¿Vale la pena tanto esfuerzo?

Tras casi dos semanas trabajando intensamente en la redacción de la nueva serie de artículos dedicada a las consecuencias del cambio climático en las distintas regiones de la Península Ibérica, necesitaba yo tomar un tiempo para reflexionar un poco sobre la utilidad de dedicar mi tiempo libre a esto. Me da la sensación desde hace muchos meses que ya no hay audiencia en este tipo de medios. Tanto en Facebook, donde anuncio la publicación de mis artículos, como en el propio blog, prácticamente no hay retorno. Ningún comentario de ningún tipo, ninguna interacción que me haga pensar que alguien realmente se lea lo que escribo. Echo de menos hasta los inaguantables haters, que ya ni tan siquiera pierden el tiempo leyendo mis artículos. Mi sensación, actualmente, es de estar perdiendo el tiempo. Si no fuese porque las estadísticas de mi blog indican un crecimiento regular del número de accesos al blog, llegaría yo a creer que el esfuerzo es vano e inútil...



Esta sensación, creo yo, se ve amplificada por la constatación de que cada vez más personas están pasando olímpicamente del tema y no quieren escuchar las voces que les advierten de que se acerca un problema realmente grave. Un poco como aquellas personas con mucho sobrepeso que deciden saltarse las recomendaciones de los médicos, sin pensar en las consecuncias que eso podría tener a más largo plazo. Me preocupa que el 1% de la población mundial acapare el 50% de la riqueza mundial y que el 50% de la población mundial tan solo disponga del 1% de la riqueza total para sobrevivir. Son cifras demoledoras se miren como se miren pero lo más aterrador a mis ojos es que una mayoría de personas sueña con hacer parte de ese 1% y no de repartir mejor ese 50% de la riqueza total. Ese 1% de la población es el que impone a todos los demás su ideologia y su manera de entender la vida al poseer los grandes grupos de comunicación e influir decisivamente sobre sus contenidos, ya sea directamente o vehiculando esa idea de que con mucho esfuerzo, cualquier persona puede llegar a donde ellos llegaron. No hay peor esclavo que el que no sabe que lo es, creo yo.



Los gobiernos dicen estar muy procupados por las consecuencias del cambio climático pero a la hora de la verdad, siguen subvencionando muy generosamente las energías fósiles, que de todos modos tienen a esos gobiernos atados y bien atados gracias a las estratosféricas indemnizaciones que tuviesen que pagar si denunciaran los contratos con esas megaempresas. Lo mismo cabe decir de los bancos, que son desde el fin de la Edad Media el pilar fundamental del sistema económico actual al haber financiado el expolio de una Naturaleza que ahora dice basta. ¿Se preocupa de estos temas el común de los mortales? Qué va, el común de los mortales sueña con comprarse el último SUV que ha visto en la tele y de ganar cuanto antes un máximo de dinero para poderse comprar una mansión con piscina y jardín en algún lugar privilegiado lejos de los que a partir de ese momento consideran como simples envidiosos, olvidándose que toda su vida se sustentó en esa misma envidia de llegar lo más alto posible. Consecuencia de todo esto, la cantidad de CO2 emitida en la atmósfera no ha parado de crecer, contradiciendo por completo los mensajes optimistas de casi todos los gobiernos.


El mensaje que transmite un blog como el mío o los muchos existentes sobre este tema del cambio climático es incómodo y lo es no solamente para el común de los mortales, que ve sus sueños y decisiones cuestionados, sino también para muchos científicos que han dedicado toda su vida y esfuerzo en alimentar esa ilusión de que estaban construyendo un mundo mejor. Hace poco vi la película sobre Oppenheimer y el desarrollo de la bomba atómica y el mismo tipo de cuestiones morales deben aquejar hoy aquellos científicos que desarrollaron los pesticidas que están convirtiendo amplias zonas de este mundo en un auténtico desierto biológico. Incluso muchos biólogos que se veían a ellos mismos como conservacionistas se estarán seguramente preguntando qué carajo llevan toda la vida intentando conservar viendo como muchos ecosistemas se están viniendo abajo a consecuencia de un cambio climático ante el que nadie sabe muy bien como reaccionar. Ante el peligro, mucha gente insiste en que debemos parar el cambio climático. Siguen en la prevención cuando en realidad ya estamos con el enfermo en el quirófano necesitando un trasplante urgente de corazón...



Lamentablemente, nuestra sociedad aún no ha asimilado el mensaje de los climatólogos. Se necesita un gran esfuerzo de divulgación para que las personas y las instituciones tomen consciencia de que ya ha llegado el tiempo de adaptarse a esos cambios y que cuanto más tardemos en hacerlo, más graves serán las consecuencias para nuestra sociedad. La naturaleza también se verá impactada por estos cambios, pero no me cabe la menor duda de que se adaptará, aunque eso le cueste milenios. Un tiempo que el Hombre podría acortar considerablemente si aceptamos de una vez por todas que nuestros ecosistemas van a sufrir cambios importantes y que todo lo que conocimos está a punto de convertirse en algo diferente. La protección de la naturaleza no pasa hoy por intentar conservar a toda costa ecosistemas que existieron en un pasado más o menos reciente, sino en acompañar esos cambios para permitir que nuestros ecosistemas evolucionen. Una evolución en la que tenemos que aceptar la participación de muchas especies que hoy en día no están presentes de forma natural en nuestra geografía pero que necesitamos ante la ausencia de cualquier alternativa "autóctona".



