadas, longitudinalmente aquilladas en el haz, a veces también ligeramente en el envés, ca. 1,8 mm de ancho, generalmente finas, flexibles, con líneas estomatales en el envés o en cada superficie, haz vascular 1, canales resiníferos 2, generalmente marginales. Los conos nacen en el ápice de las ramas cortas, solitarios. Polen no sacciforme, con una cresta ecuatorial estrecha. Conos femeninos brevemente pedunculadas, generalmente erectos, violáceos, rojizos o raramente verdes, que maduran en un solo año. Escamas seminíferas finas, ± coriáceas, que se abren para liberar las semillas, persistentes. Brácteas tectrices inclusas o exsertas, ovadas o lanceoladas, con nervio medio prominente en el haz, formando una cúspide apical. Semillas pequeñas; ala persistente, relativamente larga, membranosa. Cotiledones 6-8. Germinación epígea. 2n = 24*.

eFloras (2023). Published on the Internet http://www.efloras.org [accessed 21 Febryary 2023]. Missouri Botanical Garden, St. Louis, MO & Harvard University Herbaria, Cambridge, MA

Alguna vez probablemente os hayáis preguntado cual es el árbol más resistente al frío y no os sorprenderá demasiado saber que se trata de una especie perteneciente al género Larix, que presenta la extraordinaria característica en la familia de la Pináceas de perder sus hojas en invierno. Gracias a esta estrategia, una especie como L. laricina, originaria de Norteamérica, es capaz de aguantar temperaturas invernales de hasta -65ºC.




Cono del alerce japonés (L. kaempferi), Bergpark Wilhelmshöhe in Kassel, Hessen, Deutschland. / Fotografía: Baummapper / Licencia: CC BY-SA 3.0


Tal como muestra el mapa a continuación, parte de las especies de este género tienen una distribución boreal circumpolar, mientras que las demás sobreviven en distintas zonas montañosas del Hemisferio Norte en las que lograron permanecer tras la retirada de los glaciares en la última glaciación.



Área de distribución de las distintas especies del género Larix. Mamet S. D. et al. (2018).


Su presencia en buena parte de Europa en el Neógeno sugiere sin embargo que tal vez esta extraordinaria resistencia al frío sea una evolución relativamente reciente y que especies adaptadas a climas más templados hayan precedido a las actuales. La especie actual cuyas exigencias ecológicas más se asemejan al tipo de condiciones que pudo haber antes de las glaciaciones es sin lugar a dudas L. kaempferi, originaria de la parte central de la Isla de Honshu (Japón), donde crece en un rango altitudinal entre 600 y 2.500 m, requiriendo entre 1.000 y 2.000 mm de precipitaciones, bien repartidas todo el año. Las demás especies están adaptadas a climas mucho más continentales y extremos. El mapa a continuación muestra las zonas actualmente más favorables a esta especie en Europa.




Área de distribución potencial actual de L. kaempferi en Europa / Wu C, et al. (2020)


La historia evolutiva de este género no está del todo clara. Los fósiles más antiguos de este género corresponden a restos de madera excepcionalmente preservados del Eoceno Medio (Jagels et al., 2001). El género ha tenido durante todo el Paleógeno y Neógeno una distribución circumboreal. Los estudios filogenéticos más recientes datan ya de hace unos 20 años y han permitido por ahora reconocer tres clados correspondientes a áreas geográficas bien diferenciadas. Estos estudios, como a menudo ocurre, contradicen las clasificaciones establecidas en base a criterios morfológicos y habrá que esperar a que nuevos datos nos permitan tener una mejor comprensión de su evolución.

Lo único evidente es que las glaciaciones jugaron un papel determinante en la formación de prácticamente todas las especies actuales (Memet et al., 2019), algo que resulta evidente teniendo en cuenta el área de distribución de las distintas especies de este género.



Árbol filogenético del género Larix. Semerikov V. L. et al. (2003).


