Originaria, al igual que el eucalipto (Eucalyptus globulus), del SE de Australia, la mimosa (Acacia dealbata) ha encontrado en la fachada atlántica de la Península Ibérica las condiciones ideales para su desarrollo. Contrariamente al eucalipto, cuya difusión se debe al extenso cultivo de esta especie por toda esta zona, la mimosa en cambio se ha expandido por sus propios medios a partir de los muchos ejemplares cultivados. La mimosa es, en efecto, una de las plantas ornamentales con más arraigo en nuestro continente, siendo auténticamente venerada en muchos países, donde se ha convertido en una auténtica tradición ofrecer un ramito de mimosa. En Italia, por ejemplo, se suele ofrecer un ramo de mimosa el día de la mujer. En Suiza y en Francia, la Cruz Roja y muchas ONG lo venden cada año para recaudar fondos para financiar sus causas.
El salto de la mimosa al medio natural se ha visto favorecido por toda una serie de factores que han actuado probablemente de forma conjunta. En su región de origen, la mimosa es una especie pionera que se regenera principalmente tras los incendios. En esas regiones, sin embargo, los eucaliptos a los pocos años sobrepasan las mimosas y la densificación del eucaliptal finalmente conduce a la regresión y progresiva desaparición de las mimosas (1). En una tierra asolada por los incendios y con un clima muy similar al de la región de la que proviene, la mimosa tenía pues todas las papeletas para convertirse en una especie ganadora. Probablemente el cambio climático haya acentuado aún más esa tendencia, al favorecer la frecuencia de los incendios y al ponerle las cosas mucho más difíciles a la vegetación autóctona, sometida a un creciente estrés hídrico que la mimosa aguanta bastante mejor.
Zonas verdes invadidas por arbustos de plantas mimosas en el término municipal de Pereiro de Aguiar / Fotografía: JOSÉ PAZ / La Región
De todas las especies del género Acacia presentes en la Península Ibérica, la mimosa es la que mejor adaptada está a cierta continentalidad, tal como muestra el mapa de distribución de las distintas especies de Acacia en Galicia que reproducimos a continuación (2).
Que la mimosa es una especie en plena expansión salta a la vista viendo el éxito de esta especie en muchas partes de Galicia y de la fachada atlántica de la Península en general. Por ello, tanto esta especie como las demás especies del género Acacia han sido lógicamente declaradas como invasoras. Cabe sin embargo no olvidarnos que se trata de una especie pionera que se está beneficiando ante todo de las circunstancias. Su éxito es ante todo el reflejo de la mala situación de nuestros montes. Tal como ocurre con otros muchos árboles pioneros que han sido catalogados como invasores (Robinia pseudoacacia, Ailanthus altissima), desconocemos por completo cual será la evolución futuro de estas poblaciones que, por lógica y teniendo en cuenta su condición de especies pioneras, deberían tarde o temprano ceder el sitio a especies mucho más exigentes. Vivimos lamentablemente en la inmediatez y somos incapaces de entender que los ritmos de la naturaleza son diferentes de los nuestros. La impaciencia nos conduce a querer saltar etapas y en querer recuperar de inmediato especies que no tienen cabida en estadios de desarrollo tan tempranos del ecosistema. No me extrañaría nada que me dijeran mañana que en algún lugar el bosque autóctono ya se está imponiendo de nuevo a las acacias, porque es lo que razonablemente cabe esperar que ocurra.
¿ Es pues la mimosa ese especie de monstruo que denuncian los ecologistas ? El tiempo dirá. Lo que sí tengo claro personalmente es que mientras se den las condiciones que favorecen la expansión y desarrollo de esta especie (en particular el uso del fuego como forma de manejo), difícilmente se logrará frenar la expansión de esta especie, cuyo peor enemigo es... ¡ la ausencia de perturbaciones ! No será excepcional, pues, en un futuro más o menos lejano, encontrarse con alguna venerable mimosa en nuestros montes, conviviendo con un (eso esperamos todos) recuperado bosque autóctono. Llegada esa situación, la mimosa tan solo será un elemento más de nuestra flora que habremos dejado de considerar como un monstruo.
