Paleoautóctonas (49): Abies

Abies Familia: Pinaceae Orden: Pinales

Árboles de hoja perenne, con ramas verticiladas regularmente, que forman copa cónica o piramidal. Ramillas redondeadas, sin surcos; cicatriz de las hojas circular. Hojas lineares, aplanadas o raramente subtetragonales, con 2 bandas estomáticas en la cara inferior; 2 canales resiníferos, marginales o centrales. Conos masculinos axilares y numerosos en la cara inferior de las ramas. Estróbilos erectos, de cilíndricos a ovoides, situados solo en la parte superior de la copa; escamas caducas, desarticulándose en el otoño del primer año del raquis leñoso, persistente. Semillas aladas.

do Amaral Franco J. / in: Castroviejo & al. (eds.), Flora iberica vol. 1 / http://www.floraiberica.org / Licencia: Creative Commons

Asociado a la Navidad desde el siglo VIII, según la tradición cristiana, el abeto se ha convertido en símbolo de las festividades de fin de año. Su utilización entronca en realidad con tradiciones mucho más antiguas, ligadas a la devoción que sentían los pueblos de la Antigüedad por árboles sagrados a los que atribuían poderes mágicos. El respeto por esos árboles eran tan profundo y esas creencias tan arraigadas, que cortar uno de ellos significaba automáticamente la muerte del culpable.




Conos femeninos de Abies pinsapo, Sierra de la Nieves, Málaga. / Fotografía: Adrián Rodríguez / Licencia: Dominio Público.


La veneración de esos pueblos antiguos por aquellos árboles sagrados era tal que el propio nombre de esos pueblos o de sus ciudades hacía a menudo referencia a su presencia en su territorio. Por poner un ejemplo bien conocido, varias ciudades célticas tuvieron como nombre Eburodunum, en el que la raíz “Eburo” hacía referencia a la presencia en aquél lugar de algún tejo sagrado. Está claro que con la aparición y difusión de las grandes religiones monoteístas hemos perdido por completo ese respeto que los hombres teníamos por los árboles y la naturaleza en general. Convirtieron al hombre en el dueño de la naturaleza, para mayor desgracia de este mundo, y empezamos entonces a explotarla sin ningún tipo de miramiento, considerándola como un simple recurso que pensábamos inagotable (Dios proveerá) y que hemos explotado sin pudor ni respeto hasta llevar a la extinción a muchas especies vegetales y animales.






Distribución del género Abies en Europa durante el Neógeno y el Cuaternario.


Una de las especies que casi llega a extinguirse a comienzos del siglo XX fue, precisamente, un abeto, refugiado en los Apeninos sículos y que se creía desaparecido en 1900: el abeto de los Nebrodi (Abies nebrodensis). Fue sin embargo redescubierto en 1957 en el Valle de la "Madonna degli Angeli" en la Madonia y se intenta desde entonces proteger y propagar por toda el área que probablemente ocupó en el Holoceno.




Pinsapo de la Escalareta, Málaga / Autor: Por los caminos de Málaga / Licencia: CC BY 2.0


La existencia de distintas especies de abetos más o menos emparentadas en la montañas del contorno mediterráneo fue probablemente uno de los hechos que llevaron algunos naturalistas a postular la existencia durante las glaciaciones de refugios en los que algunas especies de árboles lograron sobrevivir durante esos periodos de frío intenso y en los que se diferenciaron distintas especies a partir de un antecesor común, presente en buena parte de Europa antes de las glaciaciones.




Abundante regeneración natural en el “pinsapar” de Orcajo (Zaragoza) / Fotografía: Comuneros Calatayud / Licencia: uso autorizado por los autores


La andadura de este género en el continente europeo es en realidad muy antigua. Las primeras huellas claramente identificables de este género datan del Cretácico (Norteamérica) y llega al continente europeo entre el Paleoceno y el Eoceno. Como otros muchos géneros de Gimnospermas, parece originarse en las altas latitudes del Hemisferio Norte y migra progresivamente hacia el sur según va enfriándose el clima. Las glaciaciones finalmente acabaron de configurar la situación actual.

Los estudios pallinológicos sugieren que el género Abies estuvo, durante el Terciario, muy ligado a las zonas montañosas, donde ocuparía el piso de vegetación más elevado, asociado a otros géneros como Picea y Cathaya. Un símil actual en regiones de clima subtropical lo tenemos en America central, donde una especie como Abies guatemalensis crece entre los 2400 y 3500 m en bosques montanos subtropicales muy húmedos, donde las temperaturas oscilan entre los 3 y 10 °C.




Árbol filogenético del género Abies en el que se puede ver que todas las especies europeas pertenecen a un único y mismo clado / Xiang Q.P. et al (2018)


Las glaciaciones y los relieves existentes contribuyeron a aislar a muchas poblaciones de Abies tanto en el S de Europa como en Asia, y son hoy en día las regiones con el mayor número de endemismos pertenecientes a este género. Se da pues la coexistencia en el mismo género de endemismos muy localizados y de especies con un área de distribución mucho más extensa que pudieron aprovecharse de la mejora del clima tras acabarse el último episodio glaciar (caso de Abies alba). Estas especies en realidad tuvieron más suerte. La restringida área de distribución del pinsapo es sobre todo un problema de ausencia de rutas de dispersión. Porque en cuanto se le planta en otras zonas del área mediterránea (s.l.), sorprende entonces la abundancia de su regeneración natural, tal como ocurre por ejemplo en la Sierra de Orcajo (Zaragoza), donde se plantó a mediados del siglo XX. Es curioso, sea dicho de paso, que nadie haya insistido en ello antes y promovido con más ahínco su utilización en otras regiones. Hemos estado obcecados en mantener al pinsapo en las sierras andaluzas de las que es originario y nos hemos olvidado por completo de los peligros que acechan esta especie en ese lugar. La realidad del cambio climático, sin embargo, se está haciendo cada día más evidente y una serie de megaincendios en zonas muy próximas a los núcleos existentes nos deberían haber puesto sobre aviso. Esta joya botánica podría desaparecer por completo si una serie de años malos de repente se encadenaran, cosa que visto lo que ha ocurrido estos últimos años, ha dejado de ser un escenario tan improbable como parecía.




Pinsapos en el quejigar de Zalduondo (Álava) / Autor: Kukuma Etxea


¿Tenemos un plan b para el pinsapo? Que yo sepa, no hay nada previsto para salvarle y solo la suerte de que a algunos ingenieros forestales muy adelantados sobre su tiempo se les haya ocurrido plantar pinsapos en otras regiones mucho más al norte deberemos tal vez la suerte de que esta especie no se extinga…


Xiang Q. P. et al (2018) / New infrageneric classification of Abies in light of molecular phylogeny and high diversity in western North AmericaJournal of Systematics and Evolution, Vol. 56(5), pp.562–572
Xiang Xi., Cao M. & Zhou Z. (207) / Fossil history and modern distribution of the genus Abies (Pinaceae) / Front. For. China 2007, 2(4): 355–365

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