En Europa, se cultiva fundamentalmente L. kaempferi en el NW del continente, siendo bastante frecuente en Inglaterra en particular, donde se la puede considerar como plenamente naturalizada. La especie autóctona en Europa (L. decidua) vive en los altos macizos montañosos de Europa Central y, curiosamente, tal como ocurrió con otras especies (Pinus cembra), no logró aprovechar el deshielo para migrar hacia las regiones boreales del continente, tal como hicieron otras especies. Esto da realmente una idea de la velocidad a la que ocurrió el deshielo y la posterior subida de las temperaturas en Europa, que dejó a muchas especies sin tiempo para migrar (cosa que sí lograron las especies asiáticas, que cubren hoy una inmensa área de distribución).

El alerce común está adaptado a climas mucho más continentales y extremos que la especie japonesa, teniendo unas exigencias hídricas menores (600-1000 mm) que le permiten incluso crecer con éxito en muchas sierras del N y del centro de la Península Ibérica. También se ha testado en algunos lugares el híbrido entre estas dos especies, que tiene unas exigencias intermedias.



Alerces comunes (L. decidua) y pinos cembros (Pinus cebra) en el Val d’Anniviers, Valais, Suiza. / Fotografía: GabrielleMerk / Licencia: CC BY-SA 4.0


Proyectándonos hacia el futuro, parece que la especie japonesa no tendrá muchas dificultades en mantenerse en buena parte del área que ya ocupa en Europa. El alerce común, en cambio, debería ver su área reducirse considerablemente en las montañas en las que está presente naturalmente, aunque algunos autores le consideren como un buen sustituto y complemento a la pícea (Zeidler A. et al., 2022). Su porvenir a largo plazo pasaría más bien, creo yo, por permitir su instalación en las zonas boreales del continente.



Jagels R. et al. (2001) / Definitive identification of Larix (Pinaceae) wood based on anatomy from the Middle Eocene, Axel Heiberg Island, Canadian high arctic / IAWA Journal, Vol. 22 (1), pp. 73–83
Memet S.L. et al. (2019) / Shifting global Larix distributions: Northern expansion and southern retraction as species respond to changing climate / Journal of Biogeography. Vol. 46, pp.30–44.
Semerikov V.L. et al. (2003) / Conflicting phylogenies of Larix (Pinaceae) based on cytoplasmic and nuclear DNA / Molecular Phylogenetics and Evolution, Vol. 27, pp. 173–184
Wei X.-X. andWang X.-Q. (2004) / Recolonization and radiation in Larix (Pinaceae): evidence from nuclear ribosomal DNA paralogues / Molecular Ecology, Vol.13, pp. 3115–3123
Zeidler A. et al. (2022) / Is European larch (Larix decidua Mill.) a suitable substitute for Norway spruce (Picea abies (L.) Karst.) for agricultural land afforestation? / Forest Ecology and Management, Volume 517.

2 comentarios

  1. Muchas gracias por el blog, Adrián. Nunca sobra información fundada y bien expuesta sobre temas ambientales, máxime con la que (no) está cayendo! Te aporto una curiosidad sobre la distribución del alerce: aunque sea fruto de la inventiva de los técnicos forestales y pueda considerarse a beneficio de inventario, hay que consignar que en algunos valles del Marquesado (cara norte de Sierra Nevada), sobreviven en aparente buen estado unos cuantos ejemplares, alguno de buen porte. Arrebujados junto a los cauces, tiran de la humedad del suelo para compensar la que el cielo suele escatimarles, pero ahí están, como semáforos del otoño. Puedes verlo en https://wordpress.com/post/elcaminosigueysigue.wordpress.com/5597
    Gracias de nuevo y un saludo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muy interesante la presencia de estos alerces en un lugar tan inesperado. Es cierto que hubo mucha inventiva por parte de los ingenieros forestales en el pasado y francamente la echo de menos, porque con la que está cayendo, más que nunca necesitaríamos de tales experimentos para saber como se adaptan las distintas especies a condiciones tan cambiantes como las actuales.

      Eliminar