Una mentira mil veces repetida...

Una mentira mil veces repetida... ¿se convierte finalmente en una verdad, Herr Göbbels? Cada vez que leo algún artículo en un periódico o revista alertando del peligro de las especies invasoras, me encuentro sistemáticamente con esta afirmación, que todo el mundo repite como un mantra y asume como una verdad inquebrantable:

Según la ONU, las especies invasoras son la segunda causa de pérdida de biodiversidad en el mundo y, en Europa, una de cada tres especies está en peligro crítico de extinción por esta creciente amenaza.

Nos tienen realmente comido el coco con esa mentira los abanderados de la biología de las invasiones. ¿Realmente son las especies invasoras la segunda causa de extinción de especies sobre la tierra? Cuesta pensar que eso sea verdad cuando pensamos en el impacto que han tenido nuestras actividades sobre la tierra: el 75% de las tierras emergidas han sido alteradas por el hombre, el hombre y su ganado representan hoy el 96% de la biomasa total de los mamíferos existentes, el número de insectos en las reservas naturales de Alemania occidental disminuyó más de 76% entre 1973 y 2000, debido al uso masivo de insecticidas y de plaguicidas. Son cifras apabullantes y todas ellas tienen causas bien conocidas. Podríamos seguir hablando de la cantidad de contaminantes que se vierten cada año en la naturaleza, del terrible impacto de las grandes explotaciones mineras, etc... ¿Alguien realmente se cree, tras evocar todo esto, que las especies invasoras son la segunda causa de extinción en el mundo?

Que la prensa popular y sensacionalista se agarre a tales ideas no sorprenderá a nadie pero lo grave del asunto es que he copiado esta afirmación en una página del CSIC:

https://www.ucm.es/otri/la-polilla-del-boj-especie-invasora-aterriza-por-primera-vez-en-madrid

Una página supuestamente seria (es de la Universidad Complutense) escrita por personas que deberían ser capaces de reconocer las noticias falsas y de no difundirlas...


No hubiese costado mucho a los autores de ese texto leerse el último informe de la "Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas" (IPBES), que se dedica a luchar a nivel internacional contra la pérdida de la biodiversidad. Un equivalente del IPCC para temas de biodiversidad. No se podrá acusar al IPBES de no saber de qué habla. Pues bien, según este organismo, las principales causas de pérdida de biodiversidad son las siguientes (por orden de importancia):

1) el cambio de uso de la tierra y el mar

Cuando se tala un bosque para cultivar esa tierra o crear pastos para el ganado, es evidente el impacto directo que tendrá esa tala: desaparecen todas las especies que poblaban anteriormente el bosque. Por su acción directa (tala), el hombre es aquí el responsable directo de la pérdida de biodiversidad asociada.




Imagen aérea de una zona deforestada en la región de Sinop, en Mato Grosso, en agosto pasado. Fotografía: Florian Plaucheur (AFP).


2) la explotación de especies

Si alguna especie es cazada o explotada hasta su extinción, ocurre lo mismo: la acción directa del hombre (recolección o caza) lleva a una pérdida de biodiversidad. No solamente desaparece la especie que ha sido directamente explotada, sino que desaparecen todas las interacciones que esa especie mantenía con otras, pudiendo eventualmente llevar a una cascada de extinciones.




El uro fue cazado por el hombre hasta su definitiva extinción en 1627, cuando fue abatido el último individuo vivo en Polonia.


3) el cambio climático

Aunque se ha dudado mucho de la responsabilidad del hombre en el cambio climático, los estudios de las últimas décadas han establecido sin lugar a dudas que la quema de hidrocarburos y el aumento de gases de efecto invernadero es la única causa del cambio climático. La escala del cambio climático es tal que podría llevar a la extinción a miles y miles de especies incapaces de adaptarse a ese cambio y/o de migrar. Solo aparece en tercera posición por ahora pero de seguir las cosas tal como están yendo, pronto será la causa principal y con mucha diferencia.




Verano 2020, monocultivo de píceas muertos en Argonne, región natural entre los departamentos de Marne, Ardennes y Meuse / Fotografía: Sylvain Gaudin, CC BY-NC-ND


4) la contaminación

Creo que todos guardamos en mente las imagenes de algunos vertidos que han dejado prácticamente sin vida algunos ríos. Imágenes terribles de peces flotando tripa arriba en la superficie de algún río o de algún lago. Una vez más, la relación de causa a efecto es directa y se pueden señalar los culpables con nombres y apellidos. Tales episodios, sin embargo, por muy espectaculares que sean, son episódico. Mucho más peligrosa es la contaminación que se va soltando más progresivamente y que no se ve. Eso va desde los gases de efecto invernadero, que evocábamos en el punto anterior, a sustancias mucho más perniciosas capaces de afectar la salud nerviosa y reproductora de especies a miles de kilómetros...