El salto de la mimosa al medio natural se ha visto favorecido por toda una serie de factores que han actuado probablemente de forma conjunta. En su región de origen, la mimosa es una especie pionera que se regenera principalmente tras los incendios. En esas regiones, sin embargo, los eucaliptos a los pocos años sobrepasan las mimosas y la densificación del eucaliptal finalmente conduce a la regresión y progresiva desaparición de las mimosas (1). En una tierra asolada por los incendios y con un clima muy similar al de la región de la que proviene, la mimosa tenía pues todas las papeletas para convertirse en una especie ganadora. Probablemente el cambio climático haya acentuado aún más esa tendencia, al favorecer la frecuencia de los incendios y al ponerle las cosas mucho más difíciles a la vegetación autóctona, sometida a un creciente estrés hídrico que la mimosa aguanta bastante mejor.
Zonas verdes invadidas por arbustos de plantas mimosas en el término municipal de Pereiro de Aguiar / Fotografía: JOSÉ PAZ / La Región
De todas las especies del género Acacia presentes en la Península Ibérica, la mimosa es la que mejor adaptada está a cierta continentalidad, tal como muestra el mapa de distribución de las distintas especies de Acacia en Galicia que reproducimos a continuación (2).
Que la mimosa es una especie en plena expansión salta a la vista viendo el éxito de esta especie en muchas partes de Galicia y de la fachada atlántica de la Península en general. Por ello, tanto esta especie como las demás especies del género Acacia han sido lógicamente declaradas como invasoras. Cabe sin embargo no olvidarnos que se trata de una especie pionera que se está beneficiando ante todo de las circunstancias. Su éxito es ante todo el reflejo de la mala situación de nuestros montes. Tal como ocurre con otros muchos árboles pioneros que han sido catalogados como invasores (Robinia pseudoacacia, Ailanthus altissima), desconocemos por completo cual será la evolución futuro de estas poblaciones que, por lógica y teniendo en cuenta su condición de especies pioneras, deberían tarde o temprano ceder el sitio a especies mucho más exigentes. Vivimos lamentablemente en la inmediatez y somos incapaces de entender que los ritmos de la naturaleza son diferentes de los nuestros. La impaciencia nos conduce a querer saltar etapas y en querer recuperar de inmediato especies que no tienen cabida en estadios de desarrollo tan tempranos del ecosistema. No me extrañaría nada que me dijeran mañana que en algún lugar el bosque autóctono ya se está imponiendo de nuevo a las acacias, porque es lo que razonablemente cabe esperar que ocurra.
¿ Es pues la mimosa ese especie de monstruo que denuncian los ecologistas ? El tiempo dirá. Lo que sí tengo claro personalmente es que mientras se den las condiciones que favorecen la expansión y desarrollo de esta especie (en particular el uso del fuego como forma de manejo), difícilmente se logrará frenar la expansión de esta especie, cuyo peor enemigo es... ¡ la ausencia de perturbaciones ! No será excepcional, pues, en un futuro más o menos lejano, encontrarse con alguna venerable mimosa en nuestros montes, conviviendo con un (eso esperamos todos) recuperado bosque autóctono. Llegada esa situación, la mimosa tan solo será un elemento más de nuestra flora que habremos dejado de considerar como un monstruo.
(1) Trouvé R. et al. (2019) / Competition drives the decline of a dominant midstorey tree species. Habitat implications for an endangered marsupial / Forest Ecology and Management Volume 447, 1 September 2019, Pages 26-34 | ||
(2) Martínez Fernández J. et al. (2012) / Distribución y dinámica del género Acacia en Galicia: un análisis a partir del Tercer y Cuarto Inventario Forestal Nacional / In book: EEI 2012 Notas Científicas 4º Congreso Nacional sobre Especies Exóticas Invasoras, Edition: Serie Técnica Nº 5. León, Chapter: Distribución y dinámica del género Acacia en Galicia: un análisis a partir del Tercer y Cuarto Inventario Forestal Nacional, Publisher: GEIB, Editors: GEIB Grupo Especialista en Invasiones Biológicas, pp.128-132 | ||
0 comentarios