Pues nada, a ver si tras este pequeño y ridículo estallido de frustración, yo sigo con lo mío, que no es otra cosa que ser la piedrecita en el camino que dificulte que sigan acelerando los que ruedan en Ferrari. Pero quien sabe, si a esta piedrecita se unen otras muchas, igual logremos impedir que el Ferrari acabe estampándose contra algún paredón. Cosa que, de todos modos, tampoco nos agradecerán llegado el caso...

5 comentarios

  1. Lo que estás haciendo es importante: ha cambiado mi perspectiva sobre el ailanto, por ejemplo, y yo he logrado influir a mi vez en las estrategias del ayuntamiento de mi pueblo, donde hasta hace seis meses se pretendía erradicarlo. Ahora, la idea es dejarlo en paz y concentrar energías en forestar espacios baldíos. No sabemos en realidad las consecuencias de nuestras acciones, así que tenemos que contentarnos con hacer lo que consideremos correcto. ¡Sigue, Adrián!

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    1. ¡Muchisimas gracias por el comentario! Me alegra saber que en alguna parte alguien lee lo que publico. Me alegra sobre todo saber que hay ayuntamientos con bonitos proyectos y decididos a no tirar el dinero por la ventana luchando contra molinos. Hay que centrarse en lo que es urgente y es posible hacer con relativamente poco esfuerzo mientras sea posible. Este artículo ha sido un simple grito de frustración viendo como parece que está todo muy parado (y esto es mucho más grave que el éxito que tenga o no un simple blog como el mío, que no pienso yo cerrar nunca).

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  2. Hola Adrián, aunque en ocasiones no estoy muy de acuerdo contigo, sigo desde hace muchos años tu blog. Hay cosas muy interesantes en tu punto de vista. Tengo la tremenda suerte de poder gestionar tierras a las que he dado la oportunidad de que puedan recuperar su estado natural y confieso que has puesto tu granito de arena en todo eso. Pero también tengo que decirte que he tenido que pelear duro para expulsar a invasoras como los eucaliptos y las mimosas. No son tan inocuos como piensas. Una cosa es traer al norte de España especies como el Quercus canariensis y otra muy distinta hacerlo con especies australianas. Los resultados de mi esfuerzo después de décadas de trabajo empiezan a ser muy sorprendentes y la clave está en observar y dejar a la naturaleza hacer. Hay que darle la oportunidad a nuestra biodiversidad, no es tan pobre y poco adaptable como la pintas. De todas formas si apruebo parte de tus argumentos, pero con matices. Valoro tus trabajos y me gustaría seguir leyendo esas laboriosas recopilaciones de especies que una vez estuvieron con nosotros. He aprendido mucho de todo ello. Gracias

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    1. Muchas gracias por seguir el blog a pesar de no coincidir con todos mis planteamentos. No pretendo ni mucho menos ser yo el detentor de ninguna verdad y como tú, intento basar mis reflexiones sobre lo que veo a mi alrededor y lo muy poco que puedo experimentar. Sobre el tema de los eucaliptos y de las mimosas, no soy yo partidario de introducirlos en ningún sitio pero bien es cierto que en muchos lugares forman ya parte del paisaje y no veo yo my bien qué ganamos en erradicarlos completamente. Me parece una pérdida de tiempo. Más vale centrar, creo yo, el esfuerzo en las especies que queremos ver prosperar, que no necesariamente son incompatiles con las presencia de algunas mimosas y eucaliptos. Siempre me remito al ejemplo de Chavín, donde los eucaliptos no se plantaron para ser explotados (o sea, en densidades absurdas) y el resultado es que en esa plantación los eucaliptos conviven perfectamente bien con las especies autóctonas. Si algún día decidiésemos sustituir algunas plantaciones de eucaliptos por árboles autóctonos, yo estoy convencido que habría que dejar parte de los eucaliptos para "proteger" los pequeños robles y favorecer su desarrollo. En Chavín queda muy claro que son capaces de crecer entre los eucaliptos. Se podría de esa manera ganar décadas y prolongar la supervivencia de los robles en muchos lugares. Valdría la pena hacer un test comparativo en algún lugar, si es que ya no existen bosques mixtos con muchos años de historia como el de Chavín que demuestren que sea posible. Algún día tendré que retomar este asunto e investigarlo más a fondo aprovechando algún viaje. Lo que quiero evitar a toda costa en este blog es caer en la trampa de creerse las cosas a pies juntillas sin demostrarlas. Lo que me lleva por lo general a meterme en buenos berenjenales como habrás podido ver...

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  3. Buenas, Adrián:
    Te escribí en el post de Sistema Central pero no lo debiste leer.
    Lo primero de todo muchas gracias por tu trabajo, tiempo y esfuerzo.
    Me gustaría comentarte una propuesta respecto a la creación de arboretos que mencionas en otras entradas pero no localizo una dirección de correo a la que contactarte, ni en tus libros, ni en el propio blog.
    Gracias de nuevo.
    Un saludo.

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