Peces muertos en el Mar Menor el 12 de octubre de 2019. / Fotografía: Marcial Guillén, EFE / La Verdad


5) las especies exóticas invasoras

Si podemos considerar los 4 primeros puntos como causas directas de pérdida de biodiversidad, la aparición de especies invasoras es una causa mucho más difícil de evidenciar. ¿Desaparece una especie y es sustituída por especies exóticas por la competencia directa que ejercen esas especies o porque las condiciones favorecen estas últimas? Muchos libros sobre invasiones biológicas insisten machaconadamente sobre las presuntas ventajas competitivas que tienen las especies invasoras y se olvidan por completo de hablar de las causas que favorecen el éxito de estas especies. Una especie como el ailanto, por poner un ejemplo cercano, coloniza fundamentalmente terrenos alterados por el hombre. ¿Se la puede acusar de ser una especie invasora cuando en realidad no hace más que aprovechar la situación creada por el hombre? Muchas especies de nuestra flora y de nuestra fauna son en realidad especies exóticas que llegaron a nuestra tierra aprovechándose del desarrollo de la agricultura. De haberse manejado tales conceptos en aquellos tiempos, con toda seguridad hubiésemos considerado al gorrión una temible especie invasora...




Gorrión en el Parque del Retiro, Madrid. Originario de Asia Central y del Medio Oriente, el gorrión ha conquistado todo el planeta siguiendo al Hombre. Se le consiera hoy en día plenamente asimilado pero fue en algún momento una especie invasora de libro.


Este último ejemplo ilustra perfectamente uno de los peores defectos de la biología de las invasiones: es inmediatista y no tiene en cuenta el factor tiempo. Muchas especies que ayer fueron invasoras hoy han sido "asimiladas" por nuestros ecosistemas y no hay nada que nos pueda hacer pensar que ocurrirá algo diferente en el futuro. Las leyes de la biología son las mismas para todas las especies. Por poner un ejemplo mucho más reciente, ¿alguien se acuerda qué especie se ponía como ejemplo de especie invasora hace 40-50 años? Los que llevan interesándose por estos temas desde hace tiempo recordarán que en aquél entonces un alga originaria del Pacífico prioliferó en el Mediterráneo: Caulerpa taxofolia. El impacto fue brutal en elgunos ecosistemas y los especialistas vaticinaban la desaparición de las praderas de posidonias por culpa de aquella invasora de libro. Pues bien, ¿alguien tiene noticias recientes de la caulerpa? Muy pocas, porque ocurrió luego algo que era de esperar en realidad: la caulerpa desapareció de gran parte de los lugares que había colonizado y hoy en día es una especie que se ve ocasionalmente y dispersa en esos mismos ecosistemas que supuestamente iba a hacer desaparecer. La visión catastrofista que nos "vende" la biología de las invasiones no es realista y no tiene en cuenta el factor tiempo, que acaba siempre jugando en contra de las invasoras cuando las condicines que favorecieron su proliferación desaparecen.




Izquierda: Las distintas fases de una invasión, tal como las describen los biólogos que estudian los procesos de invasión. Derecha: evolución más realista de la población de una especie neófita.


¿De dónde viene pues esa afirmación de que las especies invasoras son la segunda causa de pérdida de biodiversidad en el mundo? Tiene por origen, en realidad, un artículo de Wilcove et al. (1998) en el que sus autores intentaron cuantificar la importancia de los distintos tipos de amenazas que ponen en peligro la biodiversidad en los Estados Unidos. Ese estudio, sin embargo, sufre de un grave defecto conceptual al mezclar datos y observaciones realizadas en la parte continental de EE.UU. con otras realizadas en Hawai, en un territorio infinitamente menor y con unas circunstancias propias muy particulares. La combinación de esos resultados llevó los autores a sobreestimar el papel de las especies invasoras en la pérdida de biodiversidad de aquél país.

Unos cuantos años más tarde, un estudio similar llevado a cabo por investigadores canadienses (Venter et al., 2006) puso en entredicho las conclusiones del estudio americano, al mostrar que en Canadá, país vecino de EE.UU, las especies invasoras tan solo aparecían como la sexta causa de pérdida de biodiversidad. La importancia de la amenaza que representan las especies invasoras se ha magnificado, conscientemente o inconscientemente, y las conclusiones de ese estudio se han generalizado al resto del mundo de forma abusiva sin que nadie tuviese nunca la honestidad de desmentir esa afirmación. Un método de actuar (soltar mentiras al aire para que se dispersen libremente y sin filtro) que lamentablemente se ha hecho muy común en todos los ámbitos desde hace algunos años... Fake news diría leyendo este artículo uno de los que más ha abusado de ello...



Wilcove D.S. et al. (1998) / Quantifying threats to imperiled species in the United States / BioScience, Vol. 48, pp. 607–615
Venter , O. , Brodeur , N.N. , Nemiroff , L. , Belland , B. , Dolinsek , I.J. & Grant , J.W.A. ( 2006 ) Threats to endangered species in Canada . Bioscience , Vol. 56 , pp. 903-